- Chapter 63 -

By Unknown - 19:26




Cuando nos paramos frente a la entrada de Morgan Hall, la misma tristeza que sentí la noche que me fui de la casa me consumía. Sabía que era ridículo ser tan emocional, pero cada vez que hacía algo para alejarlo, estaba aterrorizada de que funcionara. Me acompañó hasta la puerta y saqué las llaves, evitando sus ojos. Cuando ya tenía el metal en la mano, su mano de repente fue a mi mentón, el pulgar tocando suavemente mis labios.
— ¿Él te beso? —Preguntó. Me alejé, sorprendida de que sus dedos causaran una sensación de ardor que quemaba todos los nervios desde mi boca a mis pies. —Tú sí que sabes cómo arruinar una noche perfecta, ¿no?
— Pensaste que fue perfecto, ¿eh? ¿Significa eso que lo pasaste bien?
— Siempre lo hago cuando estoy contigo.
Miró al suelo, juntando las cejas. — ¿Te besó?
— Sí. —suspiré irritada.
Entrecerró los ojos. — ¿Eso es todo?
— ¡Eso no es asunto tuyo! —dije, tirando la puerta.
Justin la empujó cerrándola y se puso en mi camino, con una expresión de disculpa. — Necesito saber.
— No, ¡no lo necesitas! ¡Muévete, Justin!
— Pigeon...
— ¿Crees que porque ya no soy virgen voy a lanzarme a cualquier otro? ¡Gracias! —dije, empujándolo.
— Yo no he dicho eso, ¡Maldita sea! ¿Es mucho pedir por un poco de paz mental?
— ¿Por qué te daría tranquilidad saber si estoy durmiendo con Drake?
— ¿Cómo no lo sabes? ¡Es obvio para todos los demás, menos para ti! —dijo, exasperado.
— Supongo que soy una idiota, entonces. Estás brillante esta noche, Justin—dije, alcanzando la manilla de la puerta. Agarró mis hombros. — La forma en que me siento por ti... es una locura.
— Acertaste en la parte de la locura —espeté, alejándome de él.
— Practiqué en mi cabeza todo el tiempo que estuvimos en la moto, así que escúchame —dijo.
— Justin…
— Sé que estamos jodidos, ¿De acuerdo? Soy impulsivo y tengo mal genio, y te metiste bajo mi piel como nadie más. Actúas como si me odiaras un minuto, y luego como si me necesitaras al siguiente. Nunca acierto en nada, y no te merezco... pero estoy malditamente enamorado de ti, ____. Te amo más de lo que he querido a nadie ni nada, nunca. Cuando estás cerca, no necesito alcohol, ni dinero, ni lucha, o algo de una sola noche... todo lo que necesito es a ti. Tú eres en todo lo que pienso. Eres todo lo que soñé. Eres todo lo que quiero. 
Mi plan para fingir ignorancia fue un fracaso épico. No podía pretender ser impermeable cuando él había puesto todas sus cartas sobre la mesa. Cuando nos conocimos, algo dentro de los dos había cambiado, y era que nos necesitábamos el uno al otro. Por razones desconocidas para mí, yo era su excepción, y por mucho que habían tratado de luchar contra mis sentimientos, él era la mía. Él negó con la cabeza, acunó mi rostro con sus manos, y me miró a los ojos. — ¿Te has acostado con él?
Ardientes lágrimas llenaron mis ojos cuando negué con la cabeza. Estampó su boca contra la mía y su lengua entró sin dudarlo. Incapaz de controlarme a mí misma, agarré su camisa con los puños, y tiré de él hacia mí. Gimió con su increíble voz profunda, y se apoderó de mí con tanta fuerza que era difícil respirar.

Se retiró, sin aliento. — Llama a Drake. Dile que no quieres verlo nunca más. Dile que estás conmigo.
Cerré los ojos. — No puedo estar contigo, Justin.
— ¿Por qué diablos no? —dijo, soltándome.
Negué con la cabeza, temiendo de su reacción a la verdad. Él se rió una vez. — Increíble. La única chica que yo quiero, y ella no me quiere. —Tragué saliva, sabiendo que tendría que acercarme más a la verdad que tenía desde hace meses. — Cuando Carly y yo nos mudamos aquí, fue sabiendo que mi vida daría un giro en una forma determinada. O más bien, que no resultaría de cierta manera. Las peleas, el juego, la bebida... es lo que dejé atrás. Cuando estoy cerca de ti... todo está allí para mí en un irresistible y tatuado paquete. No me mude cientos de kilómetros para vivir todo de nuevo.
Tomó mi barbilla para que lo enfrentara. — Yo sé que mereces más que yo. ¿Crees que no lo sé? Pero si hay alguna mujer que se hizo para mí... eres tú. Haré todo lo que tenga que hacer, Pidge. ¿Me oyes? Haré cualquier cosa.
Me aparté, avergonzada de no poder decirle la verdad. Era yo quien no era lo suficientemente buena. Yo sería quien arruinaría todo, arruinándolo a él. Él me odiaría un día, y yo no podría ver la mirada en sus ojos cuando llegara a esa conclusión. Mantuvo la puerta cerrada con una mano. — Dejaré de pelear al segundo que me gradúe. No voy a beber una sola gota de nuevo. Te haré feliz siempre, Pigeon. Si sólo creyeras en mí, yo puedo hacerlo.
— No quiero que cambies.
— Entonces dime qué hacer. Dime y lo haré —declaró él. Cualquier idea de estar con Drake se había ido, y yo sabía que era a causa de mis sentimientos por Justin. Pensé en los diferentes caminos que mi vida tomaría desde ese momento—confiando en Justin con un salto de fe y arriesgándome a lo desconocido, o sacándolo completamente y sabía exactamente dónde iba a terminar, en una vida sin él—cualquier decisión me aterraba.
— ¿Me prestas el teléfono? —Le pregunté.
Justin frunció el ceño, confundido. — Por supuesto —dijo, sacando su teléfono del bolsillo, entregándomelo. Marqué, y luego cerré los ojos mientras sonaba en mis oídos.
— ¿Justin? ¿Qué demonios? ¿Sabes qué hora es? —Contestó Drake. Su voz era profunda y ronca, y al instante sentí que mi corazón vibraba en mi pecho. No se me había ocurrido que él sabría que yo había llamado desde el teléfono de Justin. Mis siguientes palabras encontraron su camino de alguna manera hacia mis temblorosos labios.
— Lo siento por llamar tan temprano, pero esto no podía esperar. Yo... no puedo ir a cenar contigo el miércoles.
— Son casi las cuatro de la mañana, _____. ¿Qué está pasando?
— No puedo verte de nuevo, de hecho.
— ___*...
— Estoy… bastante segura de que estoy enamorada de Justin—dije, preparándome para su reacción. Después de unos momentos de inquietante silencio, me colgó el teléfono en mi oído. Mis ojos todavía se centraban en el pavimento, le pasé el teléfono a Justin, y luego a regañadientes miré su expresión. Una combinación de confusión, shock, y adoración se configuraba en su rostro.— Colgó el teléfono —hice una mueca. Echó un vistazo a mi cara con cuidado, con esperanza en sus ojos.
— ¿Me amas?
— Son los tatuajes. —me encogí de hombros. Una amplia sonrisa se extendió por su cara, haciendo que le aparecieran hoyuelos en las mejillas. — Ven conmigo a casa —dijo, envolviéndome en sus brazos.
Mis cejas se alzaron. — ¿Dijiste todo eso para tenerme en tu cama? Debí haberte dado una gran impresión.
— Lo único que estoy pensando ahora mismo es en tenerte en mis brazos toda la noche.
— Vamos. —sonreí.

  • Share:

You Might Also Like

0 comentarios