— ¡Levántate, _____! —gritó Carly, sacudiéndome.
Toto lamió mi mejilla. — ¡Estoy levantada! ¡Estoy levantada!
— ¡Tenemos clases en media hora!
Salté de la cama. — He estado durmiendo por… ¿Catorce horas? ¿Pero por qué?
— ¡Sólo date un baño! ¡Si no estás lista en diez minutos, dejare tu trasero aquí!
— ¡No tengo tiempo de darme un baño! —dije, cambiándome la ropa con la cual me dormí. Justin apoyó su cabeza en su mano y rió. — Son ridículas. No es el fin del mundo si llegan tarde a una clase.
— Lo es si eres Carly. Ella no se pierde una clase y odia llegar tarde —dije, tirando una camisa sobre mi cabeza, y metiéndome dentro de mis jeans.
— Deja que Carly se adelante. Yo te llevaré.
Caminé con un pie, mientras me ponía mis botas en el otro. — Mi bolsa está en su auto, Justin.
— Como sea —se encogió de hombros— Sólo no salgas herida por llegar a tiempo a una clase —Él levantó a Toto, sosteniéndolo en su mano como un pequeño balón, siguiéndome en el pasillo. Carly corrió conmigo hacia la puerta y entramos en el auto. — No puedo creer que él te haya regalado ese perrito —dijo ella, mirando hacia atrás mientras salía del estacionamiento.
Justin estaba de pie frente al sol de la mañana, en calzoncillos y descalzo, con los brazos cruzados por el frío. Él observaba a Toto oler el pasto en el patio como un padre orgulloso.
— Nunca he tenido un perro antes —dije— Esto será interesante.
Carly miró a Justin antes de hacer avanzar su Honda. — Míralo —dijo, negando con su cabeza.
— Justin Bieber: Sr. Mamá. Toto es adorable. Incluso tú te encariñarás con él.
— No puedes traerlo contigo al dormitorio, lo sabes. No creo que Justin haya pensado en eso.
— Justin dijo que él lo cuidara en el apartamento.
Ella arqueó una ceja. — Claro que lo dijo. Justin piensa en el futuro, tengo que darle crédito por eso —dijo, negando con su cabeza mientras pisaba el acelerador. Me tensé, pegándome en mi asiento por la velocidad. Una vez que la adrenalina se absorbió en mi sistema, la pesadez de mi post-cumpleaños se apoderó de mi cuerpo.

Carly me dio un codazo cuando la clase terminó, y la seguí hacia la cafetería. Chris se encontró con nosotros en la puerta, y me di cuenta de inmediato que algo andaba mal.
— Carly —dijo Chris, agarrándola del brazo.
Justin corrió hacia donde estábamos, y agarrándose de sus caderas, respiró profundamente hasta que recuperó el aliento. — ¿Hay una turba de mujeres enfadadas que te persiguen? —Me burlé.
Él sacudió su cabeza. — Estaba tratando de alcanzarte… antes de que… entraras —suspiró.
— ¿Qué está pasando? —pregunto Carly a Chris.
— Hay un rumor —comenzó Christian— Todo el mundo está diciendo que Justin llevo a ____ a casa y… los detalles son diferentes, pero es bastante malo.
— ¿Qué? ¿Hablas en serio? —grité.
Carly rodó sus ojos. — ¿A quién le importa, ____? La gente ha estado especulando sobre ti y Justin desde semanas. No es la primera vez que alguien dice que ustedes duermen juntos.
Justin y Chris intercambiaron miradas. — ¿Qué? —dije— Hay algo más, ¿No?
Chris hizo una mueca. — Están diciendo que te acostaste con Drake en la casa de Damian, y luego te fuiste con Justin… a casa, si sabes lo que estoy tratando de decir.
Mi boca cayó abierta. — ¡Grandioso! ¿Así que soy la zorra de la escuela ahora?
Los ojos de Justin se oscurecieron y su mandíbula se tensó. — Esto es mi culpa. Si se tratara de alguien más, ellos no estarían hablando de ti —Él entró a la cafetería con sus manos hechas puño a los costados.
Carly y Chris lo siguieron. — Espero que nadie sea tan *beep* como para decirle algo. —dijo Carly.
— O a ella. —agregó Chris.
Justin se sentó a unos asientos de distancia de mí, al lado de Reuben. Espere que él me mirara, queriéndole ofrecer una sonrisa confortante. Justin tenía una reputación, pero yo dejé que Drake me besara en el pasillo. Chris me dio un codazo mientras miraba a su primo. — Sólo se siente mal. Probablemente está tratando de desviar el rumor.
— No tienes por qué sentarte allí, Justin. Vamos, siéntate aquí —dije, palmeando el espacio vacío en frente de mí.
— Escuché que pasaste un buen cumpleaños, _____—dijo Lucas Jenks, lanzando un trozo de lechuga al plato de Justin.
— No comiences con ella, Jenks —advirtió Justin, ceñudo.
Lucas sonrió, empujando hacia arriba sus redondas y rosadas mejillas. — Escuché que Drake está furioso. Dijo que fue a su apartamento ayer, y tú y Justin seguían en la cama.
— Ellos estaban tomando una siesta, Lucas —se mofó Carly.
Mis ojos se lanzaron hacia Justin. — ¿Drake fue a verme?
Él se movió incómodo en su silla. — Te lo iba a decir.
— ¿Cuándo? —Espeté.
Carly se inclinó en mi oído. — Drake escuchó el rumor, y fue a confrontarte. Traté de detenerlo, pero él caminó hacia el pasillo y… tuvo una idea totalmente equivocada.
— Entonces, ¿Ustedes realmente no han entrado en acción? —Preguntó Damian— Maldición, esto apesta. Pensé que ______ era la adecuada para ti después de todo, Justin.
— Es mejor que te detengas ahora, Damian —advirtió Chris.
— Si tú no duermes con ella, ¿Te importa si yo lo hago? —dijo Damian, riéndose con sus compañeros de equipo. Mi cara ardió con la vergüenza inicial, pero luego Carly gritó en mi oído, reaccionando en respuesta a Justin saltando de su asiento. Él llegó hasta la mesa, agarrando a Damian por la garganta con una mano, y su otra mano hecha un puño en su camisa. Una línea de personas se acercó a la mesa, y docenas de sillas se arrastraron por el suelo mientras las personas se levantaban para mirar. Justin lo golpeó repetidamente en el rostro, su codo echado hacia atrás en el aire antes de aterrizar cada golpe. La única cosa que Damian pude hacer fue cubrir su cara son sus manos. Nadie tocó a Justin. Él estaba fuera de control, y su reputación hacía que todos tuvieran miedo de ponerse en su camino. Los jugadores de fútbol se agacharon y dieron un respingo mientras veían a su compañero ser asaltado sin piedad sobre el suelo — ¡JUSTIN! —grité, rodeando la mesa.