- Chapter 31 -

By Unknown - 11:53



Había pasado una hora cuando Justin salió de su habitación y se dirigió al final del pasillo. Cuando rodeó la esquina, esperaba que él me pidiera que fuera a la cama, pero él iba vestido y tenía las llaves de su motocicleta en su mano. Sus gafas de sol escondían sus ojos, y puso un cigarrillo en su boca antes de agarrar el pomo de la puerta — ¿Saldrás? —Le pregunté, sentada— ¿A dónde vas?
—Fuera. —dijo, abriendo la puerta, y luego azotándola detrás de él.
Me volví a recostar en el sillón y lancé un resoplido. De alguna manera me había convertido en el villano y no tenía ni idea de cómo había logrado llegar aquí. Cuando el reloj sobre la televisión señaló las dos de la mañana, finalmente renuncie y fui a la cama. El colchón era solitario sin él, y la idea de llamar a su celular se mantuvo arrastrándose por mi mente.

Casi me había quedado dormida cuando la motocicleta de Justin entró en el estacionamiento. Dos puertas de automóviles se cerraron poco después, y luego varios pares de pasos subieron las escaleras. Justin luchó con la cerradura, y luego abrió la puerta. Él se rió y dijo algo entre dientes y entonces escuché voces femeninas, no una, sino dos. Sus risas fueron interrumpidas por el sonido distintivo de besos y gemidos. Mi corazón se hundió, e instantáneamente estuve enfadada por sentirme de esa manera. Mis ojos se cerraron cuando una de las chicas chilló y entonces estuve segura de que el sonido siguiente fue el de ellos tres desplomándose en el sofá.
Consideré pedirle a Carolyn sus llaves, pero la puerta de Christian estaba directamente a la vista del sofá, y mi estómago no era lo suficientemente fuerte para ser testigo de la imagen que venía junto con los ruidos en la sala de estar. Enteré mi cabeza bajo la almohada y luego cerré mis ojos cuando se abrió la puerta. Justin caminó a través de la habitación, abrió el cajón superior mesilla de noche, tomó unos condones, y luego, cerró el cajón y corrió por el pasillo. Las chicas se rieron por lo que pareció ser una media hora, y luego todo estuvo silencioso. Segundos más tarde, gemidos y gritos llenaron el apartamento. Sonaba como si una película pornográfica estuviera siendo filmada en la sala de estar. Cubrí mi rostro con mis manos y sacudí la cabeza. Donde fuera que estuvieran las líneas que habían estado borrosas o desapareciendo en la última semana, habían surgido un impenetrable muro de piedra en su lugar. Sacudí mis ridículas emociones, obligándome a relajarme. Justin era Justin, y éramos, sin duda, amigos, y sólo amigos. El griterío, y otros ruidos nauseabundos se acabaron después de una hora, seguidos de quejas y murmuraciones por parte de las mujeres, después de ser despedidas. Justin se dio una ducha y luego se desplomó en su lado de la cama, dándome la espalda. Incluso después de su ducha, olía como si hubiera bebió suficiente whisky para sedar a caballo, y yo estaba lívida de saber que él había manejado su motocicleta a casa en ese estado. Después de que desapareció la incomodidad, y la ira se debilitó, aún no podía dormir. Incluso cuando las respiraciones de Justin fueron profundas, me senté a mirar el reloj. El sol iba a salir en menos de una hora. Retiré las cobijas de mí, caminé por el pasillo y tomé una manta del gabinete de la sala. La única prueba del trío de Justin eran dos paquetes de preservativos vacíos en el suelo. Pasé sobre ellos y me dejé caer sobre el reclinable. Cerré mis ojos.

Cuando los volví a abrir, Carolyn y Christian estaban sentados tranquilamente en el sofá mirando una muda televisión. El sol había iluminado el apartamento y me estremecí cuando mi espalda se quejó por cualquier intento de movimiento. La atención de Carolyn fue rápidamente a mí. — ¿____? —dijo, corriendo a mi lado. Me miró con ojos cautelosos. Ella estaba esperando enojo, o lágrimas o algún otro arrebato de carga emocional.
Christian lucía miserable. —Lamento lo de anoche, _____. Esto es mi culpa.
Sonreí. —Está bien, Chris. No tienes que pedir disculpas.
Carolyn y Christian compartieron una mirada y luego ella agarró mi mano. —Justin fue a la tienda. Él está…ugh, no importa como está. Empaqué tus cosas y te llevaré a los dormitorios antes de que él esté en casa, así no tendrás que lidiar con él.
No fue hasta ese momento que me dieron ganas de llorar; estaba sido echada. Luché para mantener mi voz suave antes de hablar. — ¿Tengo tiempo para tomar una ducha?
Carolyn sacudió su cabeza. —Sólo vámonos, _____, no quiero que tengas que verlo. Él no merece que…
La puerta se abrió de golpe, y Justin entró caminando, con los brazos llenos de bolsas de comestibles. Caminó directamente a la cocina, trabajando frenéticamente para meter las latas y cajas en los gabinetes.
—Cuando Pidge se despierte, hágamelo saber, ¿Vale? —dijo, en una voz suave— Traje espagueti, mezcla para panqueques, y fresas, y esa avena de mierda con los paquetes de chocolate, y a ella le gusta el cereal de Fruity Pebbles, ¿Verdad, Carly? —Preguntó, dándose la vuelta. Cuando me vio, se congeló. Después de una pausa incómoda, su expresión se derritió y su voz era suave y dulce. —Hola, Pigeon.

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