- Chapter 64 -

By Unknown - 19:27



A pesar del exceso de velocidad y la infracción de señales, el paseo hasta el apartamento parecía no tener fin. Cuando finalmente llegamos, Justin me cargó por las escaleras. Me reí contra sus labios mientras intentaba abrir la puerta. Cuando me puso de pie y cerró la puerta detrás de nosotros, dejó escapar un largo suspiro, aliviado.— No ha parecido como un hogar desde que te fuiste. —dijo, besando mis labios. Toto correteó por el pasillo y meneó su pequeña cola, pateando mis piernas. Le susurré mientras lo levantaba del suelo.
La cama de Chris chilló, y luego sus pisadas resonaron en el piso. Su puerta se abrió mientras entrecerraba los ojos por la luz. — ¡A la mierda no, Bieber, no estás haciendo esta mierda! Estás enamorado de _... —sus ojos se enfocaron y reconoció su error, —...___. Hola, _____.
— Hey, Chris. —sonreí, dejando a Toto en el suelo. 

Justin pasó conmigo junto a su, todavía sorprendido, primo, y pateó la puerta cerrándola detrás de nosotros, tirando de mí en sus brazos y besándome sin pensarlo dos veces, como si lo hubiéramos hecho un millón de veces. Le quité la camisa sobre su cabeza, y él deslizó mi chaqueta por mis hombros. Dejé de besarle el tiempo suficiente para quitarme el jersey y camiseta, y luego me estrellé contra él. Nos desnudamos el uno al otro, y en cuestión de segundos, me colocó en su colchón. Alcé mi mano por encima de mi cabeza para abrir su cajón y sumergir la mano en el interior, buscando algo.
— Mierda —dijo, jadeando y frustrado— Me deshice de ellos.
— ¿Qué? ¿De todos? —Suspiré.
— Pensé que tú no... Si no estaba contigo, no los necesitaría.
— ¡Me estás tomando el pelo! —dije, dejando caer la cabeza contra la cabecera.
Su frente cayó sobre mi pecho. — Considérate lo opuesto a una conclusión inevitable.
Sonreí y lo besé. — ¿Nunca has estado con nadie sin uno?
Él negó con la cabeza. — Nunca. —Miré alrededor por un momento, perdida en mis pensamientos. Se echó a reír ante mi expresión— ¿Qué estás haciendo?
— Shh, estoy contando. —Justin me miró por un momento, y luego se inclinó para besarme el cuello— No me puedo concentrar, mientras tú estás haciendo esto... —suspiré— veinticinco y dos días... —respiré.
Justin se echó a reír. — ¿De qué diablos estás hablando?
— Estamos bien —dije, deslizándome directamente debajo de él.
Apretó su pecho contra el mío, y me besó tiernamente. — ¿Estás segura?
Dejé que mis manos se deslizaran desde sus hombros hasta su trasero y tiré de él hacia mí. Cerró los ojos y dejó escapar un gemido largo y profundo. — Oh, Dios mío, ____—suspiró. Se balanceó contra mí de nuevo, otro gemido emanó de su garganta— Mierda, te sientes increíble.
— ¿Es diferente?
Me miró a los ojos. — Es diferente contigo, de cualquier modo, pero… —Tomó una respiración profunda y tensa de nuevo, cerrando los ojos por un momento— Nunca voy a ser el mismo después de esto. —Sus labios buscaron por cada centímetro de mi cuello, y cuando encontraron el camino a mi boca, hundí mis manos en los músculos de sus hombros, perdiéndome en la intensidad del beso. Justin llevó mis manos encima de mi cabeza y entrelazó sus dedos con los míos, apretando mis manos con cada embestida. Sus movimientos se hicieron un poco más duros, y yo clavé las uñas en sus manos, tensando mis entrañas con una fuerza increíble. Grité, mordiéndome los labios y apretando los ojos.
— _____—susurró, sonando compungido— necesito un... necesito...
— No te detengas. —supliqué. Se balanceó en mí otra vez, gimiendo tan fuerte que le tapé la boca. Después de unas cuantas respiraciones, me miró a los ojos, y me besó una y otra vez. Sus manos ahuecaron cada lado de mi cara y luego me besó otra vez, más lento, más tierno. Tocó con sus labios mi boca, mis mejillas, frente, nariz y, finalmente, volvió a mis labios. Le sonreí y suspiré, embargándome en el agotamiento. Justin me puso junto a él, colocando las sábanas sobre nosotros. Apoyé la mejilla contra su pecho y me besó la frente una vez más, aferrando sus dedos en mi espalda.
— No te vayas esta vez, ¿vale? Quiero despertar tal como ahora en la mañana.
Besé su pecho, sintiéndome culpable porque tuviera que pedirlo. — No iré a ninguna parte.

Desperté sobre mi estómago, desnuda y enredada en las sabanas de Justin Bieber. Mantuve mis ojos cerrados, sintiendo como sus dedos acariciaban mi brazo y espalda. Suspiró profundo, contento, y habló en voz baja. — Te amo, _____ Voy a hacerte feliz, lo juro— La cama se hundió al moverse, y luego sus labios se movieron en lentos y cortos besos hacia mi espalda. Me quedé quieta, y justo cuando iba a alcanzar la piel debajo de mi oreja, me abandonó y caminó hacia el baño al otro lado de la habitación. Sus pasos se escuchaban tranquilos por el pasillo, y las tuberías chillaron con la presión del agua en la regadera. Abrí los ojos y me senté, estirándome. Cada músculo en mi cuerpo dolía, músculos que ni siquiera sabía que tenía. Sostuve la sabana contra mi pecho y miré hacia la ventana, viendo como hojas amarillas y rojas caían en espiral desde las ramas hasta el suelo. Su celular vibró en algún lugar en el piso, y luego de buscarlo torpemente por el desastre de ropa en el suelo, lo encontré en el bolsillo de sus jeans. En la pantalla sólo aparecía un número, sin nombre.
— ¿Hola?
— Se encuentra… Se encuentra Justin?
— Está en la ducha, ¿quieres dejarle un mensaje?
— Claro que lo está. Dile que Megan llamó, ¿podrías?

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