- Chapter 49 -

By Unknown - 16:06



La habitación estaba congelada en el tiempo mientras nos miramos el uno al otro, tan cerca que podía sentir su respiración en mi piel. — ¡Más tragos! —dije, tambaleándome hacia el mostrador.
— Te ves acabada, ____. Creo que es hora de admitas que terminó tu noche —dijo Damian.
— No soy una gallina —dije— Quiero ver mi dinero.
Damian colocó un billete de veinte debajo de los últimos dos vasos, y luego les gritó a sus compañeros de juego. — ¡Ella va a beber los últimos! ¡Necesito quince!
Todos ellos se quejaron y rodaron sus ojos, sacando sus billeteras para sacar billetes de veinte al lado del último trago. Justin había vaciado los cuatro tragos más al lado del número quince.
— Nunca hubiera creído que podría perder cincuenta dólares en una apuesta de quince tragos con una chica —se quejó Lucas.
— Créelo, Jenks —dije, tomando un vaso con una mano. 
Bajé el vaso y esperé que el vómito se elevara en mi garganta para salir.
— ¿Pigeon? —preguntó Justin, dando un paso en mi dirección.
Levanté un dedo y Damian sonrió. — Ella va a perder —dijo.
— No, no lo hará —Carolyn negó con su cabeza— Respira profundo, _____.
Cerré mis ojos e inhalé, tragando lo último de mi bebida. 
— ¡Santo Dios, _____! ¡Vas a morir envenenada de alcohol! —gritó Christian.
— Ella lo tiene —Carolyn le aseguró. Levanté mi cabeza y permití que el tequila bajara por mi garganta. Mis dientes y labios se habían entumecido desde el trago número ocho, y los efectos en ese trago había hecho que estuviera casi en el borde. La fiesta entera estalló en silbidos y gritos mientras Damian me daba un fajo de billetes.— Gracias —dije con orgullo, metiendo el dinero en mi sujetador.
— Eres increíblemente sexy justo ahora —dijo Justin en mi oreja mientras caminamos a la sala. Bailamos hasta la mañana, y el tequila corrió a través de mis venas hasta que me adentró en el olvido.

Cuando mis ojos finalmente pudieron despegarse para abrirse, vi que mi almohada consistía en unos jeans y piernas. Justin estaba sentado con su espalda contra la bañera, su cabeza inclinada contra la fría pared. Él parecía tan incómodo como yo me sentía. Tiré la manta que tenía sobre mí y me levanté, jadeando ante mi horroroso reflejo en el espejo sobre el lavabo. Parecía como muerta. El rímel corrido, lágrimas negras deslizándose por mis mejillas, labial manchando a través de mi boca, y mi cabello tenía dos grandes nudos a cada lado. Sábanas, toallas y mantas rodeaban a Justin. Él había formado una suave cama para dormirme mientras yo expulsé los quince chupitos de tequila que había consumido la noche anterior. Justin había sostenido mi cabello lejos del retrete, y se sentó a mi lado toda la noche. Abrí el grifo, colocando mi mano debajo del agua hasta obtener la temperatura que yo quería. Limpié el desorden de mi cara, escuché un gemido desde el suelo.

Justin se removía, frotó sus ojos y se estiró, y luego miró a su lado, entrando en pánico.
— Estoy aquí —dije— ¿Por qué no te vas a la cama? ¿Quieres dormir un poco más?
— ¿Estás bien? —dijo él, frotando sus ojos una vez más.
— Sí, estoy bien. Bueno, tan bien como se podría estar. Me sentiré mejor una vez que me dé un baño.
Él se levantó. — Superaste mis fiestas locas anoche, para que lo sepas. No sé de dónde vino esto, pero no quiero que lo hagas otra vez.
— Esto es más o menos con lo que crecí, Justin. No es la gran cosa.
Él tomó mi barbilla entre sus manos y limpió la mancha de rímel debajo de mis ojos con sus pulgares. — Fue una gran cosa para mí.
— Bien, no voy a hacerlo otra vez. ¿Feliz?
— Sí. Sin embargo, tengo algo que decirte, si prometes no asustarte.
— Oh, Dios, ¿Qué hice?
— Nada, pero necesitas llamar a Carly.
— ¿Dónde está?
— En Morgan. Ella discutió con Chris ayer.
Corrí hacia la ducha y comencé a tirar de mi ropa mientras Justin usaba el lavabo.

Cuando salí del baño, Christian y Justin estaban sentados en la sala. — ¿Qué le has hecho? —exigí.
La cara de Christian palideció. —Realmente está enojada conmigo.
— ¿Qué ocurrió?
— Estaba enojado porque te animó a beber tanto. Pensé que íbamos a terminar llevándote al hospital. Una cosa llevo a la otra, y lo siguiente que sé, estábamos gritándonos el uno al otro. Ambos estábamos borrachos, ___. Dije cosas que quisiera no haber dicho —negó con su cabeza, mirando hacia el suelo.
— ¿Cómo qué? —dije, enojada.
— La insulté con unos nombres de los cuales no estoy orgulloso y entonces le dije que se marchara.
— ¿Dejaste que ella se fuera de aquí estando borracha? ¿Eres un idiota? —dije, agarrando mi bolso.
— Tranquilízate, Pidge. Él ya se siente suficientemente mal —dijo Justin.Terminé de sacar mi teléfono celular de mi bolso, marcando el número de Carolyn.
— ¿Hola? —respondió ella. Sonaba mal.
— Acabo de enterarme —suspiré— ¿Estás bien? —Caminé hacia el pasillo por más privacidad, lanzando hacia atrás una mala mirada a Christian.
— Estoy bien. Él es un imbécil —Sus palabras fueron firmes, pero pude escuchar el dolor en su voz. Carolyn era una maestra enmascarando sus emociones, y podría engañar a cualquiera menos a mí.
— Siento no haberme ido contigo.
— Estabas casi desmayada, ____—dijo molesta.
— ¿Por qué no vienes por mí? Podemos hablar de esto.
Ella respiró contra el teléfono. — No sé. Realmente no quiero verlo.
— Le diré que se quede dentro, entonces.
Hubo una larga pausa, y entonces escuché sus llaves tintinear en el fondo. — Está bien. Estaré allí en un minuto.

  • Share:

You Might Also Like

0 comentarios