{ Capítulo 40}

By Unknown - 19:53



Tomé la mano de Justin en el camino de vuelta a casa. Se sentía
como lo correcto que hacer. Como si estuviéramos en una cita
real, y podríamos ser una pareja real. Mi mente nunca se desvió
lejos de pensar en mi secreto. Acerca de finalmente decirle y dejar que las
cosas cayeran donde pudieran. Allí estaba otra vez. La palabra caer.
—Te ves increíble.
—Gracias. Te ves muy bien. —Indirecta.
—Oh, ¿esta cosa vieja? Soy modesto —dijo.
—Idiota.
—Diosa.
Me tomó la mano y besó la parte de atrás, quitando sus ojos de la
carretera por un momento.
—Así que, ¿no estás todavía enojada conmigo? Quiero decir, está
bien si estás…
—No estoy enojada con exactitud. Bueno, ya no. Es sólo que...
nunca pensé que tenías eso en ti.
—Lo hago —dijo—. Yo he... he perdido el control así antes, pero no
por mucho tiempo. Quería ir tras de ti, pero estaba tan avergonzado de lo
que había hecho. No quiero que te sientas amenazada por mí.
—Puedo cuidar de mí misma, Justin.
—Lo sé.
—No vamos a hablar más del tema. Hablar de ello no lo va a
cambiar. Sucedió y ya está —le dije.
T
::
—No es así, pero estoy de acuerdo con un cambio de tema. ¿Qué te
gustaría discutir?
—¿Qué le dijiste a la pianista?
—Sólo le dije que había sido un idiota y había una mujer especial
que necesitaba una disculpa muy especial.
—Déjame adivinar, soy la mujer especial.
Negó con la cabeza. —Nop era la señora de la mesa de al lado.
—¿La chismosa? ¿Cómo te atreves?
—¿Estás bromeando? Nada enciende a un hombre
pendientes de oro gigantes y un top estampado de animal. Rawr.
como
Reí mientras nos deteníamos en el estacionamiento de los
estudiantes. Esta vez esperé a que Justin abriera mi puerta.
—Entonces, ¿tienes algo más planeado para esta encantadora
noche? —le pregunté.
—Bueno, sé cuánto te gusta la película de la boda y siempre te hace
reír, así que pensé que podríamos verla con un poco de palomitas. ¿Suena
bien?
—Suena perfecto. —Pude ver toda la escena en mi cabeza. Justin y
yo en nuestros pijamas, conmigo sentada a horcajadas de él en el sofá,
riendo tanto que nuestros estómagos se dañarían.
—No tienes que decirme esta noche. Un secreto es suficiente por un
día, ¿no crees?
—Sí. —Una parte de mí quería dejarlo escapar, para desahogarme y
matar el suspenso ya. Él quería saber. ¿Cómo no iba a hacerlo?
Prácticamente arranqué su secreto de él, como si cavara la perla de una
almeja. Pero estaba contenta de que lo sabía. Esperaba que no se
arrepintiera de decírmelo. Esperaba no arrepentirme de decirle.
Había una nota en la puerta cuando subimos las escaleras.
Ustedes chicos diviértanse. El lugar es todo suyo. Por favor, limpien
todas las superficies sobre las que se pongan amorosos con las toallitas de
la cocina. Los queremos, Darah y Renee.
—Me pregunto quién escribió esta nota.
—Bueno, supongo que Renee la escribió y Darah añadió la parte de
las toallitas.
::
—Suena bastante correcto. —Bajó la nota y puso la llave en la
cerradura—. Entonces —dijo cuando abrió la puerta y encendió la luz—.
Supongo que somos sólo nosotros.
Nunca habíamos estado solos toda la noche antes. Durante el día
era una historia completamente diferente.
Justin seguía sosteniendo mi mano.
—Yo, um, te dejaré cambiarte y voy a preparar las palomitas de maíz
—dijo, dejándola caer como un carbón ardiente.
Una pequeña voz interior me gritó con frustración, pero me di la
vuelta y me fui a la habitación de todos modos. Extendí los brazos hasta mi
espalda para bajar la cremallera, pero no quería bajar. No había tenido
ningún problema para subirla, pero bajarla era otra historia. Casi me
arranqué los brazos intentando conseguir que la maldita cosa cooperara
conmigo.
—¡Hijo de puta!
Oí un golpe en la puerta.
—¿Estás bien ahí dentro?
—Sí, estoy bien. —Traté de tirar el dobladillo del vestido hacia arriba
sobre la cabeza, pero era demasiado ajustado. Bueno, mierda. Intenté una
última vez antes de darme por vencida—. Está bien, ¿me puedes dar una
mano? La estúpida cremallera se ha quedado atascada.
—¿En serio?
—Cierra la boca y ayúdame, ¿por favor? —Abrí la puerta y me puse
de espaldas a él—. Ponte en marcha...
Dejé de hablar cuando sentí sus cálidas manos en mi espalda.
Respirar de repente se volvió muy difícil. Sus dedos se tomaron su tiempo
rozando a través de mi piel y poniendo mi cabello a un lado de la traidora
cremallera. Tiró suavemente y hacia abajo la cremallera.
—Ya está. No parece tener ningún problema.
—Bueno, eso es bueno para ti —le espeté, tratando de dar marcha
atrás a su alrededor.
Sostuvo mis hombros, así que no podía. Muy lentamente, presionó sus
labios en el lugar que la cremallera había revelado. Mi piel se quemaba
con el contacto y el resto de mi cuerpo se derretía en jalea. Quería
derretirme contra de él, pero no lo hice.
—Justin —le dije. Bueno, era más como un susurro.
::
—Lo siento. No pude resistirme. Me siento atraído por ti. Me vuelve
absolutamente loco tener que estar contigo todo el tiempo y no poder
tocarte.
Quise mover mi pie para dar un paso hacia adelante, y por lo tanto
lejos de él. Por último, mi pie obedeció. Me sentía de la misma manera a su
alrededor, pero no podía seguir adelante. Había un secreto gigante
permanentemente en nuestro camino.
—No puedo.
—Lo sé. Lo siento. Voy a comportarme. —Miré sus ojos, y tuve que
apartar la mirada. Quería decirle que no. Tirar todo por la ventana y que
me besara como lo había hecho cuando casi había roto el sillón
reclinable.
—Tengo que cambiarme —le dije, mi voz alta en la silenciosa
habitación.
—Está bien. —Se volteó y se fue.
Todavía podía sentir sus labios en mi espalda mientras deslizaba una
camiseta por la cabeza y me ponía unos pantalones cortos. Debí haberme
puesto un conjunto manga larga para dejar la menor cantidad de piel
visible, pero era una noche caliente y nuestro apartamento tenía
ventilación de mierda. Oí el pitido del microondas cuando salí.
—Creo que puede ser que necesite un poco de ayuda con mi
cremallera, ¿por qué no me das una mano? —dijo Justin, dándome la
espalda.
—Lo siento, mis manos están llenas —dije, agarrando la bolsa de
palomitas de maíz y el recipiente que él había agarrado y sostenía—. Vas a
tener que hacerlo todo por ti mismo
—Está bien. Pero te lo estás perdiendo. —Como si no lo supiera.
Cerró la puerta y me apoyé contra el mostrador. ¿Por qué, por qué
las cosas que dijo empezaban a sonar tan bien? ¿Por qué quería entrar en
esa habitación y decir: Demonios sí, te ayudo con esa cremallera y el resto
de tu ropa, a sacarlos AHORA?
Sentí mi frente. Tal vez tenía fiebre. Tal vez fue el pastel de terciopelo
rojo que me había comido de rapidez. O tal vez era la maldita canción.
¿Qué chica no se volvía tonta por un chico que podía cantar? Fue por eso
que Christine había bajado a la espeluznante guarida subterránea del
::
Fantasma::. Era por eso que tantas mujeres se lanzaban a las estrellas de
rock, guapos o no tanto.
En el momento en que salió, yo estaba ubicada en el sofá con las
palomitas de maíz en un tazón y dos refrescos completos con portavasos.
Darah tendría un berrinche si sabía que no había usado portavasos.
—Portavasos, bien pensado —dijo Justin, asintiendo a las bebidas.
—Me lo imaginaba.
Tenía bóxer y una camiseta gris. En cualquier otra persona, habría
sido bóxer y una camiseta gris. En Justin, era... malditamente caliente.
—¿Tengo algo en la cara? —dijo, pillándome mirándolo fijamente.
—No.
—Entonces, ¿por qué me miras de esa manera?
—No lo estaba haciendo. —Negar, negar, negar.
—Está bien, entonces, no lo hacías. —Se sentó a mi lado y tomó su
vaso—. ¿Tienes la película?
—Sí. —Tenía el control remoto en la mano, pero no quería presionar
play. Justin tomó un sorbo de su bebida y luché contra el impulso de
tirarme sobre él. Agarré el cuenco de palomitas de maíz y lo puse entre
nosotros como una muralla. ¿Por qué Renee y Darah me habían hecho
esto a mí? Sabía que pensaban que estaban ayudando, pero esto
ciertamente no ayudaba. Presioné play en la película, con la esperanza de
que sirviera como una distracción.
Funcionó durante unos cinco segundos. Entonces la mano de Justin
y la mía chocaron en el tazón de palomitas de maíz en uno de los
momentos de la película. Retiré la mía, pero me detuvo.
—¿Puedo ser honesto contigo en este momento? —dijo.
Tenía la boca seca mientras decía—: Claro. ¿Cuando no eres
honesto conmigo? Con la excepción de una vez.
—Sí, bueno —dijo, frotándose el tatuaje una, dos, tres veces. Uh oh—.
Voy a ser brutalmente honesto, ¿de acuerdo?
—Una vez más, ¿cuándo no? Pero sigue adelante —le dije, agitando
mi mano para que continuara. La película sonaba en el fondo, pero bien
::
Hace referencia a la película y musical El Fantasma de La Opera.
::
podría haber estado en Esperanto:: pero toda la atención que le prestaba
era a esto.
Tomó aliento.
—Te quiero. Ahora mismo. Si dices que sí, me gustaría besarte. Te
besaría hasta que ambos nos olvidáramos que los labios se hicieron para
otra cosa que besar. Te quitaría ese traje, tan lindo como es. Quiero ver
cómo te ves sin nada encima. Quiero hacerte suspirar como lo hiciste con
el pastel. Quiero estar contigo. Ahora mismo.
—¿Ahora? —chillé.
—Ahora mismo. Que se vaya a la mierda película. —Agarró el
mando a distancia y detuvo la película—. Sólo pensé que debías saber
cómo me siento.
Tuve que cerrar los ojos por un segundo. Estaba tan cerca, era difícil
pensar. Mi cerebro sólo se quedó en blanco, y decidió imaginar todas las
cosas que había dicho. Mi piel zumbaba, lista y esperando.
—Yo...
—No te estoy pidiendo que lo hagas. Sé que esto es difícil para ti.
Sólo quería que supieras que eso es algo que quería hacer. —Abrí mis ojos.
—Me has estado diciendo cosas como esas desde el primer día.
—No es así. ¿Las otras chicas? ¿Eso que hice con ellas? Era sólo sexo.
No quiero volver a tener sólo sexo otra vez. Quiero tener suerte contigo.
Sólo contigo. En pocas palabras.
Busqué una respuesta.
—Voy a hacer una nota de ello —le dije.
—Está bien, entonces. —Tomó el control remoto y encendió la
película de nuevo, acomodándose como si nada hubiera pasado. Qué.
Diablos.
Giré mi cabeza hacia la película, pero estaba aún más distraída. Se
había plantado la semilla de esa idea en mi cabeza y ahora crecía como
Esperanto: es una lengua auxiliar artificial creada por el oftalmólogo polaco de origen
judío Lázaro Zamenhof en :::: con la esperanza de que se convirtiera en la lengua
auxiliar internacional. Según las estadísticas, esta es la lengua planificada más hablada
del mundo hoy en día.
::
si alguien tuviera Miracle-Gro:: y lo rociara. Ese herbicida mental no iba a
trabajar con ese idiota.
La siguiente hora fue una verdadera tortura. Una parte de mí se
preguntaba si lo había hecho a propósito. Para burlarse de mí. Había
hecho cosas así antes. Nuestras manos no se volvieron a chocar en el
tazón de palomitas de maíz, y fingió como si fuéramos dos amigos viendo
una película. Cuando todo terminó, y las palomitas de maíz se habían ido,
esperé a que dijera algo.
—¿Estás cansado? —le pregunté. No tenía por qué ser demasiado
temprano, pero sabía que lo estaba.
—Sí, creo que deberíamos ir a la cama.
Fue un final muy decepcionante para nuestra cita. Se levantó y
recogió los restos de nuestros bocadillos para la película, y los arrojó en el
fregadero.
—Voy a lavarme los dientes —dijo, acercándose a mí alrededor.
Entré en la habitación y traté de controlarme.
No es bueno, no es bueno, no es bueno.
Tuve que poner un corcho en mis hormonas. Nunca había
reaccionado así por nadie. Nunca un hombre había hecho que me sintiera
como si estuviera en llamas. Pensaba que todos los que hablan acerca de
eso eran sólo gente siendo melodramática. Supongo que no lo eran.
Regresó y sin otra mirada a mí, se quitó la camisa y se metió en la
cama. Oh, eso fue todo.
—¿Qué diablos, viejo?
—¿Qué? —Se dio la vuelta, como si no tuviera ni idea de lo que
hablaba.
—¿Estás bromeando? ¿En serio? ¿Toda esa charla sobre el deseo y
los besos y todo y ahora vas a fingir como que no pasó? ¿Qué diablos te
pasa?
—Simplemente pensé que había empujado demasiado hacia
delante y que te había asustado. Sólo te daba espacio.
—Oh.
Miracle Gro: es un producto utilizado en espacios verdes para dar fertilidad y cuidado a
los suelos, principalmente en jardinería.

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18 comentarios

  1. La Amo siguela si?
    Mari*

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  2. seguila por faavorrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr

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  3. Siguela porfavor, es esta muy buena
    La amo!!!!

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  4. hey! me encanta! te tengo olvidada... jejeje.... siguela. super buena!

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    Respuestas
    1. jajajaja HEY !! Gracias yo a ti también lo siento !! jaja el colegio es lo que tiene xd

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  5. Estupendaa siguelaaa

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  6. Siguelaaaa eres una super buena escritora :-)

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