ULTRAMARATÓN { Capítulo 49} {8/14}

By Unknown - 13:01



Me contó más sobre sus padres y distintas historias sobre su infancia.
Le conté sobre la mía, sobre los buenos tiempos antes de que mi papá se
convirtiera en un idiota.
—¿Vamos a hablar sobre lo que pasó? —dijo.
—¿Te refieres al sexo?
—Me refiero a la parte de amor que paso durante el sexo. Debería
haber una mejor palabra. Sexo suena tan clínico.
—¿Besuquearse? —sugerí.
—Hacer juerga.
—Rodar en el heno.
—Hacer el amor.
Ambos reímos. Pasó las manos por mis pechos y subió a mi cara.
—Así que la parte de amor —dije.
—Sí. Eso pasó, ¿Cierto?
—Cierto. No fuiste el único que lo dijo.
—Lo noté. ¿Qué vamos a hacer sobre eso?
—¿Pretender que fue algo que se dijo en el calor del momento?

ninguno de los dos quería ponerse la ropa, así que no lo
hicimos. Pasamos el resto de la noche en la cama de Justin,
hablando, besando y tocándonos. Fue dulce, lindo y glorioso.
::
Lo pensó, trazando un círculo alrededor de mi ombligo. —No,
todavía te amo. —Besó el punto justo donde mi corazón latía.
Pensé sobre eso, pasando mis manos por su pelo corto. Picaba
contra mi palma. —Sí, todavía te amo.
Levantó la mirada con una
que estuvo encima de mí otra
estómago. —Cuando le decía a
decía que me amaba más que
estrellas, _____ Caldwell.
enorme sonrisa en su cara. Rodó hasta
vez y descansó el mentón sobre mi
mi mamá que la amaba, siempre me
a las estrellas. Te amo más que a las
No tenía una buena respuesta para eso, así que seguí trazando
corazones sobre su espalda.
Besó mi estómago. —Supongo que esto significa que me estoy
mudando.
—Supongo —dije, encogiéndome de hombros.
—Me estoy yendo ahora. —No hizo ningún movimiento. Pasé las
manos por su pelo, disfrutando su tacto—. Lo juro, me voy a levantar y
empacar mis cosas.
—Está bien.
—Se supone que debes llorar y aferrarte a mí y rogar que no me
vaya.
—Yo no ruego.
—Podría hacerte rogar —dijo bajando su mano.
—No —dije, agarrando su muñeca. Mi pobre, destrozado cuerpo no
podía soportar más.
—Así que aquí voy. —Se movió solo un poco, y lo agarré—. Eso es lo
que pensé.
—Dijiste que no me dejarías. —Si antes estaba aterrada de que me
dejara, ahora lo estaba más.
—Ah, Missy, no te dejaría ahora. Voy a estar pegado a ti. Al igual que
en este momento.
—Se me va a ser difícil ir a clases.
—Sólo pon una toalla encima de mí, nadie lo notará. —Rocé su labio
inferior con mi pulgar, sacó la lengua y lo lamió.
Era oficial. Estaba enamorada de Justin Bieber.
::
—Te amo. Incluso cuando eres un idiota.
—Te amo, incluso cuando me pateas las bolas.
—Que romántico —dije, rodando los ojos.
—Oye, podría cantarte. Sólo tienes que pedirlo.
—Honey come home —dije.
Empezó la canción, cantando sin música. La hizo más lenta
besándome durante las pausas. Terminó pretendiendo tocar acordes en mi
estómago. Hacía cosquillas.
—Mi estrella de rock personal —dije.
—Sólo tuyo, nena.
—¿Qué hay con eso? ¿Abandonaste Missy como mi apodo oficial?
—Nena suena más como novia.
—¿Es lo que soy?
—Bueno, eso creo, dado el intercambio de amor y el rodado en el
heno.
—Sí. Creo que eso significa. —Huh.
—No estés tan emocionada por ello.
—No es eso. Es que nunca pensé que sería algo que haría.
—No eres la única en lo zona de no compromisos. Nunca lo hice
tampoco. Esa es una de las cosas que amo de ti. Todo es nuevo.
—Hurra por la virginidad.
—Le daría una ronda de aplausos.
Volví a rodar los ojos. —Sí, es genial. No tengo idea de qué demonios
estoy haciendo.
Sacudió la cabeza, recorriendo mi piel con sus labios.
—No importa. Puedes aprender.
—¿Vas a enseñarme?
—Oh, me gustaría ver lo que puedes aprender por tu cuenta, chica
Missy.
—¿No estás metido en nada raro, o sí?
—¿A qué llamas raro?
—No sé. Como la esclavitud y cuero y mierda como esa.
::
Rió. —A veces no tengo idea de adónde va tu mente. Cuando se
trata de sexo siempre es diferente. Muchas de las chicas con las que
estuve sólo fueron un polvo rápido sólo por el placer de hacerlo. Nunca
quise quedarme lo suficiente para hacer otras cosas.
—La feminista en mí está realmente ofendida.
—Sabían lo que hacían. Dos adultos teniendo una experiencia sexual
consensuada. Te lo dije eres diferente.
—¿Así que no quieres que use un disfraz de gato ni bese tus botas, te
llame amo ni nada?
Rió más fuerte, enterrando la cara en mi ombligo.
—Detente; ¡me da cosquillas! —chillé.
—Dios, te amo. Sé que lo dije un montón hoy, pero no puedo parar.
—Estoy esperando… —dije, tocando su cabeza.
—Haremos lo que sea que tú quieras. Si quieres colgarme por los
tobillos, estoy de acuerdo. Me gustaría tratar algunas posiciones para ver
cuál te gusta. Vendrá con el tiempo. Simplemente empecemos con las
básicas.
—¿Siempre has sido tan abierto sobre el sexo?
Se encogió de hombros. —¿Por qué ser cerrado? Tarde o temprano,
la mayoría de la gente tendrá sexo. No hay que avergonzarse. Estar
avergonzado de eso sólo lleva a la gente a hacer cosas estúpidas.
—Entonces, ¿crees que quieras hacerlo otra vez? —Me las arreglé
para mantener mi voz en un volumen normal.
—Diría que sí.
—Bueno… ¿Entonces fue bueno para ti? —dije, dándole voz a una
de mis ansiedades.
—Nena, fue más que bueno. Eso superó bueno. Nunca usaría bueno
para describir estar contigo. —Me sonrió y le devolví la sonrisa
—¿Qué hora es?
—Hum. —Justin miró de reojo mi reloj a través de la habitación—.
Medianoche.
—Dios. No tenía idea.
—¿Puedes creer que mañana tengamos que ir a clases? —dijo.
—No realmente. ¿No podemos hacer esto el resto de nuestras vidas?
::
—Estaría contento, pero necesitamos comida y creo que después de
unos días nuestras compañeras de cuarto y mi primo se preguntarían
dónde estamos.
—Entonces mudémonos a una isla privada y vivamos nuestros días
ahí.
—¿Podemos traer a Harper? Extrañaría a esa chica como loco.
—Sólo si no nos interrumpe mientras hacemos el amor —dije. Mi
estómago gruñó y ambos lo escuchamos.
—¿Hambrienta?
—Si digo que no, sabrás que estoy mintiendo
—Aquí —dijo, estirándose sobre mí para alcanzar una de sus
camisetas—, es sólo para que no tengas grasa de la cocina en tu linda
piel.
Me puse la camiseta, y él sus calzoncillos. Agarré su trasero mientras
caminábamos a la cocina.
—¡Oye! —gritó.
—Ahora sabes cómo se siente.
Hicimos panqueques con chispas de chocolate, con las chispas de
chocolate amargo que Justin había comprado la semana pasada. Fue
un lío, y ambos terminamos necesitando otra ducha, pero limpiamos la
mayor parte de la mezcla y el chocolate a besos. Nunca supe que tan
divertido podía ser, estar con Justin. Me persiguió con una espátula y me
hizo cosquillas en sumisión.
No había pensado en Travis, o en él viniendo tras de mí, por horas. Lo
dejé de lado. No iba a dejar que invadiera nuestra sexy burbuja.
Justin y yo volvimos a desnudarnos y finalmente nos quedamos
dormidos con estómagos llenos de panqueques. Tarareó pequeñas
melodías, y me acerqué lo más que pude. No era suficiente. Quería que
todas las noches fueran como esta. Por siempre
***
Me desperté en la mañana con labios besando los míos y un cuerpo
masculino apretado contra el mío, asentándose en varios lugares claves.
—Buenos días —dijo, besando mi nariz.
::
—Buenos días a ti también, y a tu amiguito. —Bajé la mano y le di un
pequeño apretón.
—Oye, oye. Cuidado con eso. —Me besó otra vez y resopló en mi
cuello—. ¿Cómo te sientes?
Repasé mi cuerpo. —Dolorida. Nada peor que un mal síndrome pre
menstrual. Viviré. —Me saqué mi retenedor y lo devolví al pequeño
estuche.
—Bien, porque me gustaría volver a hacer eso de nuevo en el no-
tan-distante futuro. Sólo dime cuando estés lista.
Mi alarma sonó, recordándonos que el mundo real llamaba.
—Nooooo… —dije, escondiendo la cabeza en el hombro de Justin.
—Vamos, Missy. Tenemos que aprender sobre la sexualidad humana.
—Ja ja.
Nos levantamos y comimos tostadas, él sentado en el sillón y yo
sentada en su regazo, alimentándonos mutuamente. Tenía como un millón
de mensajes de texto y de voz, pero los ignoré. Trataría con ellos más
adelante. La mandé un mensaje a Tawny y a mi madre diciéndoles que
estaba bien. Escuché los mensajes del asistente del fiscal de distrito, pero
no pude absorber los detalles. Quizás haría que Justin lo hiciera por mí.
Él tenía clases primero, así que lo acompañé y decidí pasar el tiempo
en la Unión hasta mi próxima clase. Tomó mi mano y caminamos como
una pareja normal.
—¿Otra cita esta noche?
—Quizás. Probablemente deberíamos, ya sabes, hacer tarea y
socializar con otra gente.
—Otra gente está sobrevalorada.
—Ah, no son tan malos. Tendremos todo el tiempo que necesitemos
esta noche cuando estamos solos. Le diré a Renee que use sus tapones.
Sacudió la cabeza lentamente.
pensando en las posibilidades todo el día.
—Cruel,
mujer
cruel.
Estaré
—Entonces no te diré de qué color es mi ropa interior.
—Color blanco con pequeños lunares de color rosa.
—Demonios. —Habíamos visto como nos vestíamos esta mañana—.
El misterio se ha ido.
::
—Porque no vuelves al cuarto, te cambias y entonces será una
sorpresa.
—Quizás lo haga. —Nos detuvimos frente a su edificio, y le di un
largo, caliente beso—. Algo para que me recuerdes.
—Nos vemos más tarde, Missy.
—Adiós, Justin.
Caminamos hasta que ya no pudimos agarrarnos de las manos, y lo
miré entrar.
Demonios, como no había notado que tan malditamente sexy era,
incluso abriendo una puerta.
Entré a la Unión y llamé a Megan.
—Hola, ¿dónde estás?
—En la Unión. ¿Por qué?
Miré alrededor y encontré su flameante cabello.
—Oh, no importa. Te estoy viendo. —Corté y caminé hacia ella,
preguntándome si lo notaría, si alguien notaría que me veía diferente.
—Hola, ¿cómo estás? Te envié varios mensajes ayer. ¿Dónde
estabas…? —Vio mi cara y la estúpida sonrisa que tenía estampada.
—Oh mi dios. ¿Qué pasó?
—Hum, bueno. Justin y yo estamos… ah… juntos.
—Mierda —dijo agarrando mi mano—. No se comprometieron.
—Por supuesto que no. Oh, cambié mi anillo de mano ayer. Larga
historia.
—Tenemos tiempo antes de clase. ¡Salta a la mejor parte!
Me senté, inclinándome hacia adelante así nadie podía oírnos. —
Entregué mi tarjeta V.
Megan se quedó boquiabierta.
—Así que de verdad, de verdad lo perdonaste.
—Sí. Él es uno de los buenos. Le conté sobre Travis. Por cierto, está en
libertad condicional.
Dio un grito, cubriendo su boca con la mano. —Estás bromeando.
—Eso desearía.
::
—¿Qué vas a hacer?
Agarré una papa frita de su plato y la bañé en salsa de tomate. —No
sé. Tengo que reunirme con el fiscal, lo que debería ser un gran momento.
Tengo que levantarme y hablar en la audiencia, lo que no estoy deseando
hacer. —El eufemismo del año.
—¿Puede ir alguien contigo?
—Creo que sólo somos Tawny, yo y la familia inmediata. —Tomé otra
papa—. Pero no quiero pensar en eso. Estuve obsesionada con Travis
muchos años de mi vida. Sólo quiero ser feliz.
—¿Justin te hace feliz?
—Más feliz de lo que creí posible.
—Entonces aférrate a eso.
—Lo haré.
—Así que, hum, tengo noticias.
—¿Qué?
Como respuesta, levantó la mano izquierda que tenía una delgada
banda de oro con un diamante cuadrado en ella.
—¡Oh mi dios! —ambas gritamos y la gente nos miraba.
—Finalmente lanzó la pregunta. No va a ser por un tiempo, pero al
menos tengo un anillo.
—¡Ya era hora! —Le di un gran abrazo—. ¿Esto significa que te vas a
mudar de tu mierdástico departamento?
—Estuve buscando mejores lugares y creo que encontré uno. Tendré
que tomar otro empleo pero creo que podemos permitírnoslo.
—Bien por ti, siendo toda adulta.
—Tal vez tú seas la próxima. Dicen que una boda trae otra. Quizás un
compromiso trae otro también.
—No lo creo. El matrimonio no es realmente lo nuestro.
—Lo que sea —dijo, rodando los ojos.
Charlamos sobre mi noche con Justin, conmigo dándole algunos
detalles.
—¿Así que fue bueno?
—No puedo imaginarlo mejor.
::
—Oh, lo será. Arriba es lo mejor. Créeme.
—Lo pondré en la lista de cosas por probar.
—¿Tienes una lista? —preguntó.
—No pero estoy segura de que Justin la tiene.
Ambas reímos.
—Chicos. Siempre tienen eso en su mente.
Nos reímos un poco más mientras terminaba sus papas fritas y fuimos
a nuestra clase. Le susurré algunos detalles más y me contó sobre sus
planes de boda mientras una película corría y pretendíamos tomar notas.
No podía concentrarme. Todo en lo que podía pensar era en estar
desnuda con Justin, y como quería estar desnuda con él otra vez.
Le gané a sexualidad humana, así que saqué mi E-Reader y pretendí
estar absorta en lo que sea que estuviera tratando de leer. Ni siquiera sabía
que era.
—Señorita Caldwell —dijo una voz a mi lado, haciéndome sonreír
incontrolablemente. Lo reprimí.
—Señor Bieber. Que maravilloso verlo otra vez.
—¿Qué la trae por aquí en este hermoso día? —Pasó junto a mí y se
sentó, besándome en la mejilla. Mis labios querían más pero no quería
parecer una ramera.
—Estoy aquí para estudiar las prácticas sexuales de los humanos.
¿Qué hay de usted?
—Lo mismo. Que coincidencia.
—¿No lo es? —Volvió a besar mi mejilla.
—Hola, bebé.
—Hola.
—Te extrañé.
—Te extrañé también.
Enredó nuestros dedos mientras Marjorie entraba y empezaba la
clase.
Si había pensado que no podía concentrarme sin Justin en una
clase, era incluso peor con él ahí. Seguía susurrándome, tocándome y
haciéndome recordar la noche anterior.

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