ULTRAMARATÓN { Capítulo 47} {6/14}

By Unknown - 12:52



La única persona a quien se lo he contado es a Megan. Todos en mi ciudad
lo sabían. Me etiquetaron como puta en la escuela, y cuando empecé a
enojarme y a pelear, nadie quería tener nada conmigo. Hice un pacto
conmigo misma de que nunca saldría con nadie, nunca tendría novio.
Estaría sola, porque la única persona en quien podía confiar era en mí.
Todo el mundo iba a defraudarme. Nunca se lo conté a Tawny, pero se
disculpó durante años. Creo que sigue disculpándose, a pesar de que
también fue víctima. Mis padres se sintieron muy culpables por separarse.
Quiero decir, no era la única razón, pero eso tuvo mucho que ver. Todo se
vino abajo después de esa noche. Y ahora ya sabes por qué tengo esa
obsesión con los pavos reales. Tawny llevaba un pendiente y yo el otro.
Esos pendientes salvaron nuestras vidas.
Justin pensó por un momento, y casi pude oírle tratando de elegir
las palabras adecuadas.
—Me gustaría poder matarlo de la forma más lenta y dolorosa
posible —dijo.
—Yo también. —Me lo había imaginado tantas veces que nunca lo
admitiría.
—Gracias por decírmelo.
—Ahora sabes por qué estoy tan jodida.
—No lo estás, esa es la cosa. Has pasado por algo que la mayoría de
las personas no puede imaginar. No te avergüences de la forma en que le
haces frente.
—No le hago frente, según mis terapeutas. Ha habido muchos.
—Que se jodan. Si romper cosas y golpear gente de vez en cuando
te ayuda, voy a ser tu saco de boxeo y podemos conseguirte algunas
cosas para tirar de la azotea. ¿Trato?
—Bien.
—Así que, ¿está en libertad condicional?
—Sí, hay una audiencia. Mi abogado llamó.
—Pero tienes que ir, ¿no? ¿Hacer una declaración?
—Sí.
—Está bien, entonces. Vamos a tener que ayudarte a preparar una
declaración muy buena.
—No puedo.
::
—¿Por qué?
—No puedo enfrentarlo otra vez. —Más difícil incluso que contarle la
historia, era decirle eso. Era una cobarde.
—Sí, sí puedes. Simplemente piensas que no puedes. Hay una
diferencia.
—Pero no puedo mirarlo a la cara. Él estaba violando a mi hermana,
y no hice nada. Podría haber conseguido un teléfono, podría haber
corrido y golpearlo con algo. Pude haber hecho algo —dije.
—Eras una niña.
Traté de negar con la cabeza, pero no me dejó.
—Debí haber hecho algo.
—Dejé que mi padre le disparara a mi madre y luego se suicidara. Si
alguien debió hacer algo, ese sería yo.
—Él tenía un arma.
—Él tenía a tu hermana.
—No es lo mismo.
Suspiró. —_____, podemos preguntarnos "y si" hasta la muerte, pero
no resolvería nada. Lo único que podemos hacer es seguir adelante,
incluso cuando parezca que estás caminando a través de un pozo de
cemento.
—Con bloques de cemento sobre tus hombros.
—Exactamente.
—La única diferencia es que el demonio tiene forma humana. —Su
mano viajó hacia arriba y abajo de mi brazo con un movimiento suave.
—Todavía lo siento por golpearte —dije, tocando su perfecto rostro.
—¿Cómo se ve mi cara?
Levanté la mirada. Mañana se vería muy bonita.
—Un poco maltratada.
—Eso está bien. Voy a decirles a todos que estuve en una pelea de
bar.
—¿Qué? ¿Te da vergüenza decir que fuiste golpeado por una
chica?
::
—No, pero me preocupa que se te lleven por violencia doméstica —
dijo con una sonrisa.
—Está bien, está bien.
—¿Te sientes mejor?
—Supongo. Te lo haré saber.
—Está bien tener miedo.
—Odio tener miedo.
—Lo sé. Pero no tienes que tener miedo de él. Está encerrado en este
momento, y no estás sola. Quiero que recuerdes eso. No. Estás. Sola.
—Siempre he estado sola. Los viejos hábitos tardan en morir.
—Sí, así es. —Se rió un poco—. ¿Estás cansada?
—No realmente.
—Entonces, ¿te importa si te sujeto de esta manera? Es muy
agradable.
—Sí, lo es. —Me moví, por lo que pude envolver mis piernas con las
suyas, como si estuviéramos en esa noche que habíamos pasado juntos.
—Bueno, esto es incluso mejor.
—Justin.
—Lo siento, Missy.
—Cada vez que pienso en estar físicamente con alguien, todo lo que
puedo recordar son sus manos y su cara encima de la mía, y no puedo
respirar. Sé que no debería asociar esas cosas, pero lo hago y parece que
no puedo cambiarlo. Cada vez que pienso en sexo, eso es lo que pienso.
Por eso nunca he estado con nadie. Bueno, en parte. Nunca conocí a
alguien con quien quisiera intentarlo hasta…
—¿Hasta yo? Por favor, di hasta que me conociste.
—Hasta que te conocí. —Lo alcancé y toqué un punto que
comenzaba a volverse morado en su mejilla—. Pero soy un bicho raro. Tú
no me quieres.
—No quiero a nadie más que a ti.
—Vas a tener que ser paciente conmigo —dije, trazando su rostro
con un dedo. Tomó mi mano y la besó.
—Me esforzaré al máximo. Sin prometer nada.
::
:

—¿Qué tal esto? —dije, tuve una idea—. Encontremos una palabra
que te pueda decir si me pongo loca.
—¿Como una palabra de seguridad? Nena, has estado leyendo
demasiadas novelas de romance incompletas, ¿verdad? Los vi en tu E-
Reader.
—Lo que sea. Bueno, ¿y cuál debe ser mi palabra de seguridad?
—¿Qué tal PARA?
—Aburrido. —Pasé por un montón de palabras.
—ERROR —dijo Justin, sonriendo.
—Perfecta. —Mantuvo mi mano delante de su cara, girándola hacia
atrás y adelante, como si estuviera fascinado.
—Tienes manos diminutas —dijo.
—Uh, ¿gracias?
—Son lindas y femeninas. Me gustan.
—Creo que voy a quedármelas. No tengo mi recibo de la tienda de
manos, así que no las puedo comerciar.
Se echó a reír, su pecho moviéndose debajo de mí de una manera
maravillosa. Bajó su mirada hacia mí y sonrió, llevando mis manos a sus
labios. Besó cada uno de mis dedos y luego el dorso de mi mano. Giró la
palma de mi mano y la besó. Se tomó su tiempo, como si esperara que
dijera la palabra de seguridad. No lo hice.
Justin besó mi brazo, hasta el interior de mi codo, que era
sorprendentemente sensible. Esperó antes de poner una de sus manos
debajo de mi mentón e inclinó mi cara hacia arriba. Se movió tan cerca
que nuestras narices se tocaron antes de que tentativamente me besara
en los labios. Tirando hacia atrás, esperó a que yo lo detuviera. No lo hice.
Besó mis labios de nuevo, esta vez persistentemente. Le devolví el
beso, moviendo mi boca para que se ajustara contra la suya. ¿Cómo es
que encajaban tan bien juntas? Justin se apartó de nuevo y abrí los ojos.
—Voy a darte un beso, y no voy a parar.
—No quiero que lo hagas.
—Está bien, entonces. —Tiró de mi rostro hacia el suyo de nuevo y
abrió su boca mientras abrí la mía para profundizar el beso. En ese
momento, quise arrastrarme dentro de él y esconderme. Su lengua entró
::
En mi boca, y le dejé. Realmente no podía usar la palabra de seguridad
mientras mi boca estaba ocupada. De todos modos no quería usarla.
Justin me acercó más, retorciendo los dedos juntos mientras
mordisqueaba mi labio inferior.
Por un momento, se apartó para que ambos pudiéramos respirar.
—¿Quieres que me detenga? —dijo.
—No.
—Entonces sugiero que pasemos esto a nuestro dormitorio. ¿En tu
cama o en la mía?
—En la mía —dije.
Se movió debajo de mí y me levantó, besando mis labios mientras lo
hacía.
—Nada de besar y caminar. No quiero hacerte daño —dijo mientras
me llevaba de vuelta a nuestra habitación. Estuvo a punto de tropezar con
algunas camisetas, pero me subió a la cama y entonces sus labios
estuvieron nuevamente en los míos. Me hice a un lado para que pudiera
subir. Malditas sean estas pequeñas camas.
Antes de que continuara, sostuvo mi cara en sus manos.
—¿Estás segura?
—En este momento, sí. —No sabía si podría cambiar de opinión.
Besar era agradable, muy agradable, pero una vez que la ropa empezara
a salir, y comenzáramos a explorar otras áreas, no estaba segura de si la
fea sombra de esa horrible noche me tragaría de nuevo.
Como respuesta, volvió a sentarme, y luego se sentó, tirando del
dobladillo de su camisa.
—Quiero hacerlo —le dije, apoyándome en mis codos.
—Tus deseos son órdenes para mí, princesa.
Nunca antes había sacado una camisa de un hombre, pero las
camisas de los chicos no eran tan diferentes a las de las chicas, ¿no?
Tenían sisas y eran de algodón y todo eso. ¿Tan difícil podía ser? Empecé a
tirar para arriba, y él alzó sus brazos. Lo tenía un poco atascado en la nariz,
pero se movió para poder sacar la cabeza antes de que la tirara al suelo.
—Vamos a tener que practicar eso —dijo, volviendo a por otro beso.
Se movió hacia abajo a mi oído, lo que me hizo reír, y luego por mi cuello,
::
Lo que me hizo suspirar. Pasé mis manos arriba y abajo de su pecho,
trazando sus tatuajes. Preguntándome a qué sabían.
—Quiero verte —dijo en mi cuello—. Muévete hacia mí. —Puso sus
brazos alrededor de mí y nos rodó, de alguna manera sin caernos de la
cama, así que estuve encima de él. Alargó su mano hacia el dobladillo de
mi camisa, sin apartar sus ojos de los míos esperando que yo dijera la
palabra. Alcé los brazos.
Me quitó la camisa con más gracia de la que yo tuve, pero él había
tenido práctica.
—Fanfarrón —dije mientras me miraba. Ahora sólo estaba en
sujetador y uno no muy sexy.
—¿Un pendiente en el vientre? Cristo, estás tratando de matarme.
¿Cómo no sabía esto? —Metió su dedo en mi ombligo, y tuve que
morderme el labio.
—Es mi pequeño secreto.
Me miró fijamente durante unos segundos más antes de alcanzarme,
por lo que pudimos rodar hacia el otro lado.
—Eres tan bonita que duele. —Pasó sus manos por encima de mi
sujetador azul. Al menos tenía un poco de encaje, pero había tenido
mejores días.
Movió su cabeza hacia abajo y besó su camino a través de mi
pecho, mi piel temblando en anticipación. Cuando llegó a mi ombligo
también me besó, y gemí un poco. No pensaba en otra cosa que en él y
en mí. Nos encontrábamos en nuestra burbuja de nuevo.
Tenía sus manos por todo mi cuerpo, cubriendo cada centímetro de
mi piel con un ligero toque, poniendo mi piel en llamas. También lo toqué,
e hizo un sonido como respuesta.
—¿Demasiado rápido? —dijo, deteniéndose.
—No.
Lo besé de nuevo, esta vez sus manos recorrieron el resto de mí,
yendo más abajo y encendiendo un fuego allí. Pasé mis manos por su
espalda y agarré su trasero. Quise tocarlo durante mucho tiempo.
La espera valió la pena.
—Tengo que conseguir algo. Maldición, debí haber pensado en esto
antes. —Miró por encima de su tocador, que estaba a varios metros de
distancia—. Vas a venir conmigo. —Se levantó y me levantó de nuevo,
::
caminando conmigo a la cómoda, donde cogió un paquete de papel de
su cajón de calcetines. Mi pecho se presionó en el suyo, y sólo quise estar
más cerca, más cerca, más cerca...
—Lo guardé antes de que me golpearas —dijo, sosteniendo el
paquete en su mano antes de llevarnos de vuelta a mi cama. Me reí
mientras hicimos nuestro camino de regreso a mi cama.
Estaba sucediendo. Realmente estaba sucediendo.
Justin me puso de vuelta y se aseguró de que el paquete estuviera
al alcance de su mano para cuando lo necesitáramos.
—Todavía no —dijo.
—Todavía no —concordé.
Nos besamos un poco más, y recorrió todo mi cuerpo con sus manos.
Decidí que la ropa estaba muy sobrevalorada. Estaban entre él y yo, y no
me gustaban en ese momento. Empecé a tirar de sus calzoncillos, enojada
porque nos separaban.
—De ninguna manera, tú primero —dijo.
En realidad no era justo que él estuviera completamente desnudo, y
yo no tanto, así que me incliné para que pudiera deshacer el broche de mi
sujetador. Por supuesto que lo consiguió con una mano.
—He tenido práctica —dijo mientras deslizaba los tirantes por mis
brazos y me lo quitaba. Bueno, ahí estaba yo.
Sonrió y me besó en los labios antes de mover su boca y besar mis
pezones. Mi aliento chirrió entre mis dientes y mi espalda se arqueó. Justin
se echó a reír, lo que me hizo cosquillas de la mejor forma, haciendo las
cosas aún peor.
—Mi turno —dije, tratando de empujarlo para poder besar su pecho.
Se movió para estar a su lado mientras yo estaba en lo mío. Besé sus
tatuajes, uno por uno. Sus ojos se cerraron, e hizo un sonido de satisfacción.
Eso me hizo sonreír. Besé mi camino a través de su pecho mientras movía
sus manos por mi cabello y por toda mi espalda.
Movimos nuestros labios para unirlos de nuevo, y después rodó de
nuevo por encima de mí. Bajé mis manos a sus calzoncillos, insistiendo
nuevamente.
—_____, si me tocas ahí, no seré capaz de hacerlo. Sólo te lo
advierto.
::
—Está bien —dije, moviendo mis manos lejos de esa área en
particular. Se empujó contra mí y pude sentir que estaba preparado. ¿O
era yo?
—Quiero tocarte —dijo.
—Lo estás haciendo.
—Por todas partes.
No titubeé. —Está bien.
—¿Está bien?
—Sí. —Oh, estaba más que bien.
Sus manos hicieron su camino por mi estómago y por mis pantalones
cortos. Joder. Mierda. Nunca había sentido esto antes.
Hacerlo tú misma era una cosa, pero tener a un hombre con las
manos ligeramente callosas tocándote ahí era algo completamente
distinto. Era como si hubiera tomado una clase y obtenido un sobresaliente.
Yo había tenido orgasmos antes, o sea, ¿quién no? Renee me había
arrastrado a una tienda de juguetes sexuales el año pasado, y compré un
par de cosas, pero nada funcionaba mejor que las manos de Justin
Bieber.
Mi espalda se arqueó y me mordí el labio para no gritar demasiado
alto.
—Estamos solos, grita tan fuerte como quieras, Missy. Mi plan es que
esto sea algo normal —dijo, besándome. Su mano continuó trabajando,
torturándome otra vez.
No estaba segura de cuanto más podría aguantar. Por mi cuenta, mi
record era de tres. Estaba alcanzando el número dos en un muy corto
periodo de tiempo.
—Te deseo tanto en este momento.
—Está bien —le dije mientras otro me golpeaba. Esta vez hice un
montón de ruido. Justin me besó de nuevo, y decidió que ya también
había tenido suficiente ropa.
Lo siguiente que supe es que ambos estábamos desnudos, y todo su
cuerpo se presionó sobre el mío.
—Esto va a doler. Si quieres que me detenga, sólo di la palabra y lo
haré. Hay muchas otras cosas que podemos hacer —dijo con una sonrisa—
. No quiero que esto sea un mal recuerdo. Quiero que este sea uno bueno.
::
Volvió a besarme, y me deleité con la sensación de su cálida piel
contra la mía. Justin se apartó para rasgar la envoltura y sacar el condón.
—¿Estás lista?
—Sí. —Lo estaba. Esta era mi elección. Mi cuerpo. Mi Justin.
Se impulsó dentro de mí, y traté de no gritar de dolor. Dolía.
—Oh, nena, lo siento. —Me besó y me aferré a él hasta que estuvo
completamente dentro—. ¿Estás bien?
—Sí. —Todavía se quedó durante unos segundos, y mi cuerpo se
empezó a ajustar. Era una sensación extraña, pero no quería que se
detuviera.
—_____ —dijo Justin, apartando mi cabello de mi rostro—. Te amo.
—Te amo —dije sin ni siquiera dudarlo. En ese momento, cuando
estábamos unidos como una sola persona, lo hacía. La sacó y metió de
nuevo. Volvió a doler, pero ya no tanto.
—¿Una vez más? —preguntó, sus músculos temblando.
—Una vez más.
Empezó a ir más rápido, y el placer comenzó a abrumar al dolor.
Moví mis caderas hacia arriba para encontrarme con él, y me besó
fuertemente. Gimió un poco, y después sentí como se corría. Cayó contra
mí, exhausto. Justin trató de sacarla, pero envolví mis piernas alrededor de
él para que no lo hiciera.
—Todavía no —dije. Quería mantener este momento durante todo el
tiempo que pudiera.
—Te amo —dijo, besándome mientras nos rodaba. Los dos
estábamos sudorosos y todavía sin aliento, pero no importaba—. Más que
las estrellas.
—Yo también te amo —dije, sosteniéndolo cerca.
—Te creo.
Nos quedamos conectados todo el tiempo que pudimos, pero luego
tuvo que retirarse y tirar el condón. Cuando regresó nos acostamos
desnudos durante un rato, tocándonos suavemente y tratando de
averiguar lo que podríamos decir que tuviera sentido.
—¿Te he hecho daño? —preguntó.
—Sí, pero no importa.

  • Share:

You Might Also Like

0 comentarios