{Capítulo 56}

By Unknown - 17:14



—Tengo que hacer esto por mi cuenta.
—Lo sé. No estoy tratando de decir que no puedes. Sólo quiero estar
ahí. —Frotó mis hombros, y casi podía oírle contar hasta cinco—. Te traje
una cosita. No, no me costó mucho. De alguna forma lo hice. —Me
entregó una bolsa de papel con otra pequeña caja en esta.
—¿Más joyería?
—Sólo una pequeña cosa.
Abrí la pequeña caja de cartón para encontrar un collar con varios
colgantes sobre el mismo, todo en plata. Un número siete, un trébol de
cuatro hojas, un escarabajo, una herradura y una estrella.
—Sólo quería que tuvieras un poco de suerte contigo. Algo de mi
suerte. —El collar era tan largo que era capaz de ponérmelo por encima
de mi cabeza sin abrir el broche. Lo miré en el espejo, tocando los dijes.
—Gracias, bebé. Me encanta —le dije.
—¿En serio?
—Sí. ¿Dijiste que tú lo hiciste?
—Tuve que ir a esa tienda de abalorios, en el centro de la ciudad,
Bangor y la dependienta me ayudó a encontrar los dijes. Había cincuenta
millones de ellos, por cierto. Pero tú lo vales.
—Gracias.
Me abrazó por un momento y lo olí, girando el collar alrededor de mi
dedo. No estaba preparada, ni siquiera para la reunión. Asociaba al Sr.
Woodward con un tiempo realmente malo y oscuro en mi vida que
deseaba poder enterrar lejos detrás de mí. Quería seguir adelante con
Justin, no ir hacia atrás.
Me besó en la frente y se fue, dándome un momento para mí misma.
Miré en el espejo, viendo al collar brillar. Que chico tan considerado. Me
alisó el pelo hacia atrás y tomé aliento. No estaba preparada, pero tendría
que estarlo. Justin había querido venir conmigo, pero insistí en ir sola. Era
estúpido por parte de él saltarse clase sólo para ser mi guardaespaldas.
Tenía que salir pronto o yo llegaría tarde. Con una última mirada,
cogí mi bolso y las llaves y me dirigí a la sala para encontrar a Justin y
Renee en profunda conversación. Probablemente acerca de mí.
—Me voy —dije.
—Buena suerte —dijo Renee.
::
—Tengo una poca —le dije, mostrándole el collar.
—Hombre, tengo que conseguir que influyas en Paul. No puedo
recordar la última vez que me compró algo brillante.
—Voy a hacer mi mejor esfuerzo —dijo Justin, tomando mi mano
para acompañarme hasta mi coche—. Llámame cuando hayas
terminado. Voy a tener encendido mi teléfono, por si acaso. Me gustaría
que me dejaras ir contigo.
—No puedo apoyarme en ti para todo.
—Te mantuviste resistiendo por casi veinte años, así que creo que
puedes manejarlo.
—Eso espero.
Me dio un beso suave y le dio un golpecito a mi collar.
—Buena suerte, Missy.
—Te amo.
—Yo también te amo. Más que a las estrellas.
—Lo mismo digo.
Conseguí un beso más y me quedé sola. Lo vi alejarse y saludar antes
de que yo encendiera el coche.
El conducir a la oficina del señor Woodward, en Waterville, lo sentí al
mismo tiempo demasiado largo y demasiado corto. Me detuve en frente
de su oficina y tuve una escena retrospectiva de venir aquí con mi madre y
Tawny. Nada bueno.
Envolví el collar de Justin alrededor de mi mano y vi que el coche
de Tawny ya estaba aquí. Le envié un texto rápido diciendo que también
llegué y pasé a través de la puerta principal. La oficina del Sr. Woodward
solía ser una casa, pero había sido dividida en oficinas. Era bastante
elegante, con exuberantes alfombras color burdeos y hermosa iluminación
que parecían faroles antiguos. Sin embargo, el recuerdo de esa oficina
hizo retorcer mi estómago.
Su oficina estaba en el segundo piso, así que subí la escalera de
roble y vi que su puerta estaba abierta y que Tawny ya se encontraba
dentro. Obligué a mis pies a caminar hacia adelante, un paso a la vez
hasta que estuve dentro la oficina.
—_____, es bueno verte de nuevo. ¿Cómo has estado? Tu hermana
ha estado informándome de tus logros.
::
Era una buena cosa que el señor Woodward pareciera un abuelito
dulce y le gustara charlar para llenar el incómodo silencio. Yo había tenido
un montón de esos con él en todos esos años.
—Estoy bien. —Esperó por más, pero eso era todo lo que iba a
conseguir. Era todo lo que podía hacer para sentarme en la silla que me
ofrecía y no salir corriendo y llamar a Justin y decirle que viniera a
buscarme.
—Está bien, bueno, estoy seguro que ahora sabes que Travis Moore
es elegible para libertad condicional. Habrá una audiencia el próximo
jueves, y ambas son bienvenidas para estar allí para dar una declaración.
Siento mucho que no les avisamos antes. Fue un descuido administrativo
que desde entonces ha sido subsanado. —Mierda, mierda, mierda.
—¿Qué pasa con que otras personas vengan con nosotras para
estar en la corte? —dijo Tawny. Tomé su mano y le di un pequeño apretón.
Ella había sido nuestra portavoz en ese entonces también.
—Sólo la familia inmediata. Su madre, su padre. Por supuesto, yo
estaré allí.
—¿Qué pasa con su prometido? —dijo Tawny.
—¿Estás comprometida?
Me limité a asentir y cambié mi anillo de la mano derecha a la
izquierda, esperando que no se diera cuenta. Sostuve mi mano en alto tan
pronto como el anillo estuvo a salvo en mi dedo.
—Bueno, ¡enhorabuena! Eso es maravilloso. ¿Quién es el afortunado?
Me aclaré la garganta para dirigirlo de regreso hacia nuestra
pregunta. —¿Puede él estar conmigo?
—Oh, lo siento mucho. Sólo familia inmediata.
Joder. Ahí termina el compromiso ficticio.
—Así que sólo quería repasar un par de cosas sobre la audiencia y
empezar a prepararlas para hablar.
Con eso, me desconecté de él. Tawny se mantuvo pendiente,
sentada hacia adelante y asintiendo, participando y haciendo preguntas.
Él nos dio paquetes de información que yo esperaba que sería capaz de
leer.
Miré por la ventana al árbol afuera. Era mucho más alto que cuando
había estado por última vez en esta oficina.
Tawny tuvo que pellizcarme para decirme que era hora de irnos.
::
—Si tienen alguna pregunta, por favor llámenme y sólo recuerden,
incluso si lo liberan pronto, aún estará en el Registro de Delincuentes
Sexuales por el resto de su vida. Eso significa que estará bajo extremo
escrutinio, así que no hay nada por lo que deban preocuparse, ¿de
acuerdo? —Fácil para él decirlo—. Si eso es todo, las veré el próximo
jueves. Que tengan una buena tarde, señoritas.
Ambas sacudimos su mano y salimos, Tawny manteniendo su mano
en mi espalda.
—Escaleras —dijo, como yo si necesitara un recordatorio.
—Lo tengo.
—Lo sé.
Salimos de la oficina, y finalmente me sentí como si pudiera respirar.
—¿Estás bien? Pensé que te había perdido otra vez.
—Me atonté.
—Me di cuenta.
—¿Conseguiste algo?
—Más o menos. Te llamaré cuando no estés en modo zombi y
podremos discutir. ¿De acuerdo?
—Bien por mí. —Me dio la mitad del paquete, que incluía en detalle
los procedimientos judiciales y los derechos de las víctimas.
Caminamos de regreso hacia nuestros respectivos coches, y me
encontré con que alguien estaba apoyado contra el mío.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí? —Justin estaba sentado en
el capó de mi auto, con mi E-Reader en su mano.
—Tomé un taxi. Sabía que no me dejarías venir, así que decidí
hacerlo sin decirte. ¿Cómo estás?
Bueno, estaba parada y no me había desmayado o vomitado. Eso
era algo. Encogí un hombro.
—Gracias por venir —dijo Tawny, dándole un abrazo de un brazo. Él
no fue a por mí de inmediato, como si sintiera que no quería ser tocada en
ese momento.
—Cuando quieran. Tengo que hacer lo correcto por mi chica. Oye,
¿tienes mi número? Ya sabes, ¿sólo en caso de que _____ se olvide
contarme sobre cosas como esta?
::
—¿Hola? Estoy parada justo aquí —dije.
—Seguro.
Intercambiaron números, y Tawny me dio un abrazo antes de
montarse en su auto y decir que me vería la próxima semana. Alegría.
—¿Estás feliz de verme? —dijo él.
—Sí y no. Estoy enojada contigo por faltar a clases, pero no enojada
porque fue algo muy dulce.
—Puedo conformarme con eso. ¿Puedo tocarte?
Asentí y me dio un abrazo gentil, pero se abstuvo de besarme.
—¿Cómo estuvo?
—No fue tan mal como creí que lo sería. Estuve desconectada la
mayor parte. Tawny tomó notas.
—Estoy seguro de que lo hizo. ¿Estás lista para ir a casa?
—Sí. —Dejé que él manejara porque mi cerebro estaba demasiado
cansado para conducir y pensar al mismo tiempo.
—¿Tienes hambre?
—No, en realidad.
—No has comido mucho hoy. ¿Por qué no paramos en algún lugar?
—Hay un comedor en la próxima salida que tiene sándwiches de
mantequilla de maní y mermelada en el menú de adultos —dije.
—Ese es un lugar que necesitamos visitar.
Así que lo hicimos.
Ordené un sándwich de mantequilla de maní y mermelada con
frutillas, y él pidió banana en el suyo. Justin resultó ser un experto
hablando sobre cosas que no eran importantes, pero lo suficientemente
interesantes como para mantener mi cabeza ocupada. Probablemente lo
aprendió de Hope, o de su madre, o ambas.
Compartimos un batido de chocolate amargo, con dos pajillas y
todo.
—Siento como si debiera estar diciéndote que te ves fantástica —
dijo.
Batí mis pestañas.
—Por Dios, Justin. Eso de seguro es algo dulce de tu parte.
::
—Fantástica es una palabra genial. Necesitamos traerla de vuelta.
—Deberíamos. Hagámoslo.
—La pondré en una canción.
—Y yo aplaudiré esa canción.
—Eres muy buena aplaudiendo.
Asentí seriamente. —Es uno de mis talentos.
Puse la reunión con el señor Woodward en el fondo de mi cabeza,
junto con las otras cosas temibles. Sin duda que iban a llegarme en el
medio de la noche de todas formas. No quería que eso infringiera en mi
tiempo con Justin.
Conducimos de vuelta al campus, y me dormí en el auto. Cuando
me desperté, estaba en mi cama con Justin, los pijamas puestos, con él
acostado a mi lado, la lámpara prendida, y el E-Reader en su mano.
—¿Qué te tiene tan cautivado? —dije.
—Tengo que ver con quién va a terminar ella.
—Todavía hay más libros.
—¿Los hay? Diablos. Esperaba que pudiéramos poner a este bebé a
dormir.
—Eres tan extraño.
—Fantástico. Soy fantástico.
—Oh, cierto.
Dejó mi E-Reader, asegurándose que estuviera a salvo en su estuche.
—¿Puedo besarte ahora? Mis fantásticos labios han estado muy
solitarios. —Puso mala cara, haciéndome reír.
—Creo que sí. —Fruncí los labios, y compartimos un beso de frente.
Cambiamos a besos regulares, y Justin pasó su mano por debajo de
mi camiseta. No llevaba sujetador.
—Chico malo.
—¿Por qué dejaría que algo se interpusiera en mi camino de éstos?
—Le dio a un pequeño apretón a uno. Jadeé y le di una palmada a su
mano.
—Dos días más. —Enterró su cara en mi pecho.
—Está bien, está bien.
::
Froté su cabeza, masajeando mis dedos en círculos. Sus ojos se
cerraron y tarareó. Sonaba a “Home” de Phillip Philips, sólo que una versión
lenta y sexy. Le eché un vistazo al reloj y vi que sólo eran las :.::.
—Las chicas nos dieron otra noche a solas.
—Son tan dulces.
—Lo sé. Voy a extrañarlas cuando nos mudemos —dijo.
—No nos vamos a mudar.
—No en este segundo. Pero pronto.
—No voy a hacer esto contigo ahora. —Saqué mis manos de su
cabeza. Hizo un sonido gruñón en protesta.
—Eso no fue muy fantástico de mi parte, considerando el día que
tuviste. Lo siento.
—No, yo también lo siento. Sólo me enloquezco cuando se
menciona dinero. Es una especie de reflejo extraño.
—¿Por qué no quieres alquilar un apartamento para nosotros?
—Porque creo que las cosas deberían ser tan justas como podamos
hacerlas. El que tú nos alquiles un departamento me hace sentir como una
aprovechadora. Como si necesitara que me cuidaras.
Pareció pensar en eso por un momento.
—No necesitas que yo te cuide, pero me gusta gastar dinero en ti. El
departamento sería un regalo. Algo para que compartamos. Tú me das
más de lo que el dinero puede comprar. Me amas. Jodido, tatuado,
imbécil y fantástico.
—Desearía que fuera así de fácil.
—Dejemos de lado esa conversación para otro momento, ¿de
acuerdo?
—Seguro.
Dejamos de hablar también y recurrimos a muchos besos. Jamás
podría cansarme de besar a Justin. Era muy bueno con su boca.
Nos quedamos despiertos hasta tarde hablando de los pros y las
contras de salir con un vampiro, y otras palabras que habían perdido
popularidad desde ::::.
De alguna manera dormí toda la noche sin pesadillas.
—Gracias —dije mientras me levantaba de la cama.

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