ULTRAMARATÓN { Capítulo 42} {1/14}

By Unknown - 12:25



Nunca había experimentado la sensación de estar "caliente y
mojada", pero alrededor de las tres de la mañana, me había
levantado y salido de la habitación. Podía oír cada
respiración y movimiento de Justin como nunca lo había hecho antes.
Tuve la breve intención de ir a dormir, o intentarlo, en el cuarto de Darah y

Renee, pero entonces Justin sabría que yo estaba caliente y mojada.
No miré mi cara en el espejo porque no quería verla. En lugar de eso
me senté en el borde de la bañera y retorcí mi pelo en un dedo. Era un
hábito que había adquirido cuando era una niña y el que no había hecho
en mucho tiempo. Cuando era más joven, lo había retorcido tanto que en
realidad me había arrancado algo de pelo. Mi terapeuta en ese
momento, el Dr. Blood, me dio una bola para la tensión, pero eso no había
ayudado. Estaba irreparablemente rota.
Hace mucho tiempo que había aceptado el hecho de que estaba
desquiciada. Era una de las razones por las que me había prometido no
involucrarme con nadie.
Nadie debería tener que lidiar con mis problemas, salvo yo. Era fácil,
pues no había nadie con quien quisiera estar, de todos modos.
Hasta ahora.
Justin había dicho que me quería, y yo no podía negarlo por más
tiempo. Le quería, también. Lo quería tanto que apenas podía soportarlo.
Pasaba casi cada hora del día con él, y me lamentaba de las horas que
estábamos separados. No porque lo necesitara todo el tiempo, pero lo
echaba de menos cuando no estaba cerca. Había momentos cuando
veía algo, o alguien decía algo y yo pensaba, “a Justin le encantaría
::
eso,” o “la única otra persona que encontraría esto divertido es Justin.”
Echaba de menos tener su comentario rondando en todo.
Me había dicho que yo no estaba enamorada de él, todavía. Oh,
pero estaba cerca. Si esto no era casi amor, no sabía lo que era.
Un golpe interrumpió mis pensamientos.
—¿Estás bien?
—Sí. ¿Puedo tener un poco de maldita intimidad?
—Lo siento. Como estás ahí desde hace un rato quería asegurarme
de que no estabas enferma ni nada. Me voy ahora. Además, estoy
desnudo, así que si abres la puerta ahora mismo, te llevarás el espectáculo
completo.
—Paso.
—Haz lo que quieras. —Oí que daba la vuelta, volvía a nuestra
habitación y cerraba la puerta.
Me quedé en el cuarto de baño unos minutos más, decidiendo que
si estaba tan caliente y mojada allí como en mi cama, también podría
estar cómoda.
No dije nada mientras volví a la cama.
—Sabes que si estás incómoda con lo que dije, está bien. De algún
modo, te sorprendí —dijo—. Puedo retractarme si lo deseas.
—El problema no es que me sienta incómoda con esto, ¡el problema
es que lo quiero! —grité. Era oficial; lo había soltado. Oh, bueno, no era
conocida por tener mucho aguante—. ¿Estás contento? Jesús. Dices algo
así y luego esperas que me comporte de cualquier manera ante eso. Es
como gastarle una broma a alguien con un enorme pastel de cacao y
después lo pusieras en una de esas vitrinas para el postre. —No era mi
mejor discurso para el momento.
—¿Significa eso que soy el pastel?
—Cállate, era una metáfora.
—¿Así que me quieres?
Tanto que duele. —Sí — susurré.
—¿Justo ahora?
—Sí.
—Oh. —Ahora era él el que parecía nervioso.
::
—¿Qué?
—Es sólo... una sorpresa.
—Te dije que te entretendría la idea.
—Lo sé. Simplemente no creí que estarías tan entusiasmada tan
pronto.
—Justin, soy virgen. No monja.
No habló por un momento.
—Esa fue la cosa más sexy que has dicho alguna vez. Dios, ¿por qué
me haces esto? —Rodó sobre su espalda y se quedó mirando el techo.
Sólo podía ver su pecho desnudo en la oscuridad.
—Ídem.
—Me siento honrado y aterrorizado al mismo tiempo.
—¿Por qué aterrorizado? —dije. Justin Bieber no tenía miedo a
nada, y mucho menos al sexo.
—Eso es mucha presión. Quiero decir, pedirme que sea el primero. Es
sólo... que no quiero estropearlo. Eres demasiado importante para eso.
—Estoy segura de que tienes mucha experiencia. —Yo sería la única
que lo estropearía.
—Todo eso no tiene importancia. Todas esas cosas que hice antes
sólo eran sexo. Te lo dije, no quiero tener sexo contigo. Quiero más. Te
mereces mucho más. Más de mí, de todos modos.
—¿Y si no quiero más? ¿Y si sólo te quiero a ti? —Finalmente todos mis
sentimientos y frustraciones se habían derramado de mi boca.
—Me retracto. Esa fue la cosa más sexy que has dicho.
—¿Y ahora qué?
—Bueno, sé que los dos tenemos clase mañana, pero realmente no
quiero que esta cita termine.
—Yo tampoco.
—¿Hacemos novillos? Tengo un sitio al que quiero llevarte. —Nunca
había hecho novillos en la universidad. En la escuela secundaria, un
montón de veces. Pensé que había pagado el suficiente maldito dinero
por mi educación universitaria como para no desperdiciarla. Pero tal vez
sólo por esta vez.
::
Tendría que llamar al trabajo, pero sólo estaba anotada para dos
horas, por lo que el negociarlo no era tan problemático. Probablemente
sería la primera y única vez. Sólo había llamado diciendo que estaba
enferma una vez en cualquiera de los puestos de trabajo que alguna vez
había tenido y eso fue porque tuve una intoxicación alimentaria y tenía
que estar al lado de un cubo de basura en todo momento.
—Está bien —dije.
—Está bien.
Los dos nos quedamos allí por un momento.
—No puedo dormir —dijo.
—Yo tampoco.
—Tengo algo en mente que podríamos hacer.
—Estoy segura de que sí.
—Si quieres.
— Tomo nota.
—Todo lo que tienes que hacer es venir aquí. O podría ir yo.
—Está bien.
—Nunca he hablado mucho de esto.
—¿Sexo?
—Sí, por lo general sólo ocurre.
—Mira, nunca he entendido eso. No puede “sólo pasar”. No puedes
ir desde el punto A al sexo en un momento.
—Depende.
—¿De qué?
—Por lo general, de lo mucho que hayas bebido, o de lo caliente
que esté la chica.
—Cerdo.
—Oye, te dije que todas esas cosas estaban en el pasado. Sería
diferente contigo.
—¿Cómo?
—¿Quieres todos los detalles?
—Sólo tengo curiosidad...
::
—Te lo juro, me estás matando de la manera más lenta y tortuosa
posible. Creo que necesitaré unas veinte duchas de agua fría después de
esta conversación.
Yo iba a necesitar más que unas pocas.
—Deberíamos ir a la cama —dije.
—Deberíamos —suspiró—. Nop, no va a pasar. Si me necesitas, estaré
en el sofá. —Con eso agarró sus calzoncillos, se deslizó en ellos, tomó su
almohada y la manta, y salió por la puerta antes de que pudiera decir
condón.
Gracias a Dios.
Era más fácil pensar en otras cosas, como en los verbos franceses y la
expresión sutil de la misoginia en la película, cuando él no estaba en la
habitación. También pensé en otras cosas. Nos imaginé estando... juntos.
Fue una bonita imagen, pero luego se transformó en otra. La imagen
de la cara de Travis cuando... No. Apagué la reproducción mental y traté
de pensar en otra cosa.
El resultado final era que yo no podía estar con Justin hasta que no
se lo hubiera dicho. Tendría que correr el riesgo más grande para conseguir
una recompensa mayor. ¿Tenía las agallas para hacerlo?
Probablemente conseguí dormir tres horas cuando escuché a Justin
moverse en la cocina. Era como si tuviera una alarma programada para
encenderse si él estaba haciendo algo. El sueño que había conseguido no
había sido de calidad. Parecía que no podía dormir con él, pero tampoco
sin él.
—Hola —dije mientras me arrastraba hasta el baño. Realmente no
me importaba como me veía. Si él había visto mi apariencia mañanera y
no había huido por ahora, no iba a hacerlo.
—Buenos días, preciosa.
—Um —dije como respuesta.
Me sentí un poco mejor después de que Justin puso una taza de
café en mis manos y tomé unos pocos sorbos.
—Entonces, ¿qué vamos a hacer hoy? —dije.
—Nada de eso. Llegué a sorprenderte anoche y tengo la intención
de hacer lo mismo hoy.
—¿Me das una pista? ¿Tal vez una palabra para describirlo?
::
Pensó por un momento, bebiendo de su taza.
—Princesa.
—¿Princesa?
—Así es. Eso es todo lo que conseguirás. —Lo fulminé con la mirada,
pero sólo sonrió.
—Bromeas —le dije. Se echó a reír—. ¿Vas a elegir mi traje viendo
que no sé a dónde vamos?
—Puedes ponerte lo que quieras, sólo trae una sudadera y zapatos
cómodos.
—Así que vamos a algún lugar que podría ser potencialmente frío —
dije, dando golpecitos en mi barbilla.
—Humm —dijo Justin, uniéndose a mí.
—Voy a ir a vestirme y reflexionar sobre eso. ¿Cómo estuvo el sofá?
—Incómodo, pero no creo que tenga nada que ver con el sofá.
—Tal vez no.
Terminé mi café y fui a cambiarme. Era un día frío, pero el sol estaba
fuera, así que cogí una camisa y pantalones vaqueros color óxido,
agarrando mi sudadera de la Universidad de Maine y lanzándome en unas
andrajosas zapatillas.
—¿Esto sirve?
—Perfecto. Me toca a mí.
Le envié un mensaje a Tawny mientras se cambiaba, diciéndole que
necesitaba hablar. Necesitaba realmente, realmente, hablar con Tawny.
También le envié un mensaje a Megan, hablándole de mis planes. Dijo que
estaba emocionada y que la llamara con todos los detalles.
Renee me envió un mensaje justo cuando Justin salía de la
habitación, preguntando cómo fue nuestra noche. Sabía lo que
peguntaba. No iba a decírselo. Realmente, no había nada que decir,
todavía.
—¿Cuál es el veredicto? —Dio una vuelta y me acordé de la
exhibición de break-dance que había visto el primer fin de semana que lo
había conocido.
—¿Dónde aprendiste a bailar?
::
—Mase y yo solíamos perder el tiempo cuando éramos niños, así que
de alguna forma nos enseñamos a nosotros mismos. Podría mostrarte un
par de movimientos. Eres una bailarina natural. Podría mostrarte cómo
hacer un saque de pecho. —Lo demostró mientras yo ponía los ojos en
blanco.
—Sí, por supuesto.
—¿Qué? Es un movimiento legítimo, en el que serías excelente. —Yo

no tenía demasiado pecho para sacar. Lo suficiente para saber que no
podía caminar sin un sostén cómodo.
—¿Estás listo?
—Sí, señorita Caldwell. Su carruaje la espera.
—¿Quieres decir que trajiste tu coche? —No me hizo caso y me
ofreció su brazo—. ¿Tengo una tiara? Por favor, di que tengo una tiara.
—Pensaré en algo —dijo mientras cerraba nuestra puerta.
—La tiara es la parte más importante de ser princesa. Oh, tengo que
llamar al trabajo.
—Ya me ocupé.
—¿Qué?
—Llamé a Tom y dije que estabas en el baño vomitando las tripas.
—Pero, ¿qué pasa si alguien de la escuela nos ve?
—Relájate. No eres el primer estudiante que haya hecho novillos.
Estoy seguro de que sabía que me lo inventé.
—Pero necesito ese trabajo, Justin…
Me interrumpió colocando un dedo en mis labios.
—Princesa, no te estreses. Que tomen las riendas y deja que otras
personas se preocupen por los detalles.
—Está bien. Pero si me despiden, te culparé.
—Si te despiden, renunciaré.
—Trato hecho.
—Trato hecho.
Dejé que Justin me ayudara a entrar en el coche, ya que las
princesas no podían entrar en los coches sin ayuda o alguna tontería
semejante.
::
—Así el fotógrafo no conseguirá una foto de tu ropa interior.
—No llevo falda.
—Nunca se puede ser demasiado cuidadoso —dijo seriamente.
Lo hice detenerse y traerme un pastelillo de arándanos y té helado.
Pensé que realmente debería exprimir esta cosa de la princesa mientras
durara.
—No es tan bueno como el de Hope —comenté acerca del té
helado.
—Eso es algo que saben hacer en el sur. A veces lo echo de menos
—dijo.
—¿Qué echas de menos?
—Parece... no sé, más acogedor, a falta de un término mejor. No es
que Maine no sea así. Sólo es diferente.
—No lo sabría. Nunca he estado en el sur.
—Bueno, tendré que llevarte. No quiero que tu primera experiencia
sea con alguien más.
—Estamos hablando de viajar, ¿no?
—Así es.
Dimos la vuelta hacia el sur por la I-::, lo que significaba que nos
dirigíamos a la costa.
—No vamos a dejar el estado, ¿verdad?
—Nop. Sólo iremos un poco por las rutas de la costa.
—Así que vamos a la costa. Interesante...
Meditaba mientras nos encaminábamos.
—¿Qué, ninguna mezcla para el viaje por carretera de la princesa?
—No lo planifiqué por adelantado. Elige un CD. —Me lanzó una
carpeta cerrada con una cremallera que pesaba sobre unos dos kilos y
medio—. Todavía me gusta tenerlos por si acaso mis mp: se mueren por
alguna razón. Como tener registros.
Revolví entre ellos y había unos pocos grupos de los que no había
oído hablar, así que tomé notas mentales para revisarlos. Cogí lo primero
que me hizo sonreír. The Head and the Heart.
Él también sonrió cuando escuchó la primera canción. Salté a
“Honey, Come Home”.
::
:

—¿Así que te gustó? —dijo.
—Debería haber sido totalmente cursi, pero no. —Puse mi mano
sobre la suya mientras la apoyaba en la palanca de cambios.
—Yo iba por lo no cursi. Eliminé muchas otras canciones antes de
escoger esa.
—Fue perfecta.
—Bueno, iba a escoger “Love Story”, pero pensé que sería cursi.
—Si hubieras escogido esa, probablemente habría encontrado el
camino contigo en el sofá mientras Megan estaba en la ducha.
—Maldita sea. Menuda oportunidad perdida. —Los dos nos reímos
mientras Justin apretó el acelerador y pasó una gigantesca casa rodante.
—¿A dónde vamos? —gemí.
—Dios, ese es un sonido que no quiero volver a escuchar.
—Dime a dónde vamos y no lo haré.
—Buen intento, señorita.
—Creo que, como princesa, tengo derecho a esta información. De
lo contrario, esto es un secuestro.
—Lo siento, señorita Caldwell. Tengo órdenes estrictas de no revelar
esa información.
—Estúpido.
—Sí, señorita Caldwell. Lo que tú digas.
Le di a su hombro un ligero golpe ligero en respuesta.
Se desvió de la I-:: hacia la ::: y luego a la :A.
Humm...
—¿La Ruta de la Costa? —Asintió en respuesta.
—Hay tantos lugares a los que podrías llevarme. Si fuéramos a
Portland, te habrías quedado en la ::. Así que debemos ir a uno de los
lugares a lo largo del camino. —Saqué mi teléfono y busqué los nombres
de las ciudades de la ruta.
—Acabamos de pasar Winterport, así que no es esa. ¿Belfast?
¿Lincolnville? ¿Camden?
—No te lo voy a decir.
—Creo que me estoy acercando.

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