- Chapter 82 -

By Unknown - 21:08


Justin se relajó, tirando de mí hacia él. Los dos vimos las nubes de la noche desplazarse a través del cielo. Las luces de la escuela iluminaban el bloque oscuro, y los invitados a la fiesta envolvían sus brazos contra sus gruesas chaquetas, corriendo a la calidez del ladrillo y la casa de la fraternidad. Vi la misma paz en los ojos de Justin de la que había sido testigo pocas veces, y me di cuenta que al igual que las otras noches, su expresión de felicidad era el resultado de mi reafirmación. Yo había experimentado la inseguridad, de esos que vivían de un solo golpe de mala suerte, de hombres que tenían miedo de su propia sombra. Era fácil tener miedo del lado oscuro de Vegas, del lado que las luces de neón y brillo nunca parecían tocar. Pero Justin Bieber no tenía miedo de pelear, o de defender a alguien que le importaba, o mirar en los ojos una humillada y enfadada mujer. Él podía entrar en una habitación y mirar a alguien dos veces su tamaño, creyendo que nadie podía tocarlo—que él era invencible a todo lo que tratara de hacerlo caer. Él no tenía miedo de nada. Hasta que me conoció. Yo era la parte de su vida que era desconocida, la carta salvaje, la variable que no podía controlar. Independientemente de los momentos de paz que le había dado, en cada momento de cada día, la crisis que sentía sin mí se hacía diez veces peor en mi presencia. La ira que antes se apoderaba de él cada vez era más difícil para controlar. Ser la excepción ya no era un misterio, ya no era especial. Me había convertido en su debilidad. Al igual que mi padre.

— ¡____! ¡Ahí estás! ¡He estado buscándote por todas partes! —dijo Carly, corriendo a través de la puerta. Ella alzó su teléfono celular— Acabo de hablar por teléfono con mi papá. Mick los llamó ayer por la noche.
— ¿Mick? —Mi rostro se contrajo en asco— ¿Por qué los iba a llamar?
Carly levantó las cejas como si yo debiera saber la respuesta. — Tu madre seguía colgándole.
— ¿Qué quería? —dije, sintiéndome enferma.
Ella apretó los labios. — Saber dónde estás.
— No se lo dijeron, ¿verdad?
El rostro de Carly se crispó. — Él es tu padre, ____. Mi padre sintió que él tenía derecho a saber.
— Él va a venir aquí —dije, sintiendo mis ojos quemar— ¡Él va a venir aquí, Carly!
— ¡Lo sé! ¡Lo siento! —dijo ella, tratando de abrazarme. Me alejé de ella y me tapé la cara con las manos. Un par de manos fuertes y familiares se posaron protectoramente sobre mis hombros. — No te hará daño, Pigeon —dijo Justin— No se lo permitiré.
— Él encontrará la manera. —dijo Carly, mirándome con pesadez en los ojos— Siempre lo hace.
— ¡Tengo que salir de aquí! —Sujeté el abrigo que me rodeaba y tiré de la manija de las puertas francesas.

Estaba demasiado molesta como para coordinar mis pasos. Mientras las lágrimas caían por mis mejillas, la mano de Justin cubrió la mía. Él presionó, ayudándome a abrir la puerta. Lo miré, consciente de la ridícula escena que estaba haciendo, esperando ver una expresión de confusión o desaprobación en su rostro, pero él me miraba con sólo comprensión. Justin envolvió su brazo mí alrededor y bajamos a la planta baja, escaleras abajo y entre la multitud hacia la puerta. Los tres lucharon para seguirme el paso mientras yo zigzagueaba hasta el Charger. La mano de Carly se aferró de mi abrigo, deteniéndome en seco.
— ____ —susurró, señalando a un pequeño grupo de personas. Estaban alrededor de un hombre mayor y desaliñado, quien señalaba frenéticamente hacia la casa, sosteniendo una fotografía. Las parejas asentían con la cabeza, discutiendo la foto uno al otro. Me dirigí hacia al hombre y tomé la foto de su mano.
— ¿Qué demonios estás haciendo aquí?
La multitud se dispersó, entrando a la casa, y Chris y Carly estaban a cada lado de mí. Justin sostenía mis hombros desde atrás. Mick miró a mi vestido y chasqueó la lengua en desaprobación. — Bien, bien, Cookie. Puedes tomar a la chica de Las Vegas…
— Cierra la boca. Cállate, Mick. Sólo da la vuelta —señalé detrás de él— y vuelve por donde viniste. No te quiero aquí.
— No puedo, Cookie. Necesito tu ayuda.
— ¿Qué hay de nuevo en eso? —Se burló Carly. Mick entrecerró los ojos a Carly y luego me miró a mí.
— Te ves increíblemente hermosa. Has crecido. No te hubiese reconocido en la calle.
Suspiré, impaciente ante su charla. — ¿Qué es lo que quieres?





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18 comentarios

  1. esta supermegaincreible me encanta, despues k no keria ahora si kiere kien entiende a rayita

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  2. Beautiful disaster es un libro verdad?

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  3. Ash me encanta! <3 siguela pronto porfa (:

    -Paz

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