A la mañana siguiente me desperté, estaba rodeada por los brazos de mi novio. “Mi novio” que bien suena eso. Además sabiendo que tengo un novio tan magnifico como el que tengo. Aun no me puedo creer lo que me regaló, seguro que le debió de costar bastante, pero bueno, él es rico, supongo que para él no fue nada… aunque para mí sí.
Sentí que unos labios besaban mi cuello.
Justin.
Mi piel se volvía sensible ante esos labios, tan suaves, tan deseables. Me estremecí un poco.

Justin: Buenos días mi amor. Feliz cumple.
Tu: y tan buenos. ¿Cómo no van a ser buenos despertándome junto a la persona que más amo y mientras me besa?
Justin: para mí son más que bueno, son maravillosos.
Tu: sabes qué? Hoy eres mi esclavo, no?
Justin: ajá…
Tu: he decidido que no lo vas a ser hasta la noche. – dije sonriendo perversamente.
Justin: jajá…bueno esta tarde quiero verte con lo que te regalé, eh.
Tu: Claro.
Justin: ah por cierto, esta tarde la casa estar un poco llena.
Tu: no habrás preparado una fiesta, no? Te dije que no hacía falta.
Justin: por ti sí que hacía falta, además que pensabas que me quedaría así sin hacer nada, o qué?
Tu: bueno, te perdonaré porque eres tu pero si no nada…
Justin: entonces me puedo considerar un chico con mucha suerte, no?
Tu: menos hablar de tonterías y más darme un beso de “feliz cumple”, no? – entonces nos besamos.

La mañana pasó rápidamente, recibí una llamada de mi madre. Obviamente quería felicitarme, y después me pasó con mi hermana que también me felicitó y comenzó a contarme su vida, que en ese momento no me importaba, pero no le iba a decir “Cállate ya! No me importa” la escuché mientras de vez en cuando decía algunos monosílabos como estos “ajá”, “si?” o cosas por el estilo. Por lo demás la mañana fue tranquila.
Eran las cinco de la tarde y me fui a preparar. Ya que Justin me había dicho que a las 7 vendrían los demás.

Me metí a la ducha. Estuve unos veinte minutos. Salí del baño con una toalla blanca en vuelta en mi cuerpo. Encima de la cama había dejado lo que me pondría, bueno, lo que Justin me había regalado. ¿Qué era? Un precioso vestido rosa. Parecía de princesa. Después de ponerme el vestido me puse los zapatos y unos pendientes, fui a mirarme a un espejo grande, donde podía verme completamente. Estaba así: http://www.polyvore.com/cgi/set?id=65480318&.locale=es .volví de nuevo al baño. Me alise el pelo. Entonces me maquillé, pero solo un poco, me gustaba más estar a lo natural.
Miré el reloj, ya eran las 6:47 pm. ¿Tanto me había demorado? Bueno era igual.

Escuché el timbre. Supongo que ya estaba llegando gente. Cuando terminé de prepararme salí de la habitación. Escuchaba música de fondo, pero no estaba muy fuerte. Comencé a bajar lentamente las escaleras, con mi mano izquierda me apoyaba en la barandilla. Entonces vi a Justin. Estaba perfecto, como siempre. Llevaba puesto esto:

  ¿cómo se lo hace para estar siempre tan guapo? Al verme él se dirigió hacia las escaleras. Cuando llegué a bajo él me ofreció su mano. Y yo la acepte. Se acercó a mi oído.

Justin: sabía que te quedaría bien. Me encanta.
Tu:  a mí también me encanta como vas tú. Te ves muy sexy. – le respondí en un susurro, como me dijo el a mí.

Había bastante gente, más de la que yo conocía a que en Stratford. Bueno, la verdad, yo solo conocía a Cait, Chris, Chaz, Ryan, Justin y, desgraciadamente, a Sheila. Supongo que serían conocidos de Justin. La gente me felicitaba, aunque no la concia, debo suponer que Justin se lo dijo a todos… las horas iban pasando.

Debían ser ya pasadas las 10 de la noche.

Tu: Justin, voy a buscar una cosa arriba.
Justin: ok. Te espero aquí.

Subí a arriba. ¿Qué cosa buscaba? Sinceramente nada. Solo quería subir, ya que esto estaba más tranquilo. Y necesitaba un poco de tranquilidad, tanto rato con música y gente bailando ya me cansaba. Después de cinco minutos, decidí bajar de nuevo. Estaba bajando tranquilamente por las escaleras, cuando a lo lejos me pareció ver a Sheila. ¿Qué hacia esa aquí? Vi que estaba con alguien, y de pronto besó a esa persona. Aun no sabía quién era el tonto que la besaba. Hasta que reconocí quien era...