- Chapter 26 -

By Unknown - 22:00

                                                                   (     *-*      )

Sacudí mi cabeza. —Ese es el Justin que todos los demás ven… no él Justin que yo conozco.
Christian se inclinó hacia adelante. —No hay ninguna diferencia. Sólo tienes que seguir la corriente.
Después de clase me fui con Carolyn al apartamento, para descubrir que la motocicleta de Justin no estaba. Fui a su habitación y me enrosqué en una bola en su cama, descansando mi cabeza sobre mi brazo. Justin estaba bien esta mañana. Por más tiempo que habíamos pasado juntos, yo no podía creer que no hubiera visto que algo lo había estado molestando. No sólo eso, me preocupaba que Carolyn parecía saber lo que estaba sucediendo y yo no. Mi respiración se normalizó y mis ojos se volvieron pesados; no mucho después me quedé dormida. Cuando mis ojos se abrieron nuevamente, el cielo nocturno había oscurecido la ventana.

El sonido amortiguado de unas voces se filtraba por el pasillo de la sala, incluyendo el tono profundo de Justin. Me deslicé por el pasillo y luego me congelé cuando escuché mi nombre.
—____ lo entiende, Justin. No te tortures. —dijo Christian.
—Ya van a ir a la fiesta. ¿Dónde está el daño en invitarla a salir? —preguntó Carolyn.
Me quedé quieta, esperando su respuesta. —No quiero salir con ella; Sólo quiero estar a su alrededor. Ella es…diferente.
— ¿Cómo diferente? —le preguntó Carolyn, sonando irritada.
—Ella no sigue mis ****adas, es refrescante. Lo dijiste tú misma, Carly. Yo no soy su tipo. Simplemente no es… de esa forma con nosotros.
—Estás más cerca de ser su tipo de lo que crees. —dijo Carolyn.
Retrocedí tan silenciosamente como pude, y cuando las tablas de madera crujieron bajo mis pies descalzos, alcancé la puerta del dormitorio de Justin y la cerré y luego caminé por el pasillo.
—Hola, _____—Carolyn sonrió—. ¿Cómo estuvo tu siesta?
—Estuve inconsciente durante cinco horas. Es más cercano a un coma que a una siesta.
Justin me miró fijamente por un momento y cuando le sonreí, él caminó directamente hacia mí, agarró mi mano y me jaló al pasillo de su dormitorio. Cerró la puerta y yo sentí mi corazón golpeando en mi pecho, preparándose para que él dijera otra cosa para aplastar a mi ego.
Levantó sus cejas. —Lo siento, Pidge. Fui un imbécil contigo.
Me relajé un poco, viendo el remordimiento en sus ojos. —No sabía que estabas enojado conmigo.
—No estaba enojado contigo. Es sólo que tengo la mala costumbre de desquitarme con quienes me preocupan. Es una excusa pobre de mierda, lo sé, pero lo siento. —me dijo, envolviéndome en sus brazos.
Puse mi mejilla contra su pecho, recargándome. — ¿Por qué estabas enojado?
—No es importante. Lo único que me preocupa eres tú.
Me incliné hacía tras para verlo. —Puedo manejar tus rabietas.
Sus ojos analizaron mi cara durante un momento antes de que una pequeña sonrisa se extendiera por sus labios. —No sé por qué me aguantas, y no sé lo que haría si no lo hicieras.
Pude oler la mezcla de cigarrillos y menta en su aliento, y miré sus labios, mi cuerpo estaba reaccionando ante la cercanía que teníamos. La expresión de Justin cambió y su respiración vaciló, él también lo había notado.
Me incliné infinitesimalmente, y luego ambos saltamos cuando sonó su teléfono celular. Él suspiró, sacándolo del bolsillo. —Sí. ¿Hoffman? Jesús… De acuerdo. Será grande y fácil. ¿Jefferson? —Me miró y giñó un ojo—Estaremos ahí. —Colgó y tomó mi mano—. Ven conmigo. —Me sacó al final del pasillo—. Era Tony—Le dijo a Christian—. Brady Hoffman estará en Jefferson en noventa minutos.
Christian asintió y se levantó, sacó su celular de su bolsillo. Después de unos momentos, repitió lo que Justin le había dicho por su teléfono, colgó, marcó nuevamente y repitió una vez más la información. Él marcó otro número mientras cerraba la puerta de su habitación detrás de él.
—Aquí vamos —dijo Carolyn, sonriendo—. ¡Sera mejor que nos arreglemos!
El aire en el apartamento estaba tenso y optimista al mismo tiempo. Justin parecía el menos afectado, poniéndose sus botas y una camiseta blanca, como si él estuviera preparándose para ir a hacer un encargo.
Carolyn me llevó al final del pasillo, al dormitorio de Justin y frunció el ceño. —Tienes que cambiarte, _____. No puedes usar eso en la lucha.
— ¡Llevaba un maldito cardigán la última vez y no dijiste nada! —Protesté.
—No pensé que irías la última vez. Toma —Me arrojó ropa— Póntelo.
— ¡No usaré esto!
— ¡Vámonos! —Llamó Christian desde la sala de estar.
— ¡Rápido! —dijo Carolyn bruscamente, corriendo hacia la habitación de Christian.

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