- Chapter 97 -

By Unknown - 22:58



Maratón {7/10}

Viajamos en silencio a la casa de su padre. El coche iba cargado de energía nerviosa, y era difícil quedarse quieta frente a los fríos asientos de piel. Una vez que llegamos, Jeydon y Jeremy salieron al porche, todos sonrientes. Justin llevó nuestro equipaje desde el coche, y Jeremy le dio unas palmaditas en la espalda.
― Es bueno verte, hijo ―su sonrisa se amplió cuando me miró― ____ Ross. Estamos viendo si adelantamos la cena de mañana. Ha sido mucho tiempo desde que… bueno. Ha sido un largo tiempo.
Asentí con la cabeza y seguí a Justin a la casa. Jeremy puso la mano sobre su vientre protuberante y sonrió. 
― Los puse a ambos en el dormitorio de invitados, Justin. No pensé que quisieras pelear con el gemelo en tu habitación.
Miré a Justin. Era difícil verle luchar para hablar. ― Uh ____… ella va a… va a tomar la habitación de invitados. Yo voy a quedarme en la mía.
Jeydon hizo una mueca. ― ¿Por qué? Ella se ha estado quedando en tu apartamento, ¿no es cierto?
― No últimamente ―dijo, tratando desesperadamente de evitar la verdad.
Jeremy y Jey intercambiaron miradas. ― La habitación de Jason ha sido el almacén por años, por lo que iba a dejar que tomara tu habitación. Supongo que él puede dormir en el sofá ―dijo Jeremy, mirando los raídos cojines descoloridos en la sala de estar.
― No te preocupes por eso, Jeremy. Estábamos tratando de ser respetuosos ―sonreí, tocándole el brazo.
Su risa rugió en toda la casa, y me acarició la mano. ― Has conocido a mis hijos, ___. Tú debes saber que es casi malditamente imposible ofenderme.

Justin asintió con la cabeza hacia las escaleras, y yo lo seguí. Abrió la puerta con el pie y dejó nuestras bolsas en el suelo, mirando a la cama y luego se volvió hacia mí. La habitación estaba llena de paneles de color marrón, la alfombra marrón más allá del desgaste normal. Las paredes eran de un blanco sucio, la pintura desconchada en algunos lugares. Sólo vi un cuadro en la pared, encerraba una imagen de Jeremy y la madre de Justin. El fondo era un retrato tipo estudio de color azul, luciendo plumas en el pelo y rostros jóvenes, sonriendo. Tenían que haber sido tomadas antes de que tuvieran los niños, ninguno de ellos podría haber tenido más de veinte años.
― Lo siento, Pidge. Voy a dormir en el suelo.
― Por supuesto que dormirás en él ―le dije, agarrándome el pelo en una coleta― No puedo creer que me metieras en esto.
Se sentó en la cama y se frotó la cara con frustración. 
― Esto va a ser una mierda. No sé en qué estaba pensando.
― Yo sé exactamente lo que estabas pensando. No soy estúpida, Justin.
Él me miró y sonrió. ― Pero aun así viniste.
― Tengo que tener todo listo para mañana ―le dije, abriendo la puerta.
Justin se puso de pie. ― Yo te ayudaré.

Pelamos a una montaña de patatas, cortamos las verduras, pusimos el pavo a que se descongelara, y comenzamos la masa de los pasteles. La primera hora fue más que incómoda, pero cuando llegaron los gemelos, todo el mundo parecía congregarse en la cocina. Jeremy contaba historias sobre cada uno de sus muchachos, y nos reímos de los cuentos de otras desastrosas Acciones de Gracias cuando intentaron hacer algo más que pedir una pizza.
― Pattie era un infierno de cocinera ―reflexionó Jeremy― Justin no recuerda, pero no tenía sentido tratar después de su muerte.
― Sin presiones, ____―Jeydon se rió entre dientes, tomando una cerveza de la nevera― Vamos jugar a las cartas. Quiero intentar recuperar algo de mi dinero que ____ tomó.
Jeremy apuntó con el dedo a su hijo. ― Nada de póker este fin de semana, Jey. Bajé las fichas de dominó, ve a ordenarlo. Nada de apuestas, maldita sea. Lo digo en serio.
Jey negó con la cabeza. ― Está bien, viejo, está bien.
Los hermanos de Justin serpenteaban de la cocina, y siguiendo a Jey, deteniéndose para mirar hacia atrás. 
― Vamos, Justin.
― Estoy ayudando a Pidge.
― No hay mucho más por hacer, bebé ―le dije― Adelante.
Sus ojos se suavizaron ante mis palabras, y me tocó mi cadera. ― ¿Estás segura?
Asentí con la cabeza y se inclinó para besar mi mejilla, apretando mi cadera con los dedos antes de seguir a Jeydon a la sala de juegos. Jeremy vio a sus hijos desfilar por la puerta, negando con la cabeza y sonriendo. ― Esto es increíble, lo que estás haciendo, ____. No creo que te des cuenta de lo mucho que lo aprecio.
― La idea fue de la Justin. Me alegro de poder ayudar.
Se inclinó sobre el mostrador, tomando un trago de cerveza mientras reflexionaba sobre sus siguientes palabras. ― Justin y tú no han hablado mucho. ¿Están teniendo problemas?
Apreté el jabón para lavar platos en el fregadero mientras lo llenaba con agua caliente, tratando de pensar en algo que decir que no fuera una descarada mentira. ― Las cosas están un poco diferente, supongo.

― Eso es lo que yo pensaba. Tienes que ser paciente con él. Justin no recuerda mucho al respecto, pero era cercano a su madre, y después de haberla perdido nunca fue el mismo. Pensé que él crecería sin eso, ya sabes, con él siendo tan joven. Fue difícil para todos nosotros, pero Justin… dejó de tratar de amar a la gente después de eso. Me sorprendió que te trajera aquí. La forma en que actúa a tu alrededor, la manera en que te mira; yo sabía que eran algo especial.

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