- Chapter 104 -

By Unknown - 20:24


— Oh, Khloe. Cuanto te he echado de menos —dijo Carly.
— El sentimiento es mutuo —se quejó Khloe, con los ojos en su libro.
Carly conversó acerca de su día y los planes con Chris para el fin de semana. Navegamos por Internet en busca de videos divertidos, riendo tan fuerte que nos teníamos que secar las lágrimas. Khloe resopló un par de veces ante nuestro estruendo, pero no le hizo caso. Estaba agradecida de la visita de Carly. Las horas pasaron tan rápido que no me pasé ni un momento preguntándome si Justin había llamado, hasta que ella decidió que tenía que irse. Carly bostezó y miró su reloj. — Me voy a la cama, __... ¡Oh, mierda! —dijo, chasqueando los dedos— Dejé mi bolsa de maquillaje en donde Chris.
— Eso no es una tragedia, Carly—dije, todavía riendo desde el último vídeo que habíamos visto.
— No lo sería si yo no tuviera mi control de natalidad allí. Vamos. Tengo que ir a por ello.
— ¿No puedes simplemente conseguir que Chris te los traiga?
— Justin tiene su coche. Está en Red con Jey.
Me sentí enferma. — ¿Otra vez? ¿Por qué está saliendo con Jey tanto, de todos modos?
Carly se encogió de hombros. — ¿Importa? ¡Vamos!
— No quiero tropezarme con Justin. Será extraño.
— ¿Alguna vez me escuchas? Él no está ahí, está en Red. Vamos —se quejó ella, tirando de mi brazo.
Me puse de pie con leve resistencia leve a medida que me sacaba de la habitación.
— Al fin —dijo Khloe.

Nos detuvimos al apartamento de Justin, y me di cuenta de que la Harley estaba aparcada debajo de las escaleras, y que el Charger de Chris había desaparecido. Di un suspiro de alivio, y seguí a Carly por los escalones helados.
— Cuidado —advirtió ella.
Si hubiera sabido cómo de difícil sería poner un pie en el apartamento otra vez, no habría permitido que Carly me convenciera para ir allí. Toto vino correteando por la esquina a toda velocidad, estrellándose en mis piernas cuando sus patitas fallaron en conseguir tracción en las baldosas de la entrada. Lo recogí, dejándole que me saludara con besos de bebé. Por lo menos él no me había olvidado. Yo lo llevé cargado al rodear el apartamento, esperando mientras que Carly buscaba en su bolsa.
— ¡Sé que lo dejé aquí! —dijo desde el cuarto de baño, pisando fuerte desde el pasillo hacia la habitación de Chris.
— ¿Buscaste en el armario debajo del fregadero? —Preguntó el.
Miré mi reloj. — Date prisa, Carly. Tenemos que irnos.
Carly suspiró con frustración desde la habitación.
Miré mi reloj otra vez, y luego me sobresalté cuando la puerta se abrió de golpe detrás de mí. Justin tropezó al entrar con los brazos envueltos alrededor de Megan, quien estaba riendo contra su boca. Una caja en su mano me llamó la atención, y me sentí enferma cuando me di cuenta de lo que era: condones. Su otra mano estaba en la parte posterior de su cuello, y yo no podría decir los brazos de quién se enroscaban en torno a quién.
Justin tuvo una reacción tardía cuando me vio sola, parada en mitad de la sala, y entonces se congeló, Megan levantó la mirada con una sonrisa residual aún en su rostro.
— Pigeon —dijo Justin, aturdido.
— ¡Lo encontré! —Dijo Carly, corriendo fuera de la habitación Chris.
— ¿Qué haces aquí? —Preguntó él. El olor a whisky voló con los copos de nieve, y mi ira incontrolable superó cualquier necesidad de fingir indiferencia.
— Es bueno ver que pareces a tu antiguo yo, Justin—dije. El calor que irradiaba de mi cara quemaba mis ojos y emborronaba mi visión.
— Nos estábamos yendo —gruñó Carly, agarrando mi mano, mientras pasábamos a Justin. 

Nos precipitamos escaleras abajo hacia su coche, y yo me sentí agradecida de que sólo estuviera un poco más allá, sintiendo las lágrimas brotando de mis ojos. Casi me caí hacia atrás cuando mi abrigo se enganchó en algo a medio paso. La mano de Carly se deslizó fuera de la mía y ella se dio la vuelta al mismo tiempo que yo. El puño de Justin estaba agarrando mi abrigo y mis oídos parecían arder, escociendo en el frío de la noche. Sus labios y su cuello estaban de un ridículo tono de color rojo oscuro.
— ¿A dónde vas? —Dijo, medio borracho, con una mirada medio confundida en sus ojos.
— A casa —le contesté toscamente, estirando mi abrigo cuando me soltó.
— ¿Qué estás haciendo aquí?
Yo podía oír el crujido nieve acumulada bajo los pies de Carly, mientras caminaba detrás de mí, y Chris se precipitó escaleras abajo para quedarse pie detrás de Justin, con los ojos fijos y cautelosos en su novia.
— Lo siento. Si yo hubiera sabido que ibas a estar aquí, no habría venido.
Él se metió las manos en los bolsillos del abrigo. — Puedes venir aquí cuando quieras, Pidge. Nunca quise que te mantuvieras alejada.
Yo no podía controlar la acidez en mi voz. — No quiero interrumpir. —Levanté la mirada a lo alto de las escaleras donde Megan estaba parada con una expresión de suficiencia— Disfruta de tu noche —dije, dándome la vuelta.
Me agarró del brazo. — Espera. ¿Estás enfadada?
Tiré de mi abrigo para quitarme de su agarre. — Sabes... ni siquiera sé por qué me sorprende.
Sus cejas se fruncieron. — No puedo ganar contigo. ¡Nunca hago nada bien contigo! Me dices que tú lo has superado... ¡Me siento malditamente miserable con esto! Tuve que romper mi teléfono en mil pedazos para evitar llamarte a cada minuto de cada maldito día. He tenido que aparentar que todo está bien en la escuela para que puedas ser feliz... ¿Y estás jodidamente enojada conmigo? ¡Me rompiste el jodido corazón! —Sus últimas palabras hicieron eco en la noche.
— Justin, estás borracho. Deja que ____ se vaya a casa —dijo Chris.
Justin me agarró de los hombros y me empujó hacia él.
— ¿Me quieres o no? ¡No puedes seguir haciéndome esto, Pidge!

  • Share:

You Might Also Like

1 comentarios