{ Capítulo 12 }

By Unknown - 16:03


—El tiempo de los pedidos ha terminado. Si quieres pagarme,
continuaré.
Sólo puedo imaginarme lo que aceptaría como pago, así que
simplemente tomé mi libro de nuevo. Después de unos minutos, comenzó
de nuevo, tocando notas y temas al azar. Tocaba un par de líneas de una
canción, suficiente para reconocerla, entonces la derretía en algo más.
—¿Puedo preguntarte algo? —pregunté media hora después.
—Puedes preguntar lo que quieras, no quiere decir que te responda.
—Rápidamente tocó una cuerda.
—¿Por qué haces la especialidad de negocios? Preferiría comer
vidrio antes de admitirlo, pero tienes talento.
—¿Esto? —dijo, apuntando a la guitarra. Asentí—. ¿Para ser un artista
hambriento? Hay diez mil tipos con guitarras que pueden tocar.
—Pero, si amas hacerlo, entonces ¿por qué no lo harías?
—Lo estoy haciendo, ahora mismo.
Sólo quería que me diera una verdadera respuesta. Si iba a estar
atrapada con él por el resto de la semana, podríamos al menos
conocernos un poco. Podría ser un imbécil, pero era intrigante. Quería
saber cómo se había convertido en el chico que era. Ya sabes, antes de
que echara su trasero a la calle.
—Sabes a lo que me refiero. —Se encogió de hombros, y volvió a
tocar—. Oh, así que te cierras cuando no quieres hablar. Ya veo como es
—dije.
—No quieres saber de mí, _____. Realmente, no quieres. Créeme
cuando te digo que esas cosas no valen la pena ser conocidas.
—Creo que puedo ser la que juzgue eso.
Me sonrió, pero fue una sonrisa retorcida.
—Eso es lo que dicen todos. Todos dicen que quieren conocerte,
pero no lo hacen. Quieren saber las cosas bonitas, agradables. Nadie
quiere conocer las partes feas, las partes que te mantienen despierto a la
noche. Dicen que no tienen problema con ello, pero entonces se alejan y
no vuelves a verlos. He visto eso suceder demasiadas veces. Las chicas no
quieren saber ese tipo de mierda.
—Tal vez esta sí quiere hacerlo.
Su sonrisa volvió a aparecer. —Eso es lo que dicen todas —repitió.
::

Decidí rendirme y volví a mi libro. Él volvió a tocar, y nos quedamos
así hasta que Darah volvió, :::::. Lucía sorprendida de encontrarnos en
nuestra presente posición, pero se recuperó rápidamente.
Renee volvió un poco más tarde de que la biblioteca cerrara, sus
ojos vidriosos gracias a toda esa terminología médica que había
intentando meter en su cerebro durante unas horas. Estaba exhausta de
anoche, así que decidí acostarme temprano. Me aseguré de tomar la
maldita medicina para así no despertar a nadie con mis terrores nocturnos.
Ya estaba en mi cama y con los ojos cerrados cuando Justin entró en la
habitación luego de su ducha.
El olor a piel limpia abrumó la habitación, e intenté determinar qué
era. Era algo parecido a madera o canela. Algo cálido.
Lo escuché meterse en su cama, y quitarse su bóxer.
—No sé si estás despierta o no pero, buenas noches, _____.
Decidí pretender que estaba dormida. Esperó por una respuesta,
pero cuando no recibió ninguna, giró sobre sí mismo y suspiró.
—Maldita seas —lo escuché murmurar.
Igual para ti.
::

:
fui la primera en despertar la mañana siguiente. De alguna
manera nuestra cortina oscura había quedado a un lado y una
grieta de luz del sol se asomaba bajo mis párpados. Los abrí y
luego gemí. Sol estúpido. Me di la vuelta y miré el reloj. No eran ni siquiera
las siete aún. ¿Por qué me desperté? Luego escuché una voz.
Justin hablaba dormido, justo como dijo que haría.
—No, no lo creo —dijo. Era difícil entender lo que decía porque me
daba la espalda y murmuraba. Dándome cuenta de que probablemente
no iba a volver a dormir, me di la vuelta para poder verlo.
—No. Detente. Bájala. —Su voz estaba calmada, pero sus palabras
no. Parecía que tenía una pesadilla. Supongo que yo no era la única.
—Por favor no. —Su voz tenía un rastro de lágrimas en ella. Me
pregunté si debía despertarlo. Tiró algo en su sueño, tirando sus mantas
alrededor. No tuve tiempo de cerrar mis ojos, pero por suerte su manta
cubría lugares estratégicos. También estaba muy oscuro aún. Aún así
mostraba suficiente. Estaba dándome la espalda, y vi otro tatuaje en el
medio de su espalda.
—¡Detente! —dijo más fuerte.
Me levanté de la cama y tropecé. Tal vez debería tocarlo y volver a
mi cama lo suficientemente rápido así él no lo notaría. Empujé su hombro,
pero se movió tan rápido que tropecé y casi caí encima de él. Una mano
arremetió contra mí, y tuve que agacharme para evitarla.
—¡Justin! ¡Despierta! —Era un déjà vu. Yo esperaba que esto no se
convirtiera en un patrón.

::

Una mano fuerte y cálida me agarró del hombro, y sus ojos se
abrieron. Respiró con dificultad, como si no supiera dónde estaba. Su
agarre se relajó.
—Oye, está bien. Parecías enojado.
Miró su mano en mi hombro como si no perteneciera a él. Me soltó y
se alejó de mí.
—Vuelve a la cama —dijo.
—¿Estás bien?
—Vuelve. A. La. Cama. —Sus dientes estaban apretados, y parecía
que estaba enojado porque lo había despertado. Mi culpa.
—Lo siento —dije antes de alejarme y subir a mi cama.
Él respiraba con dificultad y se dio la vuelta. No volví a dormir y me di
cuenta de que él tampoco. Una media hora más tarde lo escuché
levantarse y ponerse su bóxer y una camiseta. Pretendí estar dormida.
Un poco más tarde escuché voces bajas en la cocina. Decidiendo
que ya era tiempo, me levanté y fui a buscar algo para desayunar.
Justin estaba encorvado sobre un plato con huevos y una tostada
cuando salí de nuestra habitación. Renee estaba en el sofá con la
televisión encendida y una taza con cereal. Escuché el sonido de la ducha
e hice la deducción de que era Darah.
—Buenos días —dije a quien quisiera responder.
Justin soltó un pequeño gruñido y Renee hizo un sonido similar. Sólo
era el segundo día de clases, pero todos seguían en tiempo de verano.
Tomé una taza con cereal y fui a sentarme junto a Renee. Estaba
sintiendo malas vibras viniendo de Justin. Ese chico y yo íbamos a tener
que tener una charla, tarde o temprano. Tenía el presentimiento de que él
iba a evitarlo tanto como le fuera posible. Tendré que ser la que presione.
Una a una, mis compañeras de cuarto se fueron a sus clases
matutinas hasta que sólo éramos Justin y yo. Sorpresa, sorpresa.
—Necesitamos hablar —le dije—, y no puedes hacer esa cosa en la
que te cierras o no respondes o haces algún tipo de insinuación para
distraerme del tema. Si vamos a vivir juntos, tenemos que ser capaces de
hablar uno con el otro. ¿Lo entiendes?
Puso su plato en el fregadero y se dio la vuelta, apoyando su
espalda contra él. Sus ojos me dijeron que estaba en una batalla.
::

—No me hagas golpearte de nuevo, porque juro por Dios, que lo
haré. —Eso provocó una sonrisa. Su rostro aún tenía una ligera sombra
donde le había golpeado—. Tampoco tengo ningún reparo sobre golpear
tus partes masculinas de nuevo.
—No lo dudo ni por un segundo Missy.
—He hablado en residencia sobre ti. Tengo una reunión el viernes
con el jefe de residencia.
—¿Aún tratando de librarte de mí?
—Es sólo que no veo cómo esto puede funcionar. Tú eres… tú. —No
se me ocurrió algo mejor que decir.
—Sí, lo soy. —Parecía entenderlo—. Pero no veo cómo eso es una
razón para sacarme de aquí. Si viniera a casa borracho o tuviera sexo con
chicas extrañas o te hiciera sentir incómoda, esa sería una razón.
—Tú sí me haces sentir incómoda.
—Pero no de esa forma. Te hago sentir incómoda porque sacudo lo
que piensas sobre la gente. Te pongo nerviosa. Me quieres, pero no sabes
por qué y no puedes combatirlo.
Resoplé por un segundo, sorprendida.
—Eres tan… —Mi manos temblaban de ira. Realmente, realmente
quería golpearlo de nuevo.
—He dado en el clavo, ya veo. Significa que tengo razón.
—Eres el imbécil más engreído e idiota que he conocido, y no puedo
esperar para deshacerme de ti.
Se rió por primera vez. En alguien más, habría sido demasiado sexy.
En él, sólo me puso más enfurecida.
—Jódete, Justin. Jódete.
—Tú quieres, ese es parte de tu problema.
Antes de que pudiera reaccionar, cruzó la habitación y se quedó de
pie justo en frente de mí.
—Dime que no me quieres. Mírame a los ojos y dime que si te beso
ahora mismo, no me devolverías el beso. Dímelo.
—No te quiero —dije, apretando mis dientes en cada palabra.
Respirar se volvió difícil. Estaba muy cerca. No podía ver nada más allá de
él. Mis ojos se hallaban al nivel de su pecho, donde la tinta de sus tatuajes
se veía a través del delgado algodón. Su olor me rodeaba, y capté el olor
::

de un poco de sudor. Mi boca se secó, y mantuve mis ojos en su pecho
porque sabía que no podía levantar la mirada.
Hace dos días, no había sabido de la existencia de Justin
Bieber. Hoy, no podía verlo a los ojos por miedo a perderme a mí
misma. No, tenía que cerrar esto.
Cerré mis ojos y me aparté.
—No te quiero —dije, mirándolo a los ojos y sin parpadear—. Ahora
aléjate de mí. —No se movió, así que yo me fui.
Una cosa era segura: necesito a Justin fuera de mi vida.
Yo lo quería. Quería que me besara y tocara mi rostro y pusiera sus
dedos en mi cabello. Quería que me levantara y me sostuviera y estuviera
conmigo.
Estaba enloqueciendo. Absolutamente enloqueciendo. Tenía que
salir de este lugar. Él se aprovechó demasiado. Hizo que mi cerebro hiciera
cosas divertidas y no pensara con claridad.
Tenía que escapar.
Me vestí tan rápido como pude y tiré mis libros del día en mi bolso.
Corrí al baño, esperando no toparme con Justin. Podía escuchar su
guitarra en la sala de estar. No lo miré cuando corrí fuera de la puerta. Tan
pronto como estuve en el pasillo, fui capaz de respirar.
¿Qué había en él? ¿Eran sus tatuajes? ¿La forma en la que me
llamaba Missy? ¿La forma en la que era tan abierto sobre su sexualidad?
Tal vez era una combinación.
Era una combinación a la que no me podía negar, pero tenía que
hacerlo.
Nunca me iba a enamorar. Nunca iba a estar con alguien como él.
La gente sólo te lastima cuando los amas de esa manera. Tomaban lo que
querían y te utilizaban. Mi mamá aún extrañaba a papá, a pesar de haber
pasado tantos años. Ella aún miraba las fotografías de su boda y sonreía,
pensando en los momentos cuando eran felices. Pero no había durado.
Nada como eso duraba.
Chicos como Justin quemaban todo lo que tocaban. Chicos como
esos eran peligrosos. Sabía eso sin ninguna duda. Si lo dejaba, Justin me
arrastraría hacia abajo. Yo no dejaría que eso pase.
Pasé el resto del día buscando a Justin en cada esquina. Apagué
mi teléfono así no miraría sus mensajes, si me enviaba alguno. Me aseguré
::

de tener un puesto de vigilancia en la Unión. Seguí pensando que lo veía,
pero resultaba ser sólo alguien parecido. Había muchos chicos que se
veían parecidos a él, pero no lo suficiente.
Hice todo lo que pude por evitar volver al apartamento y terminar
haciendo todas mis tareas antes del final del día. Tenía mi última clase del
día con Megan y ofrecí ir a cenar con ella así podría evitar comer con los
“caníbales”, como llamaba a los amigos de su novio. No era
completamente para evitar a Justin, porque realmente quería pasar un
tiempo con Megan.
—¿Has resuelto el problema con tu compañero de cuarto?
—Ya desearía —dije, mordiendo mi cangrejo de chocolate. Justin
era el tipo de persona que hacía que yo necesitara terapia de
chocolate—. Realmente es complicado.
—Normalmente las cosas con el sexo opuesto lo son.
—¿Cómo está todo funcionando para ti?
Levantó un hombro. —Jake es mi alma gemela. Lo sé. Suena cursi,
pero sé que no estamos completos el uno sin el otro. Así que me aguanto a
sus repugnantes amigos y sus maratones interminables de Family Guy:
porque lo amo. Algún día nos mudaremos sólo los dos, y seré capaz de
tener un baño limpio. Algún día…
Terminamos de comer, y caminé con Megan hasta su auto.
—¿Noche de chicas este fin de semana? Creo que los chicos van a ir
a una fiesta, así que la casa estará libre. Haré margaritas —dijo con voz
cantarina—. Vamos, ¿por favor? También voy a invitar a Haley y Robin. —
Ellas eran otras dos chicas de nuestra carrera con las que hemos formado
un pequeño grupo. Serían el perfecto antídoto a demasiado Justin.
—Claro, está hecho. Sólo envíame un mensaje cuando sería un buen
momento. ¿Quieres que traiga algo?
—Cada película femenina que tengas.
—Hecho —le dije.
Gritó y me dio un abrazo antes de subirse a su auto.
Aún estaba iluminado afuera, así que no tuve que preocuparme por
caminar sola. Le dije adiós y de mala gana caminé hacia el apartamento.
Mantuve mis dedos cruzados durante todo el camino para que Justin se
Family Guy (Padre de familia) es una serie de televisión animada para adultos creada
por Seth MacFarlane.

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