{ Capítulo 5 }

By Unknown - 12:49



Maratón (Happy birthday)

—Oye, ¿estás bien? Estábamos un poco preocupados por ti. Justin,
Renee, y Mase fueron a comprar pizza.
—Estoy bien. Sólo necesito un poco de hielo —dije, levantando mi
mano, todos mis nudillos estaban púrpura.
—Oh Dios mío —dijo, corriendo hacia el congelador. Por suerte,
alguien había dejado una bolsa de hielo en el refrigerador que el
mantenimiento se había olvidado de limpiar. Lo envolvió en un paño de
cocina que saco del cajón y me lo entregó.
—¿Cómo está su cara? —Como que quería estropeársela, solo un
poco.
—Le diste un golpe bastante bueno, ya tiene un moretón. —
Anotación.
—¿Recuperó sus pelotas?
—Creo que será capaz de tener hijos algún día —dijo, estudiándome
como si fuera a enloquecer y a hacerlo de nuevo. Se apoyó en el
mostrador, abandonando su organización por ahora—. ¿Qué pasó? Todo
lo que nos dice es que dijo algo que te molestó y que se lo merecía.
—¿Dijo eso? —Hice una mueca cuando el hielo frío tocó mi mano
caliente. Me ha sorprendido. Pensé que me culparía a mí y que me
llamaría una perra psicópata. En el fondo de mi mente tenía la esperanza
N
::

de que mi demostración de violencia lo enloqueciera tanto que sus cosas
habrían desaparecido cuando yo regresara. No hubo suerte.
—Sí, lo hizo.
—Huh.
Voces se escuchaban desde el pasillo. Voces familiares. Me di la
vuelta y se detuvieron cuando me vieron. Justin sostenía dos cajas de
pizzas y Renee llevaba dos bolsas de papas fritas. Mase tenía lo que
probablemente era un poco de cerveza, ingeniosamente escondidas en
dos capas de bolsas de compra.
—Hola —les dije a todos.
Entraron cautelosamente, de una manera que era casi divertido. Yo
era la persona más joven y de baja estatura en la habitación, pero se
mostraron desconfiados de mí.
—¿Cómo está tu mano? —dijo Renee, apoyando las bolsas sobre la
mesa del comedor.
—Bien —le dije, la empezó a examinar de todos modos y miré a
Justin—. ¿Cómo está tu cara? ¿Y tus pelotas? —Forcé una sonrisa,
esperando que no luciera demasiado loca.
Justin me devolvió la sonrisa. —Ambos se recuperarán, creo. Tienes
un infierno de gancho, Missy —dijo, tocando su mandíbula. Había una
marca azulada de aspecto-impresionante empezando a aparecer. Bien.
—Te juzgué mal, creo. Respeto —dijo Mase, acercándose y
levantando su mano para un golpe de puño. Le di uno con la mano
izquierda y me guiñó un ojo. Supongo que el comportamiento arrogante
era genético.
—Conseguí esta con todas las verduras, no estaba seguro que era lo
que te gustaba —dijo Justin, sosteniendo una de las cajas de pizza hacia
mí. Todos contuvieron la respiración cuando agarré la caja de Justin.
Diablos, era más delicioso que un ramo de olivo.
—¿Aceitunas? —dije—. Odio las aceitunas. Todo lo demás es un
juego limpio.
—¿Vamos? —dijo Renee, ahora que la tensión se rompió.
—Claro —dije, entrecerrando la caja.
El aroma celestial de pizzas Pat’s llenó mi nariz. Había sido la misma
receta durante muchos años que había sido descubierta, sirviendo por
::

décadas a
universitarios.
hambrientos,
resacados
o
drogadictos
estudiantes
De alguna manera habían encontrado la proporción perfecta de
queso con la salsa para la delgada corteza de ingredientes. Una ración
perfecta, razón por la cual había sobrevivido tanto tiempo en una ciudad
que tenía por lo menos doce pizzerías por estudiante.
—¿No desempacaste los platos todavía? —le dijo Renee a Darah.
Hurgamos por platos, servilletas y vasos inmediatamente y de alguna
manera, todos terminamos con platos de papel, servilletas de papel y
vasos de plástico con refrescos o cerveza. No era una gran fan de la
cerveza, así que me quedé con la soda.
Darah, Renee y Mase tenían ::, y bromeaban sobre mí y Justin
siendo menores de edad. Justin era sólo por unos meses mayor que yo,
tenía :: años, mientras que yo era el bebé con :: años.
Justin resultó ser también un estudiante de negocios, que sorpresa.
La otra carrera que habría elegido para él habría sido teledifusión por lo
que podría ser periodista deportivo y ver tantos partidos al tiempo que le
pagaban por hacerlo. Mase era la gran sorpresa. Su carrera era Relaciones
internacionales. Al parecer, quería ir a trabajar al extranjero como un
diplomático o algo así. Su verdadero nombre era Jonathan Mason III, lo
que explica el apodo.
—¿Cuál es tu especialidad? —preguntó Mase, enrollando un poco
de queso alrededor de su dedo.
—¿Qué tal si adivinamos? —dijo Justin.
¿No acabo de darle un puñetazo en la cara? ¿Estaba pidiendo que
lo golpee de nuevo? Le di una mirada, pero agarró otro pedazo de
pepperoni y masticó pensativamente.
—¿Educación? No, esa no puede ser. No es publicidad. ¿Boxeo?
¿Enfermería? ¿Qué hay de Ingeniería Eléctrica?
Puse mis ojos en blanco.
—Dime qué es entonces. —La sonrisa se volvió arrogante, como si
nunca hubiera dejado su cara.
—Estudios de la mujer —le dije, recogiendo otra ofensiva aceituna y
colocándola en el plato.
—Huh —dijo Justin.
::

—¿No hay comentarios inteligentes? ¿No me van a preguntar si soy
lesbiana?
Mase resopló. Renee rodó los ojos. Realmente debería bajar el tono.
—¿Lo eres? —Justin levantó una ceja. Siempre hubo bromas sobre
el departamento de estudios de la mujer diciendo que eran un montón de
odio-a-los-hombres lesbianas. Había elegido esa carrera por una razón
diferente, pero él nunca iba a saber eso.
—¿Qué pasa si lo fuera? —dije con calma.
Mase resopló su cerveza a través de su nariz y se atragantó. Darah le
golpeó en la espalda. Sí, yo todavía quería que Justin se vaya, pero
primero quería torturarlo un poco como venganza.
—Sería una de las cosas más sensuales que me habrías dicho, incluso
aunque no sea verdad. —Se inclinó hacia adelante, con una mirada
depredadora en su rostro. La habitación empezó a calentarse y tomé un
sorbo de mi soda así podría dejar de mirarlo.
—¿Qué pasa con los hombres y las lesbianas? Nunca he entendido
la atracción.
—¿Estás bromeando? Dos mujeres juntas es súper caliente, a menos
que sean machonas. Entonces no tanto —dijo Mase.
—Pero las lesbianas generalmente no quieren a los hombres, así que
¿por qué se sienten atraídos por ellas? —dijo Darah.
—No me importa. Estaría feliz de ver —dijo Mase chocando los
hombros con Darah. Ella rodó los ojos.
—Es porque el cuerpo femenino es hermoso. Es una obra de arte.
Todas las curvas y su suavidad. Lo duplicas y simplemente tienes el doble
de belleza. —Justin miraba hacia mí mientras lo decía.
—Duplica tu placer, duplica tu diversión —dijo Mase y todos reímos.
—Así que, ¿cuáles son tus planes para el resto de la noche?
¿Conectar con la XBox? —le dijo Mase a Justin.
—¿Tienes una XBox? —dijo Renee. Era una jugadora secreta y estuvo
buscando por una usada en el tablero de mensajes del campus por
mucho tiempo.
—Sí, también tengo una Kinect.
—Por favor dime que tienes Skyrim. Por favor, por favor —dijo Renee,
juntando sus manos. Culpo a Paul por su adicción al juego.
::

Justin procedió a colocar el dispositivo, y pasaron la siguiente hora
conectándolo y jugando a Skyrim.
Mase dijo que tenía cosas que hacer, así que se fue, diciendo que
volvería de nuevo. Encantador.
Fui a desempacar el resto de mis cosas y mandarle mensajes de
texto a Tawny.
El resto de la tarde lo pasé poniendo todo en cajones, haciendo mi
cama y calculando donde encajaba todo. Me hubiera gustado haberme
mudado fuera del campus, pero tenía una beca que era específicamente
para la vivienda en el campus, así que estaba atascada. Con Justin, al
parecer. Se quedó fuera con Renee y Darah, lo que fue genial. Seguí
empujando sus cosas fuera de mi camino, irritada, pero al mismo tiempo
curiosa por saber qué más había en el baúl.
Tal vez era un cuerpo.
Darah tocó la puerta y me preguntó si quería ir a la tienda con ella
para conseguir algunas provisiones. Me moría de ganas de salir del
pequeño espacio, así que cogí mis llaves y obtuve algo de dinero de todo
el mundo e hice una lista.
—¿Necesitas alguna ayuda? —dijo Justin.
—¿Luzco como si la necesitara?
—En realidad no, pero pensé que sería un imbécil si no lo
preguntaba.
—Eres un imbécil de todos modos.
Asintió y volvió al juego. Probablemente estaba listo para otro golpe
pronto.
***
Regresé cargada de bolsas y encontré el apartamento en caos.
—Oye, vamos a Blue Lagoon, ¿Quieres venir? —Darah se deslizaba
largos pendientes de plata en sus orejas y se había cambiado a un
vaquero ajustado y un top brillante plata.
—No puedo. No tengo :: —dije, señalándome a mí misma.
Blue Lagoon era el nombre del club que se encontraba justo al lado
del campus. Se mantenía cerrado debido a los niños menores de edad
::

para entrar, o por las peleas demasiadas sangrientas. A veces ambos.
Tenía un nuevo dueño, no creía que este duraría más tiempo que el
anterior.
—Mierda. Lo olvidé. Lo siento.
Un secador de pelo sonaba en el baño. Oh, esto debe ser serio si
Renee se arreglaba su cabello.
—¿Dónde está Justin? —Odiaba decir su nombre en voz alta.
—¿Justin? No lo sé. Su primo volvió, y se fueron a alguna parte. Dijo
que estaría de vuelta antes de irnos. —Hizo una mueca cuando empujó a
uno de los pendientes en su oreja
—Él tampoco tiene ::.
—Ya sabes, probablemente tiene una identificación falsa. —Sí,
probablemente la tenía—. Tal vez podamos colarte.
—No, está bien. Pasaré el rato aquí. Quizá llame a Megan y ver si
quiere venir.
Megan era una amiga de mis clases de Estudios de la Mujer que nos
volvimos cercanas el año pasado y la única que realmente llamaba una
amiga. Vivía con su novio en un apartamento fuera del campus, pero los
amigos de él siempre pasaban el tiempo allí, así que ella siempre estaba
desesperada por pasar tiempo de chicas.
En ese momento se abrió la puerta y Justin y Mase entraron, con
otros dos chicos caminando detrás.
—Hola —dijo, asintiendo hacia mí—. Ellos son Dev y Sean. Chicos,
esta es _____, y esa es Darah.
—Hola —dije, saludando con la mano.
Darah dijo hola.
Dev tenía una piel encantadoramente oscura del color del barro, y
cabello y ojos oscuros. También era enloquecidamente alto y delgado
como un palo. Sean era compacto y robusto como un luchador, con corto
cabello rubio y ojos marrones. Ambos nos echaron un vistazo a mí y a
Darah. Nunca había sido observada tanto en mi vida.
—Entonces, ¿vienes con nosotros, Missy? —Miraba mis tetas de
nuevo.
Me crucé de brazos. —Algunos de nosotros no estamos para infringir
la ley.

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