{ Capítulo 22 } Maratón 4/10

By Unknown - 14:13



—No tienes que hacer que todo se convierta en una insinuación,
Justin. No todo es sobre sexo.
—De acuerdo, bueno, voy a ir a comer esto a algún otro lugar. Nos
vemos —dijo Renee, dirigiéndose a su habitación.
Ella debió sentir que estaba cerca de otro estallido. No había tenido
uno por al menos una semana. Eso debía ser algún tipo de récord.
Recogí los pinceles y el vaso de agua y lo tiré en el fregadero. No
quería que él supiera que me sentía herida, pero era demasiado tarde.
Abrí el agua y comencé a limpiar los pinceles vigorosamente. Podía sentir a
Justin inclinándose contra la encimera. Odiaba lo consciente que era de
él. Si estaba en la habitación, era como si yo tuviera un radar que se
prendía y seguía cada uno de sus movimientos.
—_____, lo siento. Deberías saber a esta altura que soy un imbécil la
mayor parte del tiempo.
—No tienes que ser un imbécil todo el tiempo. —No era verdad.
Podía ser dulce, y divertido y encantador, y... Podía ser mucho más que un
chico que siempre hablaba sobre follar.
—Tienes razón. Lo intentaré. Por ti, lo intentaré.
Asentí y limpié los pinceles en una toalla de papel y los tiré en el
escurridor del fregadero para que se secaran. La encimera estaba
cubierta de nuestros platos del desayuno.
—Es mi turno —dijo Justin, apuntando hacia la tabla de tareas en la
heladera. Era mi turno de lavar los platos al día siguiente.
—Varias manos aligeran el trabajo —dije, entregándole una
esponja—. Si prometes no hacer un pase hacia mí por el resto del día, te
ayudaré con los platos. Si lo haces, tienes que limpiarlos mañana. ¿Trato?
—¿En serio? Dios, Missy, manejas un negocio duro.
—Todo lo que estoy pidiéndote que hagas es no ser un imbécil por...
—Miré el reloj—. Menos de ocho horas. Puedes hacerlo. Creo en ti.
Miró a los platos, incluyendo varios que estaban incrustados en
harina de avena.
—Trato.
Nos estrechamos y comenzamos. El fregadero era pequeño, y la
encimera formaba una L, así que estábamos aplastados cerca.
Justin comenzó a tararear una melodía mientras le entregaba una
taza.
::
:

—¿Qué estás cantando?
—Bueno, para distraerme a mí mismo de ser un imbécil, estoy
escribiendo otra canción. Se llama "Haciendo sucios... platos".
—Claro.
Comenzó a mover el pie a un ritmo y me uní.
“Jabón y agua y una chica linda,
Abrimos el agua y la vemos correr,
Estamos... lavando los platos, estamos... lavando los platos.
Oooh, oooh, ooohhh,
Fregar, fregar, fregar, sí
Fregar, fregar, fregar, sí
Fregando, fregando, fregando, fregar, fregar, freeegarrrr.”
Terminó la canción con un pequeño movimiento de mano y una
reverencia. Aplaudí mis manos mojadas, rociándonos a los dos con agua
enjabonada. Era tan tonto a veces. La canción era bastante terrible.
—¿Ves lo que puedes lograr cuando no estás siendo un imbécil?
—Tenía una letra más sugestiva, pero decidí no usarla. Ya sabes,
porque no estoy siendo un imbécil.
—Correcto.
—Pero las guardaré y cantaré para ti en algún otro momento
cuando se me permita ser imbécil otra vez.
—De acuerdo.
Esa estúpida pequeña canción quedó atascada en mi mente, y
Justin la cantó de nuevo, conmigo haciendo efectos de sonido con ollas
y una cuchara de madera.
—¿Qué están haciendo aquí? —dijo Renee, emergiendo de su
habitación con su mirada de "estudio": expresión aturdida, el cabello en un
clip y sus viejos y raídos pantalones de chándal de UMaine.
—Justin ha decidido que no va a ser un imbécil hoy, ¿no es bonito?
—dije.
—¿Es eso posible, siquiera? Sin ofender, amigo.
—No hay problema. Soy plenamente consciente de mi imbecilidad.
::
:

—Oooh, me gusta eso. Imbecilidad. Voy a usar eso ahora —dijo
Renee, yendo a la heladera por una bebida energética.
—¿Te vas a quedar despierta?
—Tengo un examen de enfermedades auto-inmunes. ¿Quieres ver
una foto de dermatitis herpetiforme?
Siempre intentaba
enfermedades.
hacer
que
mirara
fotos
de
brutales
—Sí, creo que voy a pasar. No sé como puedes comer y hacer esa
cosa —dije.
Renee se encogió de hombros.
Darah llegó a casa un minuto después, llevando a Mase de la mano.
—Oh mira, es el dúo temible. —Renee se ponía un poco amarga
cada vez que veía parejas felices. Deseaba que sólo llamara a Paul, lo
perdonara, tuviera un poco de increíble sexo de reconciliación y terminara
con esto. Preferiría muchísimo más tener a Paul por aquí y a Renee feliz que
no tenerlo y tener que lidiar con una Renee malhumorada.
—¿Estás lavando los platos? —dijo Mase, boquiabierto hacia Justin.
—Pues sí, lo estoy.
Mase me miró como si fuera mi culpa.
—Oye, su nombre está en la tabla de tareas —dije.
—¿Tienen una tabla de tareas? —dijo Mase.
—Fue idea de Darah —señalé.
—Así nadie tiene que hacerlo todo, y estamos responsabilizados —
dijo Darah.
—Oigan, lo que sea que consiga que este chico lave los platos está
bien para mí. Buen trabajo, Dare —dijo, dándole un beso en la mejilla. Ella
sonrió satisfecha.
—¿Qué les pasa a todos ustedes con los apodos? ¿Tienen uno para
mí? —dijo Renee. A veces la llamábamos Nene, porque habíamos
escuchado a su madre llamarla así una vez cuando vino de visita, y Paul
era el único al que se le permitía usarlo sin una mirada asesina de Renee.
—¿Qué tal Re? Como en, ¿rayo de sol? —dijo Justin. Suave—. ¿O
Ne? Ese es lindo, también.
Ella pensó en eso por un segundo. —Lo tomaré.
::
:

—Entonces, voy a llevar a Darah a casa conmigo este fin de semana
para ver a mamá y papá, así que vamos a ir juntos.
Darah lo miró con una sonrisa vertiginosa y nerviosa. Guau, conocer
a la familia era algo grande.
—Guau, conocer a los Masons. Gran paso, Mase —dijo Justin.
—Lo sé —dijo Mase, guiñándole el ojo a Darah—. Lo va a hacer
genial.
Yo estaba dolorosamente curiosa acerca de la familia de Justin,
especialmente cómo no había crecido con sus padres. Había dicho que
estaban muertos, ¿pero cuándo habían muerto? ¿Cuántos años tenía él?
¿Los extrañaba? Las preguntas habían estado rondando por mi mente
desde la primera vez que me había dicho que estaban muertos.
De cualquier manera que sacaras el tema, él no quería hablar sobre
ello. Podía respetar eso, viendo cómo yo tenía varias cosas de las que no
quería hablar.
—¿Tienes algún consejo para mí, Justin? —dijo Darah.
—Sólo habla con John sobre acciones tecnológicas, los crucigramas
del The New York Times, bienes raíces, o la Segunda Guerra Mundial y
estarás bien.
—Uhh —dijo Darah, el pánico evidente en sus ojos.
—Estoy bromeando. Aunque podrías hablar con él sobre el mercado
inmobiliario. Ama las comedias británicas, los Pats::, la cocina asiática, y los
autos clásicos.
—Oh gracias a Dios. Cocina y autos. Lo tengo. Aunque podría
haberme manejado con las acciones.
—Lo vas a hacer genial. No te preocupes demasiado —dijo Mase,
revolviendo su cabello.
Los ojos de Justin se posaron en mí antes de bajar su voz.
—¿Le has contado sobre Harper? —Como si no pudiera oírlo. Se
hallaba parado a medio metro de distancia.
—Por supuesto.
Darah, Mase y Justin me miraron a mí. Pareciera como si yo fuera la
extraña.
::
Pats: Patriots, equipo de fútbol.
::
:

—¿Quién es Harper? —dije, preguntando lo obvio.
—Mi hermana. Tiene parálisis cerebral por una caída que tuvo de
bebé. No es la gran cosa, pero nuestra casa está llena de rampas y
equipamiento y esas cosas, así que es mejor preparar a la gente antes de
tiempo —dijo Mase.
—¿Cuántos años tiene?
—Siete —dijo Mase. Podía sentir a Justin mirando mi rostro, como si
estuviera anticipando mi reacción. ¿Cómo pensaba que iba a
reaccionar?
—Así que, de todas formas, allí es donde vamos a estar este fin de
semana. ¿Te veo mañana? —dijo Mase.
—De acuerdo —dijo Darah, dándole un beso.
Pude oír a Renee rodar los ojos.
—Adiós, Dare.
—Adiós, John.
Mase asintió hacia el resto de nosotros y se fue.
Darah suspiró y se inclinó en la encimera.
—¿John? Guau, creo que eres la primera chica a la que le ha
dejado usar su primer nombre. Debes estar haciendo algo bien —dijo él
con un guiño.
—Justin —dije en un tono de advertencia.
—¿Qué? Eso no fue imbécil. Eso fue juguetón.
Lo señalé y entrecerré los ojos. —Está en la cuerda floja, señor.
—¿De qué están hablando? —dijo Darah.
—Se supone que Justin no sea un imbécil por el resto del día.
Ella miró boquiabierta a Justin.
—¿En serio? ¿Es eso posible, siquiera?
—¿Soy de verdad un idiota tan grande? —nos preguntó a todas.
—Sí —respondimos al unísono.
***


—Entonces, ¿puedo ser un imbécil ahora? —dijo a las :::::.
—Nop. Tienes que terminar la noche. Cuando te despiertes mañana
por la mañana, vuelve a tu ser imbécil. Hasta entonces, tienes que ser
bueno.
Había sido sorprendentemente bueno, dejándome ir primera a la
lluvia, y había colgado nuestras pinturas sopladas en la parte posterior de
la puerta. Incluso me había hecho una taza de té y me la trajo. Era como si
estuviera adulándome, pero no podía descubrir por qué.
—Ser bueno es aburrido.
—Ser bueno es bueno —dije, sin levantar la mirada de mi E-Reader.
Justin estaba ocupado con su guitarra, simplemente tocando cuerdas
aleatorias.
—Eso no tiene nada de sentido.
—Entonces, ¿de qué se trata tu reunión con Joe? —Intenté otra vez.
Había estado intentando exprimir en eso, esperando atraparlo con la
guardia baja.
—Buen intento, Missy. Sólo porque se supone que sea bueno, no
significa que voy a ser un sumiso.
—No es ser un sumiso. Es decir la verdad.
—A veces la gente no quiere la verdad. A veces la verdad es peor
que una mentira. —Dejó su guitarra a un lado y se metió debajo de las
sábanas. En cualquier momento iba a salir el bóxer.
Tenía que estar de acuerdo con él en eso. Habíamos estado
haciendo este baile alrededor de nuestros secretos separados,
acercándonos y luego alejándonos. No sabía cuál de nosotros iba a
dejarlo salir primero.

  • Share:

You Might Also Like

0 comentarios