- Chapter 125 -

By Unknown - 16:09


La esquina de mi boca se levantó mientras enterraba mi rostro en su pecho.
— Somos nosotros, Justin. Nada tiene sentido a menos que estemos juntos. ¿No has notado eso?
— ¿Notarlo? ¡Te he estado diciendo eso todo el año! —él bromeó.
— Es oficial. Bimbo, peleas, rompimientos, Drake, Las Vegas… incluso incendios… nuestra relación puede soportar cualquier cosa.
Levanté mi cabeza una vez más, y noté la alegría en sus ojos mientras me miraba. Era similar a la paz que había visto en su rostro luego de haber perdido la apuesta sobre quedarme con él en su departamento, después de que le dije que lo amaba por primera vez, y de la mañana de baile de San Valentín. Era similar, pero diferente. Esta era absoluta y permanente. La cautelosa esperanza había desaparecido de sus ojos, la confianza incondicional tomaba su lugar. Lo reconocí sólo porque sus ojos reflejaban lo que yo estaba sintiendo.
— ¿Las Vegas?
Frunció el ceño al no saber dónde me dirigía.
— ¿Sí?
— ¿Has pensado en volver?
Sus cejas se alzaron.
— No creo que sea una buena idea para mí.
— ¿Y qué si fuéramos sólo por una noche?
Miró alrededor de la oscura habitación, confuso.
— ¿Una noche?
— Cásate conmigo —dije sin vacilar. Me sorprendió la rapidez y la facilidad con que las palabras salieron. Su boca se expandió en una gran sonrisa.
— ¿Cuándo? —Me encogí de hombros.
— Podemos fijar un vuelo para mañana. Son las vacaciones de primavera. No tengo nada para mañana. ¿Y tú?
— Yo me encargaré de todo —dijo él, alcanzando su teléfono— American Airlines —dijo él, observando mi reacción de cerca mientras estaba al teléfono— Necesito dos boletos para Las Vegas, por favor. Mañana, humm. —Me miró, esperando a que cambiara de opinión— Dos días, ida y vuelta. Lo que tenga.
Descansé mi mejilla contra su pecho, esperando a que terminara de reservar los boletos. Cuanto más tiempo le permití quedarse en el teléfono, más amplia se hacía su sonrisa.
— Sí, uh, espere un minuto —dijo él, apuntando a su billetera— Podrías alcanzar mi tarjeta, Pidge? —Él espero nuevamente por mi reacción.
Con mucho gusto me incliné, saqué su tarjeta de crédito de su billetera y se la entregué.
Justin leyó los números para el agente, mirándome después de terminar cada serie. Cuando le dio la fecha de vencimiento, él apretó los labios.
— Er, sí señora. Los recogeremos en el mostrador. Gracias.

Me dio su celular y me senté en la mesa de noche, esperando a que hablara.
— Me acabas de pedir que me case contigo —dijo él, aun esperando que yo admitiera algún tipo de truco.
— Lo sé.
— Ese es un asunto real, sabes. Sólo pedí dos boletos para mañana temprano. Entonces eso significa que nos casaremos mañana en la noche.
— Gracias. —Sus ojos se achicaron.
— Vas a ser la Señora Bieber cuando empieces las clases el lunes.
— Oh —dije, mirando a todas partes.
Justin levantó una ceja.
— ¿Tienes dudas?
— Tendré que cambiar serios papeles la próxima semana.
Él asintió con lentitud, con una esperanza cautelosa.
— ¿Te vas a casar conmigo mañana? —Sonreí.
— Uh huh.
— ¿Hablas en serio?
— Sip.
— ¡Te amo, maldita sea! —Agarró cada lado de mi cara, cerrando sus labios con los míos.
— Te amo demasiado, Pigeon —dijo él, besándome una y otra vez.
— Sólo recuerda que en cincuenta años todavía estaré pateando tu trasero en el Póker —bromeé.
Él sonrió triunfante.
— Si significan sesenta o setenta años contigo, nena… tienes todo mi permiso para hacer lo que quieras.
Levanté una ceja.
— Tú no quisiste decir eso.
— ¿Quieres apostar?
Apareció en mi rostro la sonrisa más perversa que pude hacer.

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