{ Capítulo 3 }

By Unknown - 20:57





Era una hora más tarde y estaba atrapada con Justin igual
que cuando había entrado por la puerta. Incluso había
bajado a la residencia, que se encontraba justo bajando la
colina desde nuestro dormitorio, pero no había nadie ahí. Demasiado
ocupados asegurándose de que los estudiantes de primer año no
colapsaran bajo el peso de sus masivos aparatos electrónicos cuando los
llevaran por el pasillo, sin duda.
Hacía mi mejor esfuerzo para ignorar a Justin, pero no se callaba.
Claramente, era uno de esos tipos a los que les gustaba hablar.
—¿No sabes que las plumas de pavo real son de mala suerte? —Por
el rabillo de mi ojo, su bíceps con el siete tatuado se flexionaba mientras
sacaba un par de camisetas de su baúl.
Sí, sabía que eran de mala suerte para la mayoría de la gente. No
era de su incumbencia porque las tenía por todas partes, incluso en mi
edredón, colgados en los marcos de la pared y ensartadas en un atrapa
sueños que mi hermana me había regalado. No era de su maldita
incumbencia.
Deseaba que Tawny estuviera aquí. Mi hermana habría sabido
exactamente que decir a Justin para conseguir que se fuera. No podía
salir de su trabajo como asistente legal y mamá tampoco podía salir del
trabajo. Supongo que pensaron que desde que era una estudiante de
segundo año, mudarme no era gran cosa. Aun así, extrañaba a Tawny.
—¿Estás enojada conmigo, Missy?

Corregido por Itxi
Qué pasa con todas las cosas de pavo real?
::

El apodo era el colmo. Me di la vuelta y lancé una mirada asesina
hacia él. —Mira, no te conozco, tú no me conoces. Tan pronto como sea
humanamente posible, te voy a sacar de aquí, ¿Entendido? No soy tu
bebé. No soy una de esas chicas a la que le puedes sonreír y con la cual
meterte en la cama. ¿Entiendes? Mantente jodidamente lejos de mí.
Esos ojos azules quemaron dentro de mí. Era el tipo de persona que
podía ver cosas que otras no podían, cosas que he pasado toda mi vida
encubriendo y ocultando a la gente. Sólo había conocido a algunas
personas que podían ver más allá de mi fachada cuidadosamente
cultivada. Había caído en la mayoría de ellas como un mal habito, con la
excepción de uno. Tendría que aplastar esto lo antes posible antes de que
él decidiera que pudiera querer ver lo que el mundo me había hecho para
enfadarme tanto.
—Es un poco difícil mantenerme lejos de ti cuando estamos viviendo
en el mismo lugar —dijo.
—Yo. Sé. Eso —le dije con los dientes apretados.
Levantó sus manos. —No te enfades conmigo. El destino eligió tu
nombre.
—No creo en el destino.
Se echo a reír. —Yo tampoco. Sólo creo en la suerte. —Señalo el siete
en su brazo—. Nunca se puede ser demasiado cuidadoso.
—No creo en la suerte tampoco.
—Es evidente.
Fuimos interrumpidos por una voz resonante. Justin pasó por encima
del caos que todavía cubría el suelo y asomó la cabeza por la puerta.
—Mase, hombre, ¿qué te tomó tanto tiempo? ¿Te perdiste?
Una voz masculina respondió. —No, sólo me retrasé. ¿Este es tu
lugar?
Claro, sólo venga todo el mundo.
—No, tan sólo entré en un cuarto al azar y comencé a poner mis
cosas en él. Sí, este es mi lugar.
Entró en la sala de estar y lo seguí. Darah y Renee surgieron de su
habitación. Había oído muchos golpes y gritos por lo que probablemente
habían estado colgando los marcos con fotografías de Darah con sus
especificaciones exactas.
::

De pie en nuestra puerta estaba un tipo que parecía que podría
haber sido el hermano de Justin. Su cabello era un poco mas claro, su
figura un poco corpulenta y sus ojos un poco más oscuros, pero no había
duda del parecido.
—¿Y quienes son estas bellas damas? —dijo el chico nuevo.
—Se trata de _____, Darah y Renee, mis compañeras de cuarto —
respondió Justin, señalando a cada una de nosotras.
—Oye amigo, ¿hablas en serio? ¿Cómo demonios eres siempre tan
afortunado?
—Naciendo bajo la estrella correcta —dijo Justin—. Este es mi primo,
Mase.
—Encantada de conocerte, Mase —dijo Renee, saltando hacia
adelante para darle la mano. Mase la tomó y le estrechó la mano,
mirando un poco aturdido—. Soy Renee.
—Encantado de conocerte, Renee. Supongo que tú debes ser Darah
—dijo señalando a Darah, quien saludó con la mano—. Y tú debes ser
_____. He oído hablar mucho de ti.
¿Cómo pudo? Mire a Justin que puso cara de inocente. —Fue muy
amable de tu parte aceptar a mi pobre desafortunado primo, en su
momento de necesidad. Pensé que iba a ser capaz de dormir en mi sofá,
pero uno de mis compañeros se lo dio a otro chico que estaba dispuesto a
pagar para quedarse y fui rechazado. Lo siento, hombre.
—Está bien —dijo Justin.
Por primera vez desde que lo conocí, pude ver algo más que a un
idiota engreído. Una persona real. Pero esa persona había desaparecido
detrás de una cara arrogante antes de que pudiera estudiarlo más de
cerca.
—Puedo ver eso. ¿Necesitas ayuda?
—Creo que estoy bien —dijo Justin.
Renee saltó hacia adelante. —Me vendría bien un poco de músculo.
Mi cama está un poco torcida y no puedo ponerla en el lugar correcto.
¿Quieres echarme una mano? —Se retorció de lado a lado, como si le
estuviera mostrando lo que podría ser suyo si él obedecía, Jesús, era tan
obvia.
—Claro, no hay problema.
::

Con eso, dejamos que otro tipo extraño entrara en nuestro
apartamento. Le di la espalda y volví a mi habitación, esperando que
nadie más estuviera pensando en aparecerse.
Justin me siguió.
—¿Tienes hambre? Pensaba conseguir algo de Pat´s. Los repartidores
probablemente están agobiados, así que podría ir a buscarlo. Yo invito —
dijo mientras cogía unas cuantas camisetas para ponerlas en su armario.
¿Trataba de ser amable conmigo? ¿Sentía lástima por mí? Lo miré
fijamente, tratando de averiguarlo.
—¿Te gusta el pepperoni? —Su voz había perdido ese borde
engreído. Era más suave y... No. Era el mismo. Todavía trataba de jugar
conmigo. Sabía como eran esos tipos. Sólo eran agradables, hasta que
conseguían lo que querían y si no conseguían lo que deseaban, lo
tomaban.
—Soy vegetariana —le dije y me fui al baño, sólo para poder
escapar de él.
Al pasar por la habitación de Darah y Renee, escuché a Mase
diciendo algo que las hizo reír. Genial. Simplemente genial. Cerré la puerta
del pequeño cuarto de baño y me apoyé en el lavabo. Estaba perdiendo
el control. Me miré en el espejo. La horrible iluminación no hacía mucho
por mi piel, pero realmente no hacía mucho por cualquiera. Me eché un
poco de agua en la cara y luego salté sobre el lavabo, colocando mi
espalda contra el espejo. En cuestión de unos minutos mi segundo año se
había puesto completamente al revés.
¿Qué iba a hacer? Este chico extraño acababa de invadir mi vida.
No mi vida, pero sí mi espacio. Nuestra habitación era más pequeña que
un dormitorio de doble-tamaño. Estaríamos pasando por encima uno del
otro todo el tiempo. Me vería cuando despertara por la mañana. Su voz
sería la última que escuchara cuando me fuera a la cama. Iba a ver ese
maldito tatuaje y esa sonrisa todo el tiempo. Justin Bieber sería lo
último que viera cuando fuera a la cama y lo primero que vería cuando
me despertara. Eso no iba a pasar.
Un golpe en la puerta me hizo saltar y me golpeé la parte trasera de
mi cabeza contra el espejo.
—¿Estás bien ahí? —dijo Justin.
—Jesús Cristo, ¿No me puedes dejar en paz? —Bajé del lavabo y abrí
la puerta.

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4 comentarios

  1. esta muy buena siguela!! una duda de quien es ?

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    1. Jajaja ya la seguí gracias por el comemtario y siento la tardanza !! Ahora mismo no se de quién es porque te escribiendo des del móvil.

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  2. Subeeeeeeeeeeeee mas por favorrr! :)

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