-          Como si es el príncipe de china, no te irás a vivir con un chico – ya no estábamos hablando, si no gritando.
-          Papa tengo 20 años. ¡20 años! Voy a irme te guste o no
-          ¿Sí? ¿Estás segura? Pues no vuelvas mas a esta casa, haz como si yo hubiera muerto
-          ¿Vas a ponerte a si solo porque me voy a vivir con un chico? Mira papa por eso me voy, tengo 20 años soy mayorcita, quiero cometer errores, equivocarme, vivir. Papa ya no soy esa niña pequeña, he crecido entiéndelo, por favor – mis lagrimas caían sin parar y sentía un gran dolor en el pecho – Si papa, me voy, pero si algún día se te pasa el enfado, no dudes en llamarme, porque yo siempre te querré, siempre serás mi papa, el que me compraba chuches, que me ayudaba con la comida cuando no quería mas, el que me contaba los mejores cuentos que pueden existir. Siempre te llevare en mi corazón papa no lo olvides.

Me pare en seco, ¿qué iba a hacer?, ¿iba a parecer en su casa a esta hora y con estas pintas?, pensara que soy una loca. Cogí mi maleta y me gire para irme.

No tenia que había venido – pensé.

-          ¿____?

Me gire lentamente, el estaba detrás de mi confundido, miro mis maletas y luego volvió a mis ojos. El tan solo llevaba una camiseta negra de manga larga, unos vaqueros y sus Supras amarillas.


-          Vamos dentro linda, aquí hace frio
Pasó su mano por mis hombros y cogió mi maleta, mientras yo no podía parar de llorar, era mi padre y cada una de las palabras que me había dicho se me habían clavado en mi pecho.
-          Linda no te esperaba hasta dentro de una semana. ¿Qué ha pasado? O nena, ¿estás llorando?
-          Justin mi padre me odia

Me tire a sus brazos y no pude hacer nada más que llorar. Tenía un gran dolor en el pecho.

-          Ven, explícame que ha pasado

Me senté junto a él en su sofá, bueno ahora seria nuestro sofá. Mientras explicaba todo lo que había pasado hace una hora en mi casa, Justin acariciaba mi pelo.

-          Puede ser que ahora se lo haya tomado mal, pero lo aceptara linda
-          Justin no sabes cómo me miraba, he sentido miedo muchísimo miedo Justin…
-          Pero ya esta cariño, tranquilizante. Piensa tu papa está perdiendo a su princesa, básicamente es como si yo el malo le estoy robando a su princesita – Justin  acariciaba mi mejilla intentando calmarme. Cuando me llamo princesita no pude evitar reírme y el se unió a mí.
-          ¿Qué eres una especie de ogro, mago, vampiro...?
-          Soy un sexy boy que ataca haciendo cosquillas

Justin se puso sobre mí en aquel pequeño sofá rojo y comenzó a hacerme cosquillas. Justin era tan tierno, no me arrepentía para nada, haberme ido de casa.

Cuando dejo de hacerme cosquillas se coloco bien en el sofá, los dos intentábamos dejar de reír pero imposible.

-          Gracias sexy boy
-          ¿Por qué princesita?
-          Por animarme
-          No hay de que princesita. Oye me gusta lo de princesita, creo que te voy a llamar así. Mira te dejo una camiseta y descansas un poco. Mañana ya abres tu maleta i te instalas y eso, ¿vale?
-          Vale

Justin me dejo una camiseta blanca con unas letras de colores, me llegaba justo hasta donde acababa
mi trasero. Mordí mi labio inferior, ¿cómo iba a salir así?

-          ____, ¿estás bien?
-           Em si, si, ya salgo