Chapter {3}

By Unknown - 14:01

Narrado por Jennifer

Miré nerviosa las listas buscando mi nombre. Mordí mi labio mientras que buscaba mi nombre.
- ¿Quieres que te ayude? - dijo Max. Le sonreí y asentí. El empezó a buscar por los folios pegados en el tablón. - Aquí está, Jennifer Sanchez…. Un 7.

- ¿Bromeas? - dije alucinada. Me puse de puntilla sobre mis tacones y vi que era cierto. - ¡Oh dios mio! - pegué un gritito.

- ¡Felicidades! - me abrazó y recibí el abrazo sonriente. - Vamos, te invitaré a un helado.

- ¿De vainilla y con chocolate? - sonreí agarrandome a su brazo.

- De vainilla y chocolate - me mostró una hermosa sonrisa que hizo que me sonrojara.

Salimos a los aparcamientos de la universidad mientras que reía por una anécdota graciosa de Max en clase.

Después del helado, Max volvió a dejarme en la universidad, después de invitarme esta noche a cenar, y consiguió que dijera que si después de insistir mucho. Me monté en el coche y golpeé mi cabeza contra el volante. A pesar de todo, estaba consiguiendo sacar mis estudios. Humedecí mis labios y un nudo se formó en mi pecho al recordar todo lo que estaba pasando. Necesitaba despejarme. Metí la llave en el contacto y la giré haciendo que el coche arrancara. Me dirigí sin pensar al lago donde solía ir con Cody. La canción de Christina Aguilera, Hurts hacia que mis ojos dolieran por querer llorar.

Al cabo de 45 minutos llegué a la entrada del bosque donde se encontraba la casa en el lago que me habia enseñado Cody. Era de sus padres, y como habían fallecido, se la habían dejado a él. Durante estos cuatro años, allí era el único sitio donde me sentía verdaderamente bien. Bajé del coche y mis tacones se hundieron en la hierba. Decidí quitarmelos y caminar con ellos en las manos. Rodeé la casa con cuidado de no clavarme nada en los pies. Cuando rodeé la casa vi el hermoso lago. Sonreí y seguí caminando, pero no estaba sola. Allí habia alguien. Entrecerré mis ojos para ver mejor.
Me acerqué al muelle y al pisarlo crugió. El chico se giró y mi corazón se paró al ver a Cody. Su pelo estaba corto, su mirada endurecida, él había desarrollado. Sus brazos estaban fuertes y se habia hecho algunos tatuajes. Cody se acercó a mi, dejando mas o menos un metro de distancia.

- Hola - dijo metiendo sus manos en sus bolsillos.

- Hola - parpadeé sin poder creermelo. Mis pies se quedaron clavados en la madera. Intenté no llorar.

- Yo… hablé con Paula, y me dijo que estabas en la universidad, asi que fuí a darte una sorpresa, pero… - tensó su mandíbula - Te vi con alguien - miró hacia otro lado con dolor. - Y antes de irme, te dije que si querias formar tu vida sin mi, lo.entendería, asi que no hay problema.

- ¿Max? Oh, no, él es un buen amigo. - murmuré.

- ¿Solo un amigo? - me miró y asentí. - Oh dios, nena - se relajó - No sabes la alegría que me has dado - se acercó para abrazarme pero me alejé. - ¿Que ocurre? - preguntó frunciendo el ceño.

- Esto es complicado, Cody - solté mis tacones en la hierba.

- ¿El que? - dijo confuso.

- Yo… Lo he pasado muy mal durante estos cuatro años. - mordí mi labio de abajo.

- ¿A donde quieres ir a parar?

- Te he echado de menos - me rompí y una lágrima rodó por mi mejilla.

- Nena… - Cody volvió a acercarse y cogió mis manos.

- ¿Te has cortado? - dijo levantando mis pulseras.

Quité mis manos y retrocedí
- ¿Que co.ño te has echo nena? - su voz se quebró.

- Estos años no han sido fáciles - susurré. Mis padres se han separado, mi abuelo ha muerto y tu no estabas y… yo entré en depresión - lágrimas escaparon de mis ojos, liberandome. - había problemas en casa y yo… solo hacia eso para sentirme mejor - sollozé y limpié mis lágrimas. - Un día, todo se descontroló, corté demasiado y estaba desangrandome - sorbí mi nariz - Me llevaron al hospital y pudieron salvarme…. - Cody apretó su mandíbula mientras que una lágrima rodaba por su mejilla. - Yo solo te necesitaba a mi lado, Cody, necesitaba que me dijeras que todo iba a estar bien y que saldriamos adelante - lloré - Pero tú no estabas - susurré. - No puedo olvidar el hecho de que no has estado ahí, y no puedo ignorar que has vuelto, y que a pesar de todo, aún te amo - Cody avanzó hacia a mi y me rodeó con sus fuertes brazos mientras que mi rostro estaba enterrado en su pecho. Cogí su camiseta entre mis puñoa mientras que lloraba en sus brazos.

- Ya está pequeña, estoy aquí, no volveré a dejarte, no me iré nunca de tu lado, a no ser que tu quieras - susurró acariciando mi espalda por encima de mi camiseta.

- No, no quiero que me dejes nunca - intenté relajarme.

- Entonces será para siempre. - rodeé su cintura con mis brazos. - Lo siento, siento todo esto - acarició mi pelo - Mejoraremos las cosas ¿vale? Ahora estoy aqui, me tienes aquí - levanté la mirada y lo vi mirandome con sus preciosos ojos azules. - Te amo, Jennifer. Si algo te pasara yo… simplemente no se lo que haría - susurró. Puse mis brazos alrededor de su cuello.

- Yo también te amo - me puse de puntillas para llegar a sus labios y lo besé.

Narrado por ___________

Ni siquiera me habia cambiado de ropa. Estaba tirada en el sofá de la casa de Justin mientras que este se cambiaba. Él tenerlo aqui era de lo más extraño. Me sentía asustada y extraña. Asustada por que sabía que quizás, con la vuelta de Justin, volverían los problemas, y no quería que Justin me dejara, no otra vez. Habia sido secuestrada, drogada y violada, y mi novio debido a toda esa mi.erda se tiene que ir a España, y me deja cuatro duros y largos años. Habia estado intentando vivir sin él, para después darme cuenta de que no podía hacerlo. ¿Y si vuelven los problemas? ¿Y si se tiene que ir de nuevo? ¿Y si lo meten en la cárcel? No podría soportarlo, no más. Esas eran mis inseguridades en mi relación con Justin. ¿Y si me deja de nuevo unos años?

- Veo que han cambiado esto - dijo entrando en el salón vestido diferente.

- Cristina pensó que vendría bien un cambio - me levanté del sofá.

- Esta bien - murmuró - Creo que va a matarme cuando se encuentre la mesa rota.

- Lo más probable - sonreí de lado.

- ¿Estás lista? - me preguntó.

- Si, creo - me miré en el espejo que Cristina habia colocado en la entrada. - ¿Estoy bien? - le pregunté.

- Estás perfecta - me miró de arriba abajo.

- No, enserio, mi cara - dije señalandome el rostro - ¿No estoy muy pálida?

- Para nada cariño - se acercó a mi - Estas hermosa - cogió mi rostro entre sus manos.

- Debes de estar bromeando, parezco un zombie - susurré nerviosa. Justin rió entre dientes y negó con la cabeza.

- No estoy bromeando - fué a besarme pero me separé de él.

- Será mejor que vaya a por mi cartera y avise a mi madre - abrí la puerta. Justin suspiró y se pasó su mano por el pelo. Entré en casa.

- Mama - dije entrando en el cuarto de baño mientras que ella se duchaba.

- ¿Has estado con Justin? - me preguntó.

- Si, ¿Cómo lo sabes? - entonces me acordé de mi hermano - Vale, Erik - rodé los ojos.

- Exacto - ella salió de la ducha y lió su cuerpo en una toalla. - ¿Vas a seguir con él? - me preguntó.

- No lo sé, mamá - jadeé - Estoy un poco confusa.

- Has esperado que vuelva cuatro años, y en esos cuatro años, te he visto pasarlo mal por él. ¿Crees que vale la pena? - puso una toalla alrededor de su pelo. Respiré hondo.

- Aún lo quiero.

- Entonces, no hay nada más que pensar. Y si, ya se que vas a una barbacoa.

- ¿Cómo lo sabes? - le pregunté.

- Paula llamó hace un rato para decirte que le dejaras tu sudadera de Dublin.

- Oh, claro - fruncí el ceño. - A veces me asustas mamá.

- Cariño, yo lo sé todo - sonrió.

- Ya veo, nos vemos luego - murmuré.

- No llegues tarde - dijo cuando salí del cuarto de baño.


- Tengo 22 años, mamá. - rodé los ojos molesta mientras que ella seguía hablando más bien sola, ya que no estaba escuchandola. Cogí la sudadera de mi armario y una chaqueta vaquera por si refrescaba después. Cogí mi bolso y eché las llaves, mi móvil y mi cartera. También mi cámara de fotos. Cuando salí de casa, Justin me estaba esperando.

- ¿Vamos? - preguntó Justin. Asentí y cerré la puerta de casa. Justin iba delante mia y empezó a bajar por las escaleras. Lo seguí y salimos a la calle. Su coche estaba aparcado justo enfrente.

- Me dijo Ryan que lo has lavado - dijo refiriendose al coche.

- Si - me monté en el asiento del pasajero. - Y también lo arranqué para que el motor siguiera funcionando bien - me puse el cinturon y Justin me miró.

- Gracias - arrancó el coche.

- No hay de qué. - dejé la sudadera y mi chaqueta en los asientos de atrás, donde Justin anteriormente habia dejado su chaqueta. Justin empezó a conducir y yo me sentí rara de ir en el coche con él, era como volver cuatro años atrás. Pero en ese año, nosotros eramos unos niños, y ahora, habíamos crecido.
- ¿Como estuvistes en España? - pregunté para romper la tensión que había en el ambiente.

- Bastante bien, la verdad, salvo por el trabajo - hizo una mueca - El clima es estupendo, al igual que la comida. Creo que no he comido más en toda mi vida. - Sonreí g miré sus brazos por debajo de su camiseta de mangas cortas.

- Pero te has mantenido en forma - Justin me miró.

- ¿Quieres tocar, nena? - sonrió Justin pícaro.

- No, dejalo - rodé los ojos intentando ocultar una sonrisa.

- ¿Y a ti? ¿Cómo te ha ido? - preguntó pendiente a la carretera.

- La verdad es que bien - miré por la ventana. - Mi madre se ha separado de Jack y mi hermano está de vuelta. Estoy sacandome la carrera de psicología y aquí el clima y la comida siguen siendo la misma.

- ¿Psicología? Creo que tendrás que hacerme un analisis.

- Cobro por cada sesión - lo miré sonriendo.

- Nena, si lo que quieres es un exclavo sexual solo tenias que decirmelo. Lo haré encantado.

- Jesucristo, Justin - hice drama - Siempre pensando así,.¡Eres horroroso! - reí moviendo mi cabeza de un lado a otro.

- Yo solo me ofrezco - rió.

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