Chapter {38}

By Unknown - 13:03



- Justin - dije nerviosa.

- Tranquila cariño estoy aquí - cogió mi mano. Unos médicos me pusieron en una silla de ruedas para llevarme dentro del hospital. Intenté relajarme. Los médicos me llevaron por un pasillo blanco, donde no había nadie. Miré hacia mi vientre hinchado y vi que esaba sangrando. Puse mi mano para no sangrar. Miré asustada mis manos llenas de sangre, miré hacia atrás y vi el pasillo lleno de sangre.Entré en estado de pánico.

- Ayúdenme - rogué. Pero los médicos iban despacio por ese pasillo mientras me desangraba. - Por favor - sollocé. - ¿Justin? - lo busqué con la mirada, él se había quedado al principio del pasillo, me miraba sin ninguna expresión en su rostro y sus manos caían a sus costados. Sentí un dolor en mi vientre y lo vi todo negro.

Abrí los ojos con dificultad viéndolo todo borroso. La imagen se volvió más nítida y vi a Justin sentado en un sofá con un bebé en brazos. Él le sonreía mientras lo miraba. Quise acercarme a ellos, pero algo me lo impedía. Una mujer se acercó a Justin, miró al bebé sonriendo. Ella y Justin se miraron. Ella tocó su nuca y besó su mejilla. Quise gritar, que estaba allí, pero mi voz no salía de mi garganta. Intenté salir de donde estaba. Era como si estuviera en una caja de cristal.Ni siquiera podía respirar. Justin me miró y le aguanté la mirada, después él sonrió y le dio un casto beso a la chica.

Me desperté sobresaltada, casi hiperventilando y sudando. Miré a mi lado para ver a Justin plácidamente dormido. Me incorporé en la cama, estaba asustada. Limpie el sudor de mi frente y me levanté aún un poco aturdida. Abrí la puerta de la habitación con cuidado de no despertar a nadie y salí. Entré en el cuarto de baño y recogí mi pelo en una cola de caballo. Abrí el grifo y con agua fría mojé mi rostro varias veces, para después mojar mi nuca y mi pecho. Apoyé mis manos en el lavabo y me miré al espejo mientras que el sueño volvía a revivirse unau vez más en mi cabeza. Toqué mi vientre y mi labio inferior tembló.

Solté un pequeño sollozo, me arrodillé delante del inodoro y abrí la tapa echando toda la cena. Cuando me sentí mejor, tiré de la cadena y lave mis dientes. Me senté en el suelo, apoyando mi cabeza en la fría pared del baño limpiando mis lágrimas. No era la primera vez que tenía un pesadilla como esa.
Cuando me encontré mejor fui a beber un vaso de agua y después me senté en el sofá, rodeando mis piernas con mis brazos incapaz de dormir de nuevo. Solo eran las cinco. Suspiré. Aún sentía la impotencia en mi interior de no poder hacer nada cuando vi a Justin y al bebé con esa mujer. 
El único sentido que le pude sacar al sueño fue que yo moría en el parto y después de eso, Justin volvería a hacer su vida. Cuando recordé la mirada sin expresión de Justin me estremecí.

- ¿Nena? - escuché murmurar a Justin. ¿Cuanto tiempo me había llevado pensando? Miré hacia la puerta del salón y vi a Justin aparecer adormilado. - ¿Que haces aquí? - pasó una mano por su pelo desordenado.

- No podía dormir - susurré. Justin se acercó a mi, sentándose a mi lado.

- ¿Que es lo que te preocupa? - pasó su brazo por mis hombros y me acercó a él. Apoyé mi cabeza en su hombro desnudo y apoyé un poco mis piernas en él y puse uno de mis brazos en su pecho.
- Solo tuve una pesadilla - murmuré. Justin me estrechó más contra él y suspiró pasando sus dedos por mi brazo, de arriba abajo. 

- ¿Que ocurría en tu pesadilla? - me preguntó. 

- Nada importante - murmuré. 

- Es importante, o si no, no estarías aquí, sin poder dormir. Se que todo esto te preocupa, solo estoy pensando que es lo mejor para nosotros. 

- ¿Y que es lo mejor para nosotros, Justin? - me incorporé. - ¿Sentarnos aquí a esperar que nos maten por el maldito territorio? 

- No tienes derecho a opinar sobre nada de esto- se levantó y cerró la puerta del salón para no despertar a Cristina y Ryan. 

- Maldita sea, Justin. Es mi vida también. - me quejé al borde de la desesperación. 

- Cierra la boca, ______. ¿Crees que no le estoy dando vueltas a esto? ¿Crees que es fácil tomar una decisión? No, claro que no. No tienes una idea - rió cínico. 

- Estoy cansada de todo esto. - dije.

- Sabías las consecuencias, _______. Tuviste la oportunidad de alejarte, y no lo hiciste.  Sabías a lo que me dedicabas y seguistes conmigo. No tengo la culpa de que no hayas abierto los ojos antes.

- Lo que me molesta es que estes poniendo nuestras vidas en peligro por tu orgullo. Admítelo Justin, ellos ganaron. No siempre pueden ganar los buenos - intenté razonar con él.

- Los buenos no pueden rendirse tan facilmente. - negó con la cabeza.

- Tú y los demás deberían sacar la cabeza de su cu.lo y dejar de ser unos jo.didos idiotas - escupí.

- ¿Así que ahora soy un jo.dido idio.ta - se cruzó de brazos.

- Si, eres un jodido id,iota, ¿Sabes? A veces me arrepiento de no haber dado marcha atrás en todo esto
- la cara de Justin cambió. - Debería de haberte mandado al in.fierno cuando tuve oportunidad. Si eso hubiera pasado, no estaría ahora embarazada y asustada, pensando que en cualquier momento pueden matarme - hice un puchero con mi labio inferior. Pasé por su lado para ir a la cocina y cerré la puerta detrás de mi. - Estoy hambrienta - abrí la despensa. Cogí los ingredientes para hacer pan frito.

Miré el reloj de la cocina. Las siete de la mañana, sonreí, ya solo me quedaba echarles la miel por encima y podría comerlos. Rebusqué en la despensa el tarro de miel, que no vi. Fruncí el ceño y después de buscar en toda la cocina me di por vencida. Necesitaba miel. Dejé el pan en el horno apagado y salí de la cocina. Seguí por el pasillo y entré en la habitación cerrando la puerta. Justin estaba asomado en la ventana fumando. 

Cogí del armario una camiseta holgada y unos pantalones vaqueros. Me quité mi pijama y me puse el sujetador. Metí mis piernas por mis pantalones vaqueros y salté para que entrara mi trasero. Cuando lo conseguí intenté abrocharme el botón, pero no pude.  - Maldita sea - murmuré. Intenté abrocharmelo de nuevo, pero no pude. Me los quité con dificultad y cogí otros. Volví a saltar para metermelos pero tampoco me cerraba. Estaba desesperandome. 
Me los quité y cogí los últimos pantalones que tenía. 

- Joder - hice un puchero. Gemí frustrada en voz alta y me senté en el borde de la cama. Miré hacia mi izquierda y vi a Justin mirandome.

- Que - escupí. Me levanté de la cama y abrí de nuevo el ropero. Saqué unos leggins y una camiseta blanca de Justin. Me puse los leggins, que apretaban un poco mi vientre. Despues me puse la camiseta de Justin y mis deportes.

- ¿Donde se supone que vas? - escuché la voz de Justin detrás de mi.

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