Las semanas pasaron, y era una sorpresa para mí cuán rápido llego el receso de primavera, los chismes y las miradas se habían desvanecido y la visa había vuelto a la normalidad. Los sótanos de la Universidad Eastern no habían tenido una pelea en semanas. Tony mantuvo un bajo perfil después del arresto que había llevado a preguntas de que era lo que exactamente que paso esa noche, y Justin se volvía más irritable esperando la llamada que lo llevaría a su última pelea. La pelea que pagaba casi todas sus cuentas del verano y entrando el otoño. La nieve aun estaba espesa en el suelo, y el viernes antes de vacaciones una última bola de nieve estallo en el césped cristalino. Justin y yo caminamos a través del hielo que caía hacia la cafetería, y yo me sostuve fuerte en sus brazos, tratando de evitar ambos, las bolas de nieve y caer al suelo.
— Ellos no van a darte Pidge, ellos los saben—Justin dijo, ocultando su nariz roja y fría en mi mejilla.
— Su objetivo no es sinónimo del miedo a tu temperamento Justin.— Él me sostuvo a su lado, frotando la manga de mi abrigo con su mano mientras me guiaba a través del caos. Llegamos a un final abrupto cuando un montón de chicas gritaban mientras eran atacadas sin piedad por el equipo de beisbol. Una vez el camino se despego Justinme guio a salvo a la puerta.
— ¿Ves? Te dije que lo lograríamos—dijo con una sonrisa. Su diversión desapareció, cuando una bola de nieve golpeo la puerta, justo entre nuestros rostros, la mirada de el escaneo el césped, pero la cantidad de estudiantes lanzándolas en cualquier dirección desvaneció la necesidad de tomar represarías. Él abrió la puerta mirando a la nieve derritiéndose desde el metal pintado hacia el suelo. — Entremos.
— Buena idea— asentí. Me llevo de la mano hacia la fila del buffet, apilando diferentes platos al vapor de una bandeja, La cajera había abandonado su expresión de desconcierto hace semanas, acostumbrada a nuestra rutina.
— ____ — Damian me dio un asentimiento de cabeza y guiño su ojo a Justin.
— ¿Tienes planes para la próxima semana?
— Nos quedaremos aquí, mis hermanos vendrán—Justin dijo distraído mientras organizaba nuestros almuerzos, dividiendo los pequeños platos de polietileno frente a nosotros en la mesa.
— Voy a matar a Davis Lapinski— Carly anuncio sacudiendo la nieve de su cabello mientras se acercaba.
— ¡Golpe directo!— Chris se rio. Carly le lanzo una mirada de advertencia y su risa se volvió una risa nerviosa
— Quiero decir…que idiota.
Nos burlamos de su lamentable expresión mientras él la observaba ir se de la línea del buffet para seguirla rápidamente. — Él es tan llorón— dijo Damian con una expresión de disgusto.
— Carly está un poco tensa —Justin explico —ella conocerá a sus padres esta semana.
Damian asintió y sus cejas se alzaron — Entonces ellos van…
— Si— dije asintiendo con él — Es permanente.
— Whoa— Damian dijo, la sorpresa no dejo su rostro mientras servía su comida, y pude ver la confusión arremolinarse a su alrededor. Todos éramos jóvenes, y Damian no podía seguir la idea del compromiso al Chris.
— Cuando lo tengas Damian…lo entenderás— Justin dijo, sonriéndome.
La sala estaba llena de emoción, de ambos: el espectáculo de afuera, y lo rápido que pasaban las horas antes del receso. A medida que los asientos se llenaban, el flujo constante de charla creció, el volumen aumento mientras todo el mundo comenzó habar sobre el ruido. Para el momento en que Chris y Carly volvieron con sus bandejas ya se habían reconciliado. Ella felizmente se sentó en el asiento vacío a mi lado. Platicando sobre el momento en que conocería a los padres. Ellos se irían esa tarde para lo de su padre, la excusa perfecta para uno de los infames colapsos de Carly. La vi coger el pan mientras ella se preocupaba en hacer las maletas y la cantidad de equipaje que debería llevar sin parecer pretenciosa, pero ella parecía llevarlo bien.
— Te lo digo, bebe. Ellos te amaran, te amaran. Como yo te amo, te amo— Chris dijo. Acomodando su cabello detrás de su oreja. Carly tomo un respiro y las comisuras de subieron de la forma en que siempre lo hacían cuando él la hacía sentir más tranquila. El teléfono de Justin vibro, provocando que se deslizara unos centímetros de la mesa. Él lo ignoro, contándole a Damian nuestro primer juego de póquer con sus hermanos, eche un vistazo a la pantalla, tocando el nombre de Justin cuando leí el nombre.
— ¿Bebé?
Sin una disculpa, él se alejó de Damian y me dio toda su atención — ¿Si Pigeon?
— Tal vez quieras contestar eso.
Él miro a su celular y suspiro — O no.
— Podría ser importante.
Frunció sus labios antes de colocar el auricular en su oído — ¿Qué pasa Tony?— Sus ojos recorrieron el salón mientras hablaba, asintiendo ocasionalmente — Esta es mi última pelea Tony. Aun no estoy seguro. No iré sin ella y Chris saldrá de la ciudad. Lo sé… te escuche. Hmm… en realidad esa no es una mala idea.
Mis cejas se juntan, viendo a sus ojos brillar con cualquier idea con la cualquier Tony lo haya iluminado. Cuando cuelga el teléfono, lo veo expectante.
