( Capítulo 69 OOMMG *-* )
{maratón 5/5}
El viaje a casa fue en completo silencio. Chris arrimó su asiento hacia adelante para permitirme salir, y miré a Carly, quien asintió en entendimiento. Le dio un beso de buenas noches a su novio. — Te veo mañana, bebé.
Chris asintió y la besó. — Te amo.
Pasé a Justin en mi camino hacia el Honda de Carly, y él trotó a mi lado. — Vamos. No te vayas molesta.
— Oh, no estoy molesta. Estoy furiosa.
— Necesita un tiempo para calmarse, Justin. —Advirtió Carly, abriendo su puerta.
Cuando el seguro de la puerta de pasajeros saltó, Justin sostuvo su mano contra ella. — No te vayas, Pigeon. Estuve mal. Lo siento.
Levanté mi mano, mostrándole los rastros de sangre seca en mi palma. — Llámame cuando crezcas.
Se inclinó con su cadera contra la puerta. — No puedes irte.
Levanté una ceja, y Chris trotó alrededor del auto junto a nosotros. — Justin, estás tomado. Estás a punto de cometer un grave error. Déjala irse a casa, cálmate… Ambos pueden hablar mañana cuando estés sobrio.
La expresión de Justin se tornó desesperada. — No se puede ir. —dijo, mirándome fijamente.
— No va a funcionar, Justin. —Tiré de la puerta— ¡Muévete!
— ¿A qué te refieres con que no va a funcionar? —Preguntó, tomando mi brazo.
— Me refiero a tu cara triste. No voy a creérmela. —dije, apartándome. Chris vio a Justin por un momento, y luego se giró hacia mí. — ____… Este es el momento del que te estaba hablando. Tal vez deberías…
— Mantente fuera de esto, Chris. —Soltó Carly, encendiendo el auto.
— Lo voy a arruinar. Lo voy a arruinar bastante, Pidge, pero tú tienes que perdonarme.
— ¡Voy a tener un moretón gigante en mi trasero mañana en la mañana! ¡Golpeaste a ese tipo porque estabas molesto conmigo! ¿Qué me dice eso? ¡Porque las banderas rojas están levantadas por todo lados!
— Nunca he golpeado a una chica en mi vida. —dijo, sorprendido por mis palabras.
— ¡Y yo estoy a punto de ser la primera! —dije, jalando la puerta— ¡Muévete, demonios!
Justin asintió, y luego dio un paso atrás. Me senté al lado de Carly, y tiré la puerta. Puso el auto en reversa, y Justin se inclinó para verme por la ventana.— Vas a llamarme mañana, ¿verdad? —Preguntó, tocando el vidrio.
— Solo vámonos, Carly. —dije, negándome a verlo.
La noche fue larga, me la pasé viendo el reloj y me encogía cuando veía que otra hora había pasado. No podía dejar de pensar en Justin, y en sobre si iba a llamarlo o no en la mañana, preguntándome si estaría despierto también. Finalmente, opte por ponerme los audífonos de mi iPod y escuchar la alta y molesta música de mi repertorio. La última vez que había visto el reloj, eran pasadas las cuatro. Los pájaros ya cantaban afuera de mi ventana, y sonreí cuando sentí que mis ojos se sentían pesados. Pareció como si sólo hubieran pasado pocos minutos cuando escuché un toque en la puerta y vi a Carly entrando. Sacó los audífonos de mis oídos y se tiró en la silla de mi escritorio.— Buenos días, sol. Te ves horrible. —dijo, haciendo una burbuja rosa con su boca, y dejándola sonar fuerte al reventarse.
— ¡Cierra la boca, Carolyn! —Soltó Khloe escondida dentro de sus sábanas.
— Estás consciente de que las personas como Justin y tú van a discutir bastante, ¿cierto? —dijo Carly mirando sus uñas y masticando el gran pedazo de goma de mascar en su boca.
Me volteé de lado en la cama. — Estás oficialmente despedida. Eres una terrible conciencia.
Se rió. — Solamente te conozco. Si te entregara mis llaves en este instante, irías directo hacia allá.
— ¡Claro que no!
— Como digas.
— Son las ocho de la mañana. Probablemente todavía estén tirados durmiendo.
Justo en ese momento escuché un suave toque en la puerta. El brazo de Khloe salió de su edredón y giró la manilla. La puerta se abrió lentamente, revelando a Justin en la entrada. — ¿Puedo pasar? —Preguntó en una voz baja y rasposa. Las bolsas oscuras bajos sus ojos indicaban su falta de sueño, si es que tuvo alguno, en absoluto. Me senté en la cama, sorprendida por su apariencia tan exhausta. — ¿Estás bien?
Caminó y cayó en rodillas frente a mí. — Lo siento, Abby. Lo siento. —dijo, envolviendo sus brazos en mi cintura y hundiendo su cara en mi regazo. Sostuve su cabeza en mis brazos y miré a Carly.
— Yo uh… Me voy a ir. —dijo, alcanzando torpemente la manilla de la puerta. Khloe frotó sus ojos y suspiró, luego tomó su bolso de baño. — Siempre estoy muy limpia cuando andas por aquí, ___. —Murmuró, tirando la puerta tras ella. Justin me miró. — Sé que me vuelvo loco en lo que respecta a ti, pero Dios sabe que lo estoy intentando, Pidge. No quiero arruinar esto.
— Entonces no lo hagas.
— Esto es difícil para mí, ¿sabes? Siento que en cualquier momento vas a averiguar cuan pedazo de mierda soy y me vas a dejar. Anoche vi una docena de diferentes tipos mirándote al bailar. Vas al bar y te veo agradecerle a ese tipo por tu bebida. Y luego ese imbécil en la pista te agarra.
— Tú no me ves a mí golpeando a cualquier chica que se acerca a hablarte. No me puedo quedar encerrada en el departamento todo el tiempo. Vas a tener que controlar tu temperamento.
— Lo haré. Nunca había querido una novia antes, Pigeon. No estoy acostumbrado a sentirme de esta manera… por nadie. Si eres paciente conmigo, juro que me controlaré.
— Vamos a aclarar algo; no eres un pedazo de mierda, eres increíble. No importa quién me compre tragos, ni quién me invite a bailar, o quien coquetee conmigo. Al final, me voy a casa contigo. Me has pedido que confíe en ti, pero tú no pareces confiar en mí.
Frunció el ceño. — Eso no es verdad.
— Si piensas que voy a dejarte por cualquier tipo que se aparezca, entonces no me tienes mucha fe.
Tensó su agarre. — No soy lo suficientemente bueno para ti, Pidge. Eso no significa que no confíe en ti, sólo me preparo para lo inevitable.
— No digas eso. Cuando estamos solos eres perfecto. Somos perfectos. Pero entonces permites que todo el mundo lo arruine. No espero que huyas de todo, pero tienes que elegir tus batallas. No puedes pelear cada vez que alguien me mire.
Asintió. — Yo hago todo lo que tú quieras. Sólo… dime que me amas.
— Sabes que lo hago.
— Necesito oírte decirlo. —dijo, sus cejas juntándose.
— Te amo —llevé mis labios a los suyos— Ahora deja de ser tan bebé.
{maratón 4/5}
— Sí —respondió Carly con cara de fastidio.
— Te vi bailando —Logan asintió hacia la pista— Te veías bien.
— Uh… gracias. —Le dije, tratando de permanecer amable, consciente de que Justin estaba a poca distancia.
— ¿Quieres bailar? —preguntó.
Sacudí la cabeza. — No, gracias. Estoy aquí con mi…
— Novio. —dijo Justin, apareciendo de la nada. Miró mal a los hombres que se encontraban junto a nosotras, los cuales se apartaron un poco, claramente intimidados.
Carly no pudo evitar sonreír satisfecha cuando Chris la rodeó con sus brazos. Justin asintió hacia la habitación. — Váyanse, ahora.
Los hombres nos miraron a Carly y a mí, y luego dieron un par de pasos hacia tras antes de desaparecer en la seguridad de la multitud. Chris besó a Carly. — ¡No puedo llevarte a ningún lado!
Ella rió, y yo miré a Justin, quien me fruncía el ceño. — ¿Qué?
— ¿Por qué le permitiste comprarte una bebida?
Carly se separó de Chris, notando el humor de Justin. — No lo hicimos, Justin. Les dije que no.
Travis me quitó la botella de la mano. — ¿Entonces, qué es esto?
— ¿Es en serio? —Pregunté.
— Sí, es jodidamente en serio. —dijo, tirando la botella en un bote de basura junto a al bar— Te lo he dicho cientos de veces… No puedes aceptarle tragos a cualquier chico. ¿Qué pasa si puso algo allí?
Carly levantó su vaso. — Las bebidas fueron hechas frente a nosotras, Justin. Estás sobreactuando.
— No estoy hablando contigo. —dijo Justin, sus ojos pegados a los míos.
— ¡Hey! —Me molesté inmediatamente— No le hables así.
— Justin —advirtió Chris— Déjalo ir.
—N o me gusta que dejes a otros chicos comprarte bebidas. —dijo Justin.
Levanté una ceja. — ¿Estás tratando de empezar una discusión?
— ¿No te molestaría entrar a un bar y verme compartiendo un trago con alguna chica?
Asentí. — De acuerdo. Ahora no estás consciente de todas las mujeres. Lo entiendo. Debería de hacer el mismo esfuerzo.
— Sería bueno. —Claramente yo trataba de controlar su temperamento, y era un poco enervante estar del otro lado de su ira. Sus ojos aún se encontraban brillantes de rabia, y una innata urgencia por ir por la ofensiva burbuja hacia la superficie.
— Vas a tener que bajarle a tu tono de novio celoso, Justin. No hice nada malo.
Justin me lanzó una mirada de incredulidad. — ¡Vengo para acá, y otro tipo esta comprándote un trago!
— ¡No le grites! —dijo Carly. Chris puso sus manos en los hombros de Justin. — Todos hemos bebido bastante. Simplemente vámonos. —El usual efecto de calma que poseía Chris no surtió efecto en Justin, y estuve instantáneamente molesta debido a que su pequeña rabieta había arruinado nuestra noche.
— Tengo que decirle a Brody que nos vamos. —Murmuré, pasando a Justin y dirigiéndome hacia la pista.
Una tibia mano me agarró la muñeca. Me volteé, y vi los dedos de Justin apretados sin ningún remordimiento. —Voy contigo.
Aparté mi mano de su agarre. — Soy totalmente capaz de caminar unos pocos metros por mi sola, Justin. ¿Qué está mal contigo?
Vi a Brody en el centro, y me dirigí hacia él. — ¡Nos vamos!
— ¿Qué? —gritó Brody sobre la música.
— ¡Justin está de mal humor! ¡Nos vamos!
Rodó los ojos y sacudió la cabeza, agitando su mano mientras me alejaba. Justo cuando vi a Carly y Chris, fui jalada hacia atrás por un hombre en un disfraz de pirata. — ¿A dónde crees que vas? —Sonrió, pegándose a mí.
Me reí y sacudí la cabeza a la cara tan graciosa que estaba haciendo. Cuando me giré para irme, agarró mi brazo. No me tomó mucho averiguar que no me estaba agarrando, se estaba agarrando a mí, por protección.
— ¡Whoa! —Lloró, mirando más allá de mí, con los ojos bien abiertos. Justin lo llevó de nuevo a la pista, y arrebató su puño en la cara del pirata, con tal fuerza que nos tumbó a ambos al suelo. Con las palmas pegadas al piso, parpadeé en incredulidad. Sentí algo caliente y húmedo en mi mano, la volteé y me encogí. Estaba cubierta con la sangre proveniente de la nariz del hombre. Su mano estaba cubriendo su cara, pero el rojo líquido corría por debajo, cayendo al piso. Justin corrió a levantarme, viéndose tan sorprendido como yo me encontraba. — ¡Oh, mierda! ¿Estás bien, Pidge?
Cuando me levanté, jalé mi brazo de su agarre. — ¿Estás loco?
Carly me tomó por la muñeca y me llevó a través de la multitud hacia el estacionamiento, Justin se volteó hacia mí. — Lo siento, Pigeon, no sabía que te tenía agarrada.
— ¡Tu puño estuvo a cinco centímetros de mi cara! —dije, atrapando la toalla llena de aceite que Chris me había lanzado. Asqueada, limpié la sangre de mi mano.
La seriedad del asunto nubló su cara y se estremeció. — No lo hubiera atacado si hubiera sabido que te tenía agarrada, sabes eso ¿no?
— Cállate, Justin. Solo cállate. —dije, mirando la nuca de Chris.
— Pidge… —Comenzó Justin.
Chris golpeó el volante con la palma de su mano. — ¡Cierra la boca, Justin! ¡Ya dijiste que lo lamentabas, ahora cierra la maldita boca!
{maratón 3/5}
Chris la levantó por las manos y besó su mejilla. — Lo sabemos, bebé. Dejé de ser celoso hace un tiempo. No tenía tiempo de hacer nada más.
Carly sonrió en apreciación y luego lo abrazó. Chris poseía la habilidad de hacer que todos a su alrededor se sintieran calmados, sin duda resultado de crecer con Justin y sus hermanos. Probablemente era más un mecanismo de defensa que cualquier otra cosa. Justin acarició la parte detrás de mi oreja, y me reí hasta que vi a Drake acercándose. La misma urgencia que sentí cuando Justin quería volver a la cafetería me invadió, e instantáneamente me alejé de Justin y caminé tres metros y algo para interceptar a Drake.
— Necesito hablar contigo. —Me dijo. Miré hacia atrás y luego sacudí mi cabeza como advertencia. —Ahora no es un buen momento, Drake. De hecho, es un muy, muy mal momento. Justin y Lucas pelearon en el almuerzo y él todavía está un poco irritado. Necesitas irte.
Drake vio a Justin y luego fijó su vista en mi, determinado. — Escuché lo que sucedió en la cafetería. No creo que estés consciente de en donde te estás metiendo. Justin es mala influencia, ____. Todos lo saben. Nadie está hablando de cuan genial es que tú lo hayas cambiado… todos esperan que él haga lo que sabe hacer mejor. No sé lo que te ha dicho, pero no tienes ni idea de qué clase de persona es.
Sentí las manos de Justin en mis hombros. — ¿Porqué no le dices, entonces?
Drake se encogió nervioso. — ¿Tienes idea de cuantas chicas humilladas he llevado a casa de fiestas luego de pasar horas encerradas con él? Te va a lastimar.
Los dedos de Justin se tensaron en respuesta, posé mis manos en las suyas hasta que se relajó. — Deberías irte, Drake.
—Debes escuchar lo que te digo, ___*.
— No le llames así, joder. —Gruñó Justin.
Drake no apartó sus ojos de los míos. — Estoy preocupado por ti.
— Lo aprecio, pero no es necesario.
Drake sacudió la cabeza. — Él te ve como un desafío a largo plazo, ____. Te tiene pensando que eres diferente a las otras chicas simplemente para llevarte a la cama. Se va a cansar de ti. Él posee la atención de un bebé.
Justin me rodeó, parándose frente de Drake, tan cerca que sus narices casi se tocaban. — Te permití decir lo que querías. Mi paciencia se agotó. —Drake trató de mirarme, pero Justin se inclinó en su dirección— No se te
ocurra mirarla. Mírame a mí, malcriado pedazo de mierda. —Drake enfocó sus ojos en Justin y esperó— Si se te ocurre al menos respirar en su dirección, me aseguraré de que te vayas cojeando a la escuela de medicina.
Drake tomó una par de pasos hacia atrás, hasta que estuve en su campo de visión. — Pensé que eras más lista que esto. —dijo, sacudiendo la cabeza antes de voltearse e irse.
Justin lo observó marcharse, luego se volteó y sus ojos encontraron los míos. — Sabes que eso es pura mierda, ¿verdad? No es cierto.
— Estoy segura que es eso lo que todos piensan. —Me quejé, atrayendo la atención de aquellos que iban pasando.
— Entonces les probaremos lo contrario.
Mientras la semana avanzaba, Justin se tomó su promesa muy en serio. Ya no conversaba con las chicas que lo detenían en los pasillos, y algunas veces hasta era grosero con ellas. En el momento en que caminamos dentro de The Red para la fiesta de Halloween, me encontraba un poquito nerviosa sobre como él planeaba mantener lejos a las fiesteras intoxicadas. Carly, Brody y yo nos sentamos en una de las mesas cercanas, mientras veíamos a Justin y Chris jugar billar con dos de sus hermanos Sig Tau.
— ¡Vamos, bebé! —Gritó Carly, levantándose en el escalón de su banco.
Chris le guiñó, y luego realizó su tiro, metiéndola en el hoyo derecho más lejano. — ¡Woo! —chilló. Un trío de mujeres vestidas como Los Ángeles de Charlie se acercaron a Justin mientras él esperaba su turno, sonreí cuando él trató lo más que pudo de ignorarlas. Cuando una de ellas trazó la línea de uno de sus tatuajes, Justin jaló su brazo. La apartó para así poder hacer su tiro, y ella hizo un puchero a sus amigas.
— ¿Puedes creer cuán ridículas son? Las chicas aquí no tienen vergüenza. —dijo Carly. Brody sacudió su cabeza, asombrado. — Es Justin. Creo que es lo del chico malo. O creen que pueden salvarlo, o piensan que son inmunes a sus encantos. No estoy seguro cual será.
— Probablemente las dos. —Me reí, viendo como las chicas esperaban que Justin les prestara atención— ¿Puedes imaginar ser tú quien espera ser escogida por él? ¿Sabiendo que vas a ser usada sólo para sexo?
— Problemas paternales. —dijo Carly, tomando un sorbo de su bebida.
Brody botó su cigarro y jaló nuestros vestidos.— ¡Vamos, chicas! ¡El Brody quiere bailar!
— Sólo si prometes nunca volver a llamarte así. —dijo Carly. Brody sacó su labio inferior y Carly sonrió.
— Vamos, ____. No quieres hacer a Brody llorar, ¿cierto? —Nos unimos a los policías y vampiros en la pista de baile, y Brody sacó sus pasos de Timberlake. Miré a Justin sobre mi hombro y lo descubrí mirándome por el rabillo del ojo, fingiendo ver a Chris meter la bola ocho en el juego. Chris recolectó sus ganancias, y Justin se dirigió a la larga barra que rodeaba la pista de baile, para pedir un trago. Brody bailaba por toda la pista, para finalmente hacer un sándwich entre Carly y yo. Justin rodó los ojos, riéndose mientras volvía a nuestra mesa con Chris.
— Voy a buscar otra bebida. ¿Quieren algo? —gritó Carly por encima de la música.
— Voy contigo. —dije, mirando a Brody y apuntando hacia la barra. Brody sacudió la cabeza y continuó bailando.
Carly y yo avanzamos por la multitud hacia la barra. El barman estaba agobiado, por lo que nos acomodamos para una larga espera. — Los chicos están arrasando esta noche. —dijo Carly.
Me incliné a su oído. — Por qué alguien apostaría contra Chris es algo que nunca entenderé.
— Por la misma razón que apuestan contra Justin. Son idiotas. —Sonrió. Un hombre en una toga se inclinó contra la barra al lado de Carly y sonrió. — ¿Qué están tomando las damas esta noche?
— Nosotras compramos nuestros propios tragos, gracias. —dijo Carly, mirando hacia adelante.
— Soy Mike. —dijo, y luego apuntó a su amigo— Éste es Logan.
Sonreí educadamente, mirando a Carly, quien tenía su mejor cara de lárgate. El barman tomó nuestra orden, y luego asintió detrás de nosotras, volteándose para preparar la bebida de Carly. Nos trajo un vaso de vidrio cuadrado lleno de líquido rosa y tres cervezas. Mike le tendió dinero y ella asintió.
— Esto es algo diferente —dijo Mike, escaneando la multitud.
{maratón 2/5}
Justin mordisqueó la manzana y masticó, luciendo más feliz de lo que alguna vez lo había visto. La paz en sus ojos había regresado, e incluso cuando docenas de personas miraban cada uno de nuestros movimientos, todo se sentía… correcto. Pensé en todo el tiempo que había insistido en que estar con Justin era una mala decisión, y cuanto tiempo había perdido tratando de ignorar todo lo que sentía por él. Viéndolo del otro lado de la mesa, a sus suaves ojos miel, y el hoyuelo bailando en su mejilla mientras masticaba. No recordaba de qué estaba tan preocupada.— Se ve espantosamente feliz. ¿Te rendiste finalmente, ____? —dijo Lucas, codeando a sus compañeros de quipo.
— No eres muy inteligente, ¿verdad, Jenks? —dijo Chris frunciendo el ceño. Instantáneamente la sangre subió a mis mejillas, miré a Justin, quien tenía una mirada asesina en sus ojos. Mi vergüenza se deshizo a la vista de la ira de Justin, sacudí la cabeza. — Sólo ignóralo.
Luego de unos tensos segundos, sus hombros se relajaron un poco, tomó aire y asintió una vez. Luego de un momento me guiñó. Estiré mi brazo en la mesa y deslicé mis dedos en los suyos. — Fue en serio lo que me dijiste anoche, ¿no?
Empezó a hablar, pero la risa de Lucas llenó la cafetería. — ¡Dios Santo! ¿Justin Biebe está siendo controlado?
— ¿Fue en serio cuando me dijiste que no querías que cambiara? —me preguntó, apretándome la mano.
Miré a Lucas riéndose con sus compañeros, y luego me volví a Justin. — Absolutamente. Enséñale a ese imbécil algunos modales— Una sonrisa diabólica se extendió por su cara, y caminó hacia el final de la mesa, donde Lucas se sentaba. El se tragó su risa y el silencio se apoderó de la habitación.— Oye, solo te estaba haciendo pasar un mal rato, Justin. —dijo mirándolo.
— Discúlpate con Pidge. —dijo Justin, fulminándolo con la mirada.
Lucas me miró con nerviosismo. — Sólo… Sólo estaba bromeando, ____. Lo siento.
Lo miré mal y él subió la cabeza hacia Justin, esperando su aprobación. Cuando Justin se alejó, Lucas se rió y luego le susurró algo a Damian. Mi corazón se aceleró cuando Justin se detuvo abruptamente y sus manos se cerraron en puños a sus costados. Damian sacudió la cabeza y bufó. — Cuando despiertes, Lucas, sólo recuerda… que tú solito te lo buscaste.
Justin levantó la bandeja de Brody de la mesa y se la pegó a Lucas en la cara, tumbándolo de su silla. Lucas trató de meterse bajo la mesa, pero Justin lo sacó por las piernas y comenzó a golpearlo. Lucas se cubrió y Justin lo golpeó en la espalda. Se arqueaba y volteaba, levantando sus manos al aire, permitiéndole a Justin golpear varias veces su cara. La sangre comenzó a fluir y Justin se levantó jadeando.— Si te atreves a siquiera mirarla, pedazo de mierda, te voy a romper tu jodida mandíbula. —Gritó Justin. Me estremecí cuando pateó a Lucas una última vez. La mujer que trabaja en la cafetería corrió hacia fuera, sorprendida del desastre sangriento en el suelo.— Lo siento —le dijo Justin, limpiándose la sangre de Lucas en su mejilla. Muchos de los estudiantes se levantaron para ver mejor, otros permanecieron sentados mirando entretenidos. El equipo de fútbol sólo miraba el cuerpo lánguido de Lucas en el piso, sacudiendo sus cabezas. Justin se volteó y Chris se levantó de inmediato, agarrando mi brazo y la mano de Carly, y arrastrándonos por la puerta, detrás de su primo.
Caminamos la corta distancia hasta Morgan Hall, y Carly y yo nos sentamos en los escalones de enfrente, mirando Justin caminar de aquí para allá. — ¿Estás bien, Justin? —Preguntó Chris.
— Sólo… dame un minuto. —Contestó, poniéndose las manos en la cadera mientras caminaba.
Chris se metió las manos en los bolsillos. — Me sorprende que te hayas detenido.
— Pidge dijo que le enseñara modales, Chris. No que lo matara. Necesité todo de mí para detenerme cuando lo hice.
Carly deslizo sus grandes lentes cuadrados de sol para mirar a Justin. — ¿Qué fue lo que dijo Lucas que te puso así, de todos modos?
— Algo que nunca volverá a decir. —Respondió.
Carly miró a Chris, quien se encogió de hombros. — No lo escuché.
Los puños de Justin se tensaron de nuevo. — Voy a regresar adentro.
Chris tomó a Justin por los hombros. — Tu chica está aquí afuera. No necesitas volver a entrar.
Justin me miró, forzándose a sí mismo a calmarse. — Él dijo… todos piensan que Pidge ha… Jesús, no puedo ni decirlo.
— Dilo de una vez. —Murmuró Carly, mirando sus uñas. Brody apareció caminando detrás de Justin, claramente encantado por toda la conmoción. — Cada chico de Eastern U quiere con ella porque logró conseguir al indomable Justin Bieber. —Se encogió de hombros— Es lo que están diciendo allí adentro, al menos.
Justin pasó por al lado de Brody, dirigiéndose a la cafetería. Chris corrió hacia él, tomándolo por el brazo. Justin le tiró un golpe pero Chris lo esquivó y mis manos inmediatamente volaron a mi boca. Mis ojos fueron a Carly , que se encontraba inafectada, acostumbrada a su rutina. Sólo se me ocurrió una cosa para detenerlo.
Me levanté de las escaleras, corrí hacia él y me puse en su camino. Le brinqué encima, enredando mis piernas en su cintura, él me sostuvo por los muslos mientras yo tomaba su cara, plantando un largo y profundo beso en sus labios. Pude sentir como su ira se iba desvaneciendo con el beso, y cuando me separé supe que ya había ganado. — No nos importa lo que piensen, ¿recuerdas? No puedes empezar ahora. —dije, sonriendo con confianza. Poseía un mayor efecto en él de lo que creía posible.
— No puedo permitirles hablar así de ti, Pigeon. —dijo con su ceño fruncido. Me puso de nuevo en el suelo.
Deslicé mi brazo dentro del suyo, entrelazando nuestros dedos en su espalda. — ¿Así como? Ellos piensan que tengo algo especial porque tú nunca te habías asentado antes. ¿No estás de acuerdo con eso?
— Por supuesto que sí, solamente no soporto el pensar en que cada tipo en este colegio quiere estar contigo por eso. —Presionó su frente contra la mía— Esto me va a volver loco. Ya me puedo dar cuenta.
— No dejes que te afecten, Justin. —dijo Chris— No puedes pelear con todo el mundo.
Justin suspiró. — Todo el mundo. ¿Cómo te sentirías tú si todo el mundo piensa en Carly de esa manera?
— ¿Quién dice que no lo hacen? —dijo Carly ofendida. Todos nos reímos y ella hizo una mueca— No estaba bromeando.
{maratón 1/5}
Justin entró, amarrando la toalla alrededor de su cintura salpicada de agua, sonreí y le tendí el teléfono.
— Es para ti.
Me besó antes de mirar la pantalla, y luego negó con la cabeza. — ¿Si? Era mi novia, ¿Qué necesitas, Megan? —Escuchó por un momento para después sonreír— Bueno, ¿Qué te puedo decir? Pigeon es especial. —Luego de una larga pausa, rodó los ojos. Sólo me podía imaginar lo que ella estaba diciendo— No seas una perra, Megan. Escucha, no puedes llamarme más… Bueno, el amor hace eso. —dijo, mirándome cariñosamente— Sí, con ____. Es en serio Megan, no más llamadas… Hasta luego.
Lanzó el teléfono a la cama, y se sentó a mi lado. — Estaba un poco molesta. ¿Te dijo algo?
— No, solamente preguntó por ti.
— Borré los pocos números que tenía en mi teléfono, pero supongo que eso no les impide seguir llamándome. Si no lo averiguan por sí solas, yo se los aclaro.
Me miró con curiosidad, y no pude evitar sonreír. Nunca había visto este lado de él. — Confío en ti, ¿lo sabes?
Presionó sus labios con los míos. — No te culparía si esperas que me gane tu confianza.
— Tengo que ir a la ducha. Ya me perdí una clase.
— ¿Ves? Ya estoy siendo una buena influencia.
Me levanté, y él tiró de la sabana. — Megan dijo que este fin de semana va haber una fiesta de Halloween en The Red Door. Fui con ella el año pasado, estuvo divertido.
— Estoy segura de ello. —dije, levantando una ceja.
— Sólo digo que hubo bastante gente. Tienen torneos en la piscina y bebidas baratas… ¿Quieres ir?
— En realidad no soy… No soy de las que se disfrazan. Nunca lo he sido.
— Yo tampoco, simplemente voy. —Se encogió de hombros.
— ¿Todavía vamos a los bolos esta noche? —Pregunté, cuestionando si la invitación era sólo una excusa para pasar tiempo a solas conmigo, lo cual ya no era necesario.
— ¡Claro que sí! ¡Y te voy a patear el trasero, también!
— No esta vez. Tengo un nuevo súper poder.
Se rió. — ¿Y cuál es? ¿Lenguaje rudo?
Me incliné para besar su cuello, luego moví mi lengua hasta su oreja, besando su lóbulo. Se congeló en su lugar.— La distracción. —Murmuré en su oído. Agarró mis brazos y me empujó sobre mi espalda.
— Vas a perderte otra clase.
Finalmente, luego de convencerlo de abandonar el apartamento a tiempo de ir a la clase de Historia, corrimos al campus y nos deslizamos en nuestros asientos justo cuando el profesor Cheney comenzaba. Justin volteó su gorra de béisbol hacia atrás y plantó un beso en mis labios, justo en frente de todos. En el camino hacia la cafetería, sostuvo mi mano con la suya, entrelazando nuestros dedos mientras caminábamos. Se veía tan orgulloso de sostener mi mano, anunciándole al mundo que finalmente estábamos juntos. Brody lo notó, miró hacia nuestras manos y me mostró una ridícula sonrisa. Él no fue el único, nuestra simple muestra de cariño provocó miradas y murmullos de las personas mientras íbamos pasando.
En la puerta de la cafetería, Justin inhaló su cigarro una última vez y me miró, notando mi desconfianza. Carly < y Chris ya estaban dentro, y Brody había encendido otro cigarro, dejándonos a mí y Justin solos al entrar. Estaba segura que el rumor había alcanzado todo un nuevo nivel al momento en que Justin me besó en plena vista de todos en la clase de Historia, y mi miedo de entrar a la cafetería no me abandonaba.
— ¿Qué sucede, Pigeon? —Preguntó, jalando de mi mano.
— Todos nos están mirando.
Llevó mis manos a su boca y besó mis dedos. — Se les va a pasar. Solamente es el shock inicial. ¿Recuerdas cuando empezamos a salir juntos? Su curiosidad murió luego de un tiempo, y se acostumbraron a vernos juntos. Vamos. —dijo, y me jaló hacia adentro. Una de las razones por la cual escogí Eastern U fue por su modesta población, pero el desesperado interés por escándalos que venía con ello era extenuante a veces. Era un completo chiste; todos eran consientes de cuan ridículo era el rumor, pero aun así, todos participaban en él.
Nos sentamos con nuestra comida en los lugares de siempre. Carly me dio una sonrisa intuitiva. Ella conversó como si todo estuviera normal, pero los jugadores de fútbol en la otra punta de la mesa me miraban como si me estuviera quemando. Justin golpeó mi manzana con su cubierto. — ¿Vas a comerte eso, Pidge?
— No, puedes tenerla, bebé.
Mis orejas ardieron cuando la cabeza de Carly se giró bruscamente para verme.
— Simplemente salió. —dije, sacudiendo la cabeza. Miré a Justin, y su expresión era una mezcla entre amor y diversión. Habíamos utilizado ese término unas cuantas veces esa mañana, y no se me ocurrió que era nuevo para todos los demás hasta que salió de mi boca.
— Acaban de alcanzar el nivel de irritantemente lindo. —Carly sonrió.
Chris tocó mi hombro, — ¿Te quedarás esta noche? —Preguntó, sus palabras se mezclaban con el pan en su boca— Prometo no salir de mi cuarto a insultarte.
— Estabas defendiendo mi honor, Chris. Estás perdonado. —dije.
A pesar del exceso de velocidad y la infracción de señales, el paseo hasta el apartamento parecía no tener fin. Cuando finalmente llegamos, Justin me cargó por las escaleras. Me reí contra sus labios mientras intentaba abrir la puerta. Cuando me puso de pie y cerró la puerta detrás de nosotros, dejó escapar un largo suspiro, aliviado.— No ha parecido como un hogar desde que te fuiste. —dijo, besando mis labios. Toto correteó por el pasillo y meneó su pequeña cola, pateando mis piernas. Le susurré mientras lo levantaba del suelo.
La cama de Chris chilló, y luego sus pisadas resonaron en el piso. Su puerta se abrió mientras entrecerraba los ojos por la luz. — ¡A la mierda no, Bieber, no estás haciendo esta mierda! Estás enamorado de _... —sus ojos se enfocaron y reconoció su error, —...___. Hola, _____.
— Hey, Chris. —sonreí, dejando a Toto en el suelo.
Justin pasó conmigo junto a su, todavía sorprendido, primo, y pateó la puerta cerrándola detrás de nosotros, tirando de mí en sus brazos y besándome sin pensarlo dos veces, como si lo hubiéramos hecho un millón de veces. Le quité la camisa sobre su cabeza, y él deslizó mi chaqueta por mis hombros. Dejé de besarle el tiempo suficiente para quitarme el jersey y camiseta, y luego me estrellé contra él. Nos desnudamos el uno al otro, y en cuestión de segundos, me colocó en su colchón. Alcé mi mano por encima de mi cabeza para abrir su cajón y sumergir la mano en el interior, buscando algo.
— Mierda —dijo, jadeando y frustrado— Me deshice de ellos.
— ¿Qué? ¿De todos? —Suspiré.
— Pensé que tú no... Si no estaba contigo, no los necesitaría.
— ¡Me estás tomando el pelo! —dije, dejando caer la cabeza contra la cabecera.
Su frente cayó sobre mi pecho. — Considérate lo opuesto a una conclusión inevitable.
Sonreí y lo besé. — ¿Nunca has estado con nadie sin uno?
Él negó con la cabeza. — Nunca. —Miré alrededor por un momento, perdida en mis pensamientos. Se echó a reír ante mi expresión— ¿Qué estás haciendo?
— Shh, estoy contando. —Justin me miró por un momento, y luego se inclinó para besarme el cuello— No me puedo concentrar, mientras tú estás haciendo esto... —suspiré— veinticinco y dos días... —respiré.
Justin se echó a reír. — ¿De qué diablos estás hablando?
— Estamos bien —dije, deslizándome directamente debajo de él.
Apretó su pecho contra el mío, y me besó tiernamente. — ¿Estás segura?
Dejé que mis manos se deslizaran desde sus hombros hasta su trasero y tiré de él hacia mí. Cerró los ojos y dejó escapar un gemido largo y profundo. — Oh, Dios mío, ____—suspiró. Se balanceó contra mí de nuevo, otro gemido emanó de su garganta— Mierda, te sientes increíble.
— ¿Es diferente?
Me miró a los ojos. — Es diferente contigo, de cualquier modo, pero… —Tomó una respiración profunda y tensa de nuevo, cerrando los ojos por un momento— Nunca voy a ser el mismo después de esto. —Sus labios buscaron por cada centímetro de mi cuello, y cuando encontraron el camino a mi boca, hundí mis manos en los músculos de sus hombros, perdiéndome en la intensidad del beso. Justin llevó mis manos encima de mi cabeza y entrelazó sus dedos con los míos, apretando mis manos con cada embestida. Sus movimientos se hicieron un poco más duros, y yo clavé las uñas en sus manos, tensando mis entrañas con una fuerza increíble. Grité, mordiéndome los labios y apretando los ojos.
— _____—susurró, sonando compungido— necesito un... necesito...
— No te detengas. —supliqué. Se balanceó en mí otra vez, gimiendo tan fuerte que le tapé la boca. Después de unas cuantas respiraciones, me miró a los ojos, y me besó una y otra vez. Sus manos ahuecaron cada lado de mi cara y luego me besó otra vez, más lento, más tierno. Tocó con sus labios mi boca, mis mejillas, frente, nariz y, finalmente, volvió a mis labios. Le sonreí y suspiré, embargándome en el agotamiento. Justin me puso junto a él, colocando las sábanas sobre nosotros. Apoyé la mejilla contra su pecho y me besó la frente una vez más, aferrando sus dedos en mi espalda.
— No te vayas esta vez, ¿vale? Quiero despertar tal como ahora en la mañana.
Besé su pecho, sintiéndome culpable porque tuviera que pedirlo. — No iré a ninguna parte.
Desperté sobre mi estómago, desnuda y enredada en las sabanas de Justin Bieber. Mantuve mis ojos cerrados, sintiendo como sus dedos acariciaban mi brazo y espalda. Suspiró profundo, contento, y habló en voz baja. — Te amo, _____ Voy a hacerte feliz, lo juro— La cama se hundió al moverse, y luego sus labios se movieron en lentos y cortos besos hacia mi espalda. Me quedé quieta, y justo cuando iba a alcanzar la piel debajo de mi oreja, me abandonó y caminó hacia el baño al otro lado de la habitación. Sus pasos se escuchaban tranquilos por el pasillo, y las tuberías chillaron con la presión del agua en la regadera. Abrí los ojos y me senté, estirándome. Cada músculo en mi cuerpo dolía, músculos que ni siquiera sabía que tenía. Sostuve la sabana contra mi pecho y miré hacia la ventana, viendo como hojas amarillas y rojas caían en espiral desde las ramas hasta el suelo. Su celular vibró en algún lugar en el piso, y luego de buscarlo torpemente por el desastre de ropa en el suelo, lo encontré en el bolsillo de sus jeans. En la pantalla sólo aparecía un número, sin nombre.
— ¿Hola?
— Se encuentra… Se encuentra Justin?
— Está en la ducha, ¿quieres dejarle un mensaje?
— Claro que lo está. Dile que Megan llamó, ¿podrías?
Cuando nos paramos frente a la entrada de Morgan Hall, la misma tristeza que sentí la noche que me fui de la casa me consumía. Sabía que era ridículo ser tan emocional, pero cada vez que hacía algo para alejarlo, estaba aterrorizada de que funcionara. Me acompañó hasta la puerta y saqué las llaves, evitando sus ojos. Cuando ya tenía el metal en la mano, su mano de repente fue a mi mentón, el pulgar tocando suavemente mis labios.
— ¿Él te beso? —Preguntó. Me alejé, sorprendida de que sus dedos causaran una sensación de ardor que quemaba todos los nervios desde mi boca a mis pies. —Tú sí que sabes cómo arruinar una noche perfecta, ¿no?
— Pensaste que fue perfecto, ¿eh? ¿Significa eso que lo pasaste bien?
— Siempre lo hago cuando estoy contigo.
Miró al suelo, juntando las cejas. — ¿Te besó?
— Sí. —suspiré irritada.
Entrecerró los ojos. — ¿Eso es todo?
— ¡Eso no es asunto tuyo! —dije, tirando la puerta.
Justin la empujó cerrándola y se puso en mi camino, con una expresión de disculpa. — Necesito saber.
— No, ¡no lo necesitas! ¡Muévete, Justin!
— Pigeon...
— ¿Crees que porque ya no soy virgen voy a lanzarme a cualquier otro? ¡Gracias! —dije, empujándolo.
— Yo no he dicho eso, ¡Maldita sea! ¿Es mucho pedir por un poco de paz mental?
— ¿Por qué te daría tranquilidad saber si estoy durmiendo con Drake?
— ¿Cómo no lo sabes? ¡Es obvio para todos los demás, menos para ti! —dijo, exasperado.
— Supongo que soy una idiota, entonces. Estás brillante esta noche, Justin—dije, alcanzando la manilla de la puerta. Agarró mis hombros. — La forma en que me siento por ti... es una locura.
— Acertaste en la parte de la locura —espeté, alejándome de él.
— Practiqué en mi cabeza todo el tiempo que estuvimos en la moto, así que escúchame —dijo.
— Justin…
— Sé que estamos jodidos, ¿De acuerdo? Soy impulsivo y tengo mal genio, y te metiste bajo mi piel como nadie más. Actúas como si me odiaras un minuto, y luego como si me necesitaras al siguiente. Nunca acierto en nada, y no te merezco... pero estoy malditamente enamorado de ti, ____. Te amo más de lo que he querido a nadie ni nada, nunca. Cuando estás cerca, no necesito alcohol, ni dinero, ni lucha, o algo de una sola noche... todo lo que necesito es a ti. Tú eres en todo lo que pienso. Eres todo lo que soñé. Eres todo lo que quiero.
Mi plan para fingir ignorancia fue un fracaso épico. No podía pretender ser impermeable cuando él había puesto todas sus cartas sobre la mesa. Cuando nos conocimos, algo dentro de los dos había cambiado, y era que nos necesitábamos el uno al otro. Por razones desconocidas para mí, yo era su excepción, y por mucho que habían tratado de luchar contra mis sentimientos, él era la mía. Él negó con la cabeza, acunó mi rostro con sus manos, y me miró a los ojos. — ¿Te has acostado con él?
Ardientes lágrimas llenaron mis ojos cuando negué con la cabeza. Estampó su boca contra la mía y su lengua entró sin dudarlo. Incapaz de controlarme a mí misma, agarré su camisa con los puños, y tiré de él hacia mí. Gimió con su increíble voz profunda, y se apoderó de mí con tanta fuerza que era difícil respirar.
Se retiró, sin aliento. — Llama a Drake. Dile que no quieres verlo nunca más. Dile que estás conmigo.
Cerré los ojos. — No puedo estar contigo, Justin.
— ¿Por qué diablos no? —dijo, soltándome.
Negué con la cabeza, temiendo de su reacción a la verdad. Él se rió una vez. — Increíble. La única chica que yo quiero, y ella no me quiere. —Tragué saliva, sabiendo que tendría que acercarme más a la verdad que tenía desde hace meses. — Cuando Carly y yo nos mudamos aquí, fue sabiendo que mi vida daría un giro en una forma determinada. O más bien, que no resultaría de cierta manera. Las peleas, el juego, la bebida... es lo que dejé atrás. Cuando estoy cerca de ti... todo está allí para mí en un irresistible y tatuado paquete. No me mude cientos de kilómetros para vivir todo de nuevo.
Tomó mi barbilla para que lo enfrentara. — Yo sé que mereces más que yo. ¿Crees que no lo sé? Pero si hay alguna mujer que se hizo para mí... eres tú. Haré todo lo que tenga que hacer, Pidge. ¿Me oyes? Haré cualquier cosa.
Me aparté, avergonzada de no poder decirle la verdad. Era yo quien no era lo suficientemente buena. Yo sería quien arruinaría todo, arruinándolo a él. Él me odiaría un día, y yo no podría ver la mirada en sus ojos cuando llegara a esa conclusión. Mantuvo la puerta cerrada con una mano. — Dejaré de pelear al segundo que me gradúe. No voy a beber una sola gota de nuevo. Te haré feliz siempre, Pigeon. Si sólo creyeras en mí, yo puedo hacerlo.
— No quiero que cambies.
— Entonces dime qué hacer. Dime y lo haré —declaró él. Cualquier idea de estar con Drake se había ido, y yo sabía que era a causa de mis sentimientos por Justin. Pensé en los diferentes caminos que mi vida tomaría desde ese momento—confiando en Justin con un salto de fe y arriesgándome a lo desconocido, o sacándolo completamente y sabía exactamente dónde iba a terminar, en una vida sin él—cualquier decisión me aterraba.
— ¿Me prestas el teléfono? —Le pregunté.
Justin frunció el ceño, confundido. — Por supuesto —dijo, sacando su teléfono del bolsillo, entregándomelo. Marqué, y luego cerré los ojos mientras sonaba en mis oídos.
— ¿Justin? ¿Qué demonios? ¿Sabes qué hora es? —Contestó Drake. Su voz era profunda y ronca, y al instante sentí que mi corazón vibraba en mi pecho. No se me había ocurrido que él sabría que yo había llamado desde el teléfono de Justin. Mis siguientes palabras encontraron su camino de alguna manera hacia mis temblorosos labios.
— Lo siento por llamar tan temprano, pero esto no podía esperar. Yo... no puedo ir a cenar contigo el miércoles.
— Son casi las cuatro de la mañana, _____. ¿Qué está pasando?
— No puedo verte de nuevo, de hecho.
— ___*...
— Estoy… bastante segura de que estoy enamorada de Justin—dije, preparándome para su reacción. Después de unos momentos de inquietante silencio, me colgó el teléfono en mi oído. Mis ojos todavía se centraban en el pavimento, le pasé el teléfono a Justin, y luego a regañadientes miré su expresión. Una combinación de confusión, shock, y adoración se configuraba en su rostro.— Colgó el teléfono —hice una mueca. Echó un vistazo a mi cara con cuidado, con esperanza en sus ojos.
— ¿Me amas?
— Son los tatuajes. —me encogí de hombros. Una amplia sonrisa se extendió por su cara, haciendo que le aparecieran hoyuelos en las mejillas. — Ven conmigo a casa —dijo, envolviéndome en sus brazos.
Mis cejas se alzaron. — ¿Dijiste todo eso para tenerme en tu cama? Debí haberte dado una gran impresión.
— Lo único que estoy pensando ahora mismo es en tenerte en mis brazos toda la noche.
— Vamos. —sonreí.
Me apoyé en la pared. — ¿Estaría loca si no fuera con ninguno?
— No, yo estaría increíble e irrevocablemente cabreada. Eso sería motivo para una pelea de gatos, _____.
— Entonces creo que iré —le dije, metiendo la llave en la cerradura. Mi celular sonó y una imagen de Justin haciendo una mueca apareció en la pantalla— ¿Hola?
— ¿Estás tu casa, ya?
— Sí, él me dejó hace cinco minutos.
— Voy a estar allí en cinco más.
— ¡Espera! ¿Justin? —dije después de que él había colgado.
Carly se echó a reír. — Acabas de tener una decepcionante cita con Drake, y sonríes cuando Justin te llama. ¿Está realmente así de denso?
— Yo no sonreí —protesté— Viene para acá. ¿Te reunirás con él afuera y le dirás que me fui a la cama?
— Tú lo harás, y no yo... ve a decírselo tú misma.
— Sí, Carly, que salga yo misma a decirle que ya estoy en la cama funcionará muy bien. —Ella me dio la espalda, caminando a su habitación. Levanté las manos, dejándolas caer sobre mis muslos— ¡Carly! ¿Por favor?
— Que se diviertan, _____—sonrió y desapareció en su habitación.
Bajé las escaleras y vi a Justin en su motocicleta, estacionada en la escalinata. Llevaba una camiseta blanca con obras de arte negro, lo que destacaba los tatuajes en sus brazo.
— ¿No tienes frío? —Le pregunté, tirando de mi estrecha chaqueta.
— Te ves bien. ¿Tuviste un buen día?
— Uh... sí, gracias —dije, distraída— ¿Qué estás haciendo aquí?
Movió el acelerador y el motor rugió. — Iba a dar un paseo para despejarme la mente. Quiero que vengas conmigo.
— Hace frío, Justin.
— ¿Quieres que vaya a buscar el coche de Chris?
— Iremos a los bolos mañana. ¿No puedes esperar hasta entonces?
— Pasé de estar junto a ti cada segundo del día para verte durante diez minutos si tengo suerte.
Sonreí y negué con la cabeza. — Sólo han pasado dos días, Justin.
— Te echo de menos. Mueve tu trasero al asiento y vámonos. — No podía negarlo. Yo también lo echaba de menos. Más de lo que le admitiría. Me subí el cierre de la chaqueta y me subí detrás de él, deslizando mis dedos a través de las trabillas de su pantalón. Puso mis muñecas en su pecho y luego las cruzó. Una vez que se convenció de que lo sostenía con fuerza suficiente, quitó sus manos, y corrimos por la carretera. Apoyé la mejilla contra su espalda y cerré los ojos, respirando su olor. Me recordó a su apartamento, y sus cosas, y la forma en que olía cuando andaba con una toalla alrededor de su cintura. La ciudad pasaba borrosa por delante de nosotros, y no me importaba lo rápido que iba al volante, o el frío del viento que azotaba mi piel, no estaba prestando atención a donde estábamos. Lo único que podía pensar era en su cuerpo contra el mío. No teníamos ningún destino o tiempo, y anduvimos por las largas calles después de haber abandonado todo, excepto a nosotros.
Justin se detuvo en una gasolinera y se estacionó. — ¿Quieres algo? —Preguntó. Negué con la cabeza, bajándome de la motocicleta para estirar las piernas. Él me miró cuando rastrillaba mi cabello con mis dedos, y sonrió.— Déjalo. Estás jodidamente hermosa.
— Sólo si me pones en un video de principio de los ochenta. —dije. Se echó a reír, y luego bostezó, espantando a las polillas que zumbaban a su alrededor. El inyector hizo clic, sonando más fuerte de lo que debería en una noche tranquila. Parecía que éramos las únicas dos personas en la tierra. Saqué mi teléfono móvil para comprobar la hora. — Oh, Dios mío, Justin. Son las tres de la mañana.
— ¿Quieres que volvamos? —Preguntó, con el rostro ensombrecido por la decepción.
Yo apreté los labios. — Será lo mejor.
— ¿Todavía iremos esta noche a los bolos?
— Te dije que lo haría.
— Y todavía irás a la Sig Tau conmigo en un par de semanas, ¿verdad?
— ¿Estás insinuando que yo no sigo mi palabra? Me parece un poco insultante.
Sacó la boquilla del tanque y la conectó en su base. — Simplemente ya no sé lo que vas a hacer.
Se sentó en su motocicleta y me ayudó a subir detrás de él. Puse en mis dedos en los bucles de su cinturón y luego lo pensé mejor, envolviendo mis brazos alrededor de él. El suspiró y se irguió en el asiento, reacio a arrancar el motor. Sus nudillos se volvieron blancos mientras sostenía las manillas. Tomó aire, como para empezar a hablar, y luego negó con la cabeza.— Eres importante para mí, ya sabes. —dije, apretándome a él.
— No te entiendo, Pigeon. Pensé que conocía a las mujeres, pero eres tan jodidamente confusa que ya no sé a qué te refieres.
— Yo no te entiendo, tampoco. Se supone que debes ser el hombre mujeriego del Eastern. No estoy recibiendo la experiencia completa de primer año que prometieron en el folleto. —me burlé.
— Bueno, eso es lo primero. Nunca había tenido que dormir con una chica para que ella quisiera que la dejara en paz —dijo, manteniendo su espalda hacia mí.
— Eso no es lo que fue, Justin. —mentí, avergonzada de que él hubiese adivinado mis intenciones sin darse cuenta de cuánta razón tenía. Él negó con la cabeza y encendió el motor, volviendo a la calle. Condujo inusualmente lento, deteniéndose en todas las luces amarillas, tomando el camino largo al campus.
Nos sentamos en la mesa, comiendo comida china para llevar. Me relajé al estar con él después de un rato, y me recordó lo encantador que era. Me sentí más ligera, casi risueña, un marcado cambio con respecto al inicio. Por más que intentaba empujar el pensamiento de mi cabeza, no podía negar que mi plan con Justin había iluminado mi estado de ánimo. Después de la cena, nos sentamos en el sofá a ver una película, pero antes de terminar los créditos del principio, Drake me tenía sobre mi espalda. Me alegré de haber elegido usar los vaqueros, no habría sido capaz de defenderme con la misma facilidad en un vestido. Sus labios viajaron a mi clavícula, y su mano se detuvo en mi cinturón. Torpemente trabajó para abrirlo, y una vez que lo logró, me deslicé por debajo de él para ponerme de pie.
— ¡Está bien! Creo que es todo lo que pasará esta noche —le dije, abrochándome el cinturón.
— ¿Qué?
— Primera base.... ¿Segunda base? No importa. Es tarde, es mejor que me vaya.
Se sentó y se apoderó de mis piernas. — No te vayas, ___*. No quiero que pienses que por eso te traje aquí.
— ¿No es así?
— Por supuesto que no —dijo, tirando de mí hacia su regazo— Eres todo en lo que he pensado durante dos semanas. Me disculpo por ser impaciente. Me besó en la mejilla, y me incliné a él, sonriendo cuando su aliento me hizo cosquillas en el cuello. Me volví hacia él y apreté los labios contra los suyos, intentando con todas mis fuerzas sentir algo, pero no lo hice. Me aparté de él y suspiré. Drake frunció el ceño. — Dije que lo siento.
— Te dije que era tarde.
Nos dirigimos a Morgan, Drake me apretó la mano después de que me dio un beso de buenas noches. — Vamos a intentarlo de nuevo. ¿En Biasetti mañana?
Apreté los labios. — Iré a los bolos con Justin mañana.
— El miércoles, ¿entonces?
— El miércoles es genial. —le dije, ofreciéndole una sonrisa artificial.
Drake se removió en su asiento. Él estaba pensando en algo. — ¿____? Hay una fiesta de parejas en un par de fin de semana en la Casa...
Mi interior se estremeció, temiendo la discusión que inevitablemente tendría.
— ¿Qué? —Preguntó, riendo nerviosamente.
— No puedo ir contigo. —le dije, saliendo fuera del coche.
Él me siguió, encontrándome en la entrada de Morgan. — ¿Tienes planes?
Hice una mueca. — Tengo planes... Justin ya me lo preguntó.
— ¿Justin te preguntó qué?
— Para la fiesta de parejas. —le expliqué, un poco frustrada.
La cara de Drake se sonrojó, y cambió su peso. — ¿Irás a la fiesta con Justin? Él no va a esas cosas. Y ustedes son sólo amigos. No tiene sentido que vayas con él.
— Carly no irá con Chris a menos que yo vaya.
Se relajó. — Entonces puedes ir conmigo. —sonrió, entrelazando sus dedos con los míos.
Hice una mueca ante su solución. — No puedo cancelarle a Justin, y luego ir contigo.
— No veo el problema —se encogió de hombros— Puedes estar ahí por Carly, y Justin no tendrá que asistir. Él es un firme defensor de no ir a las fiestas de citas. Piensa que son una plataforma para que nuestras parejas nos obliguen a declarar una relación.
— Era yo la que no quería ir. Él me convenció.
— Ahora tienes una excusa. —se encogió de hombros. Era desesperante su confianza de que me haría cambiar de opinión.
— Yo no quería ir en absoluto.
La paciencia de Drake se había agotado. — Sólo para ser claro, no quieres ir a la fiesta de citas. Justin quiere ir, él te lo pidió, y ¿no lo cancelarás a él para ir conmigo, a pesar de que no querías ir en primer lugar?
Me costó enfrentarme a su fulgor. — No le puedo hacer eso, Drake, lo siento.
— ¿Entiendes lo que es una fiesta de parejas? Es algo para que vayas con tu novio.
Su tono condescendiente hizo que cualquier empatía que sintiese por él desapareciera. — Bueno, yo no tengo novio, así que técnicamente no debería ir en absoluto.
— Pensé que íbamos a intentarlo de nuevo. Pensé que había algo.
— Estoy tratando.
— ¿Qué esperas que haga? ¿Qué me siente solo en casa mientras tú estás en la fiesta de mi fraternidad con otra persona? ¿Debería preguntarle a otra chica?
— Puedes hacer lo que quieras. —le dije, irritada con su amenaza.
Levantó la mirada y meneó la cabeza. — Yo no quiero pedírselo a otra chica.
— No espero que no vayas a tu propia fiesta. Nos veremos allí.
— ¿Quieres que se lo pida a otra persona? Y tú vas con Justin. ¿No ves cuán completamente absurdo es?
Me crucé de brazos, lista para una pelea. — Le dije que iría con él antes de que tú y yo comenzáramos a salir, Drake. No puedo cancelarlo.
— No puedes, ¿o no quieres?
— Da lo mismo. Lamento que no lo entiendas.
Abrí la puerta a Morgan, y Drake puso su mano sobre la mía.
— Muy bien —suspiró con resignación— Esto es obviamente un asunto con el que voy a tener que lidiar. Justin es uno de tus mejores amigos, yo lo entiendo. No quiero que esto afecte nuestra relación. ¿De acuerdo?
— Bien —dije, asintiendo con la cabeza.
Abrió la puerta y me indicó que caminara, besando mi mejilla antes de que entrara. — ¿Nos vemos el miércoles a seis?
— A las seis. —sonreí, despidiéndome mientras caminaba por las escaleras.
Carly estaba saliendo de la ducha cuando doblé la esquina, y sus ojos se iluminaron cuando me reconoció. — ¡Hey, pollita! ¿Cómo te fue?
— No muy bien. —dije, desanimada.
— Uh, oh.
— No le digas a Justin, ¿De acuerdo?
Ella resopló. — No lo haré. ¿Qué pasó?
— Drake me pidió que fuera a la fiesta de parejas.
Carly apretó la toalla. — No le cancelarás a Justin, ¿verdad?
— No y Drake no está feliz con eso.
— Comprensible —dijo, asintiendo con la cabeza— También es terriblemente malo.
Carly reunió las hebras de su cabello largo y húmedo sobre un hombro, y las gotas de agua corrieron por su piel desnuda. Ella era una contradicción andante. Se inscribió a Eastern para que ambas estuviéramos juntas. Era mi conciencia autoproclamada, intentando intervenir cuando me daban mis pretensiones de volar fuera de pista. Iba en contra de todo lo que hablamos el hecho de que yo me involucrara con Justin y ella se había convertido en su más entusiasta animadora.
Tal como me temía, mi conducta despreocupada lo hizo enojar. — De hecho, lo fue.
— Vamos... Te dije que no quería ningún tipo de rareza entre nosotros.
Justin tomó una última calada de su cigarrillo y lo arrojó al suelo. — Bueno, si he aprendido algo en los últimos días, es que no siempre se consigue lo que se quiere.
— Hey, ___*—dijo Drake, besando mi mejilla. Justin fulminó a Drake con una mirada asesina.
— ¿Paso por ti a las seis? —dijo Drake.
Asentí con la cabeza. — A las seis.
— Nos vemos en un rato —dijo, continuando hacia la clase. Lo vi alejarse, con miedo a sufrir las consecuencias de los últimos diez segundos.
— ¿Vas a salir con él esta noche? —Demandó Justin, su mandíbula notoriamente apretada bajo la piel.
— Te dije que me iba a invitar a salir después de mi regreso de Morgan. Me llamó ayer.
— Las cosas han cambiado un poco desde esa conversación, ¿no crees?
— ¿Por qué?
Se alejó de mí, y tragué pesado tratando de contener las lágrimas en su lugar. Jusitn se detuvo y se volvió hacia mí, leyendo mi cara. — ¡Es por eso que dijiste que no te echaría de menos más tarde! Sabías que iba a averiguar sobre Drake y tú, y pensaste que... ¿qué? ¿Qué me olvidaría de ti? ¿No confías en mí, o no soy lo suficientemente bueno? Dime, ¡maldita sea! ¡Dime qué *beep* te hice para que hicieras esto!
Me mantuve firme, mirándolo fijamente a los ojos. — No hiciste nada. ¿Desde cuándo el sexo es de vida o muerte para ti?
— ¡Desde que es contigo!
Miré a mi alrededor, al ver que estábamos haciendo una escena. La gente caminaba lentamente, mirando y murmurando entre sí. Sentí que mis orejas ardían, y se extendía por todo mi rostro, haciendo de mis ojos agua. Él cerró los ojos, tratando de recobrar la compostura antes de hablar otra vez. — ¿Es eso? ¿No crees que significó algo para mí?
— Tú eres Justin Bieber.
Negó con su cabeza, disgustado. — Si no supiera mejor, pensaría que me estás echando mi pasado en cara.
— No creo que cuatro semanas constituyan el pasado. —Su rostro se desfiguró y yo me reí— ¡Estoy bromeando! Justin, está bien. Estoy bien, estás bien. No hay necesidad de hacer una gran cosa de esto.
Toda la emoción desapareció de su rostro y respiró hondo por la nariz. — Sé lo que estás tratando de hacer. —Sus ojos se desenfocaron por un momento, perdido en sus pensamientos— Voy a tener que probártelo, entonces. —Sus ojos se entrecerraron mientras miraba los míos, decidido como estaba antes de una de sus peleas— Si piensas que voy a volver a joder a quién se ponga en frente, estás equivocada. No quiero a nadie más. ¿Quieres que seamos amigos? Bien, seamos amigos. Pero tú y yo sabemos que lo que pasó no fue sólo sexo. —Pasó delante de mí y yo cerré los ojos, exhalando el aliento que no sabía que había retenido. Justin me lanzó una mirada, y luego continuó a su próxima clase. Una lágrima se escapó por mi mejilla y rápidamente la sequé. Tenía las miradas curiosas de mis compañeros de clase sobre mi espalda mientras avanzaba hacia la clase. Drake estaba en la segunda fila, y me deslicé al puesto junto a él. Una sonrisa se extendió por su cara. — Estoy deseando que llegue esta noche.
Tomé aire y sonreí, tratando de cambiar el ánimo que quedó por mi conversación con Justin.— ¿Cuál es el plan?
— Bueno, ya estoy instalado en mi apartamento. Pensé que podríamos cenar allí.
— También estoy deseando que llegue esta noche. —dije, tratando de convencerme a mí misma.
Con la negativa de Carly para ayudarme, Khloe fue la renuente elegida a ayudarme a escoger un vestido para mi cita con Drake. Tan pronto como lo puse sobre mi cabeza, me lo arranqué, poniéndome un par de vaqueros en su lugar. Después de pensar en mi fallido plan toda la tarde, no tenía cabeza para vestirme. Teniendo el clima fresco en mente, me puse un delgado suéter cachemira de color marfil sobre una camiseta marrón, y esperé en la puerta. Cuando el brillante Porsche de Drake se detuvo delante de Morgan, me abrí paso hacia afuera antes de que tuviera tiempo para entrar.
— Iba a ir a buscarte. —dijo, decepcionado mientras abría la puerta.
— Entonces, te ahorré un viaje. —le dije, abrochándome el cinturón de seguridad.
Se deslizó a mi lado y se inclinó, tocando cada lado de mi cara, dándome un suave beso en los labios. — Whoa —respiró— He echado de menos tu boca.
Su aliento sabía a menta, su perfume olía increíble, sus manos eran cálidas y suaves, y se veía fantástico en sus pantalones vaqueros y una camisa verde, pero no podía evitar la sensación de que algo faltaba. Esa emoción que había en un principio estaba notablemente ausente, y en silencio maldije a Justin por quitarme esa sensación. Forcé una sonrisa. — Voy a tomar eso como un cumplido.
Su apartamento era exactamente como lo había imaginado: Inmaculado, con costosos artículos electrónicos en todos los rincones, y muy probablemente decorado por su madre.
— ¿Y? ¿Qué piensas? —dijo, sonriendo como un niño presumiendo un juguete nuevo.
— Es fantástico. —asentí con la cabeza. Su expresión cambió de lúdica a profunda, y me tomó en sus brazos, besando mi cuello. Cada músculo de mi cuerpo se tensó. Quería estar en cualquier otro lugar menos en ese apartamento. Mi celular sonó, y le ofrecí una sonrisa de disculpa antes de contestar.
— ¿Cómo va todo, Pidge?
Le di la espalda a Drake y susurré en el teléfono. — ¿Qué es lo que quieres, Justin? —Traté de hacer mi tono severo, pero fue suavizado por mi alivio al escuchar su voz.
— Quiero ir a los bolos mañana. Necesito mi pareja.
— ¿Bolos? ¿No me podrías haber llamado más tarde? —Me sentí como una hipócrita por decir esas palabras, sabiendo que yo había esperado una excusa para mantener los labios de Drake lejos de mí.
— ¿Cómo voy a adivinar cuándo hayas terminado? Oh. Eso no salió bien... —su voz se fue apagando, junto a su diversión.
— Te llamo mañana y podemos hablar de ello, ¿De acuerdo?
— No, no está bien. Has dicho que quieres que seamos amigos, pero ¿no podemos pasar el rato? —Rodé mis ojos, y Justin resopló.
— No ruedes los ojos. ¿Vendrás o no?
— ¿Cómo sabes que rodé los ojos? ¿Me estás acechando? —pregunté, notando las cortinas cerradas.
— Siempre ruedas los ojos. ¿Sí? ¿No? Estás perdiendo tiempo precioso de tu cita.
Me conocía tan bien. Luché contra el impulso de pedirle que me recogiera en ese momento. No pude evitar sonreír ante la idea.
— ¡Sí! —dije en voz baja, tratando de no reírme— Voy a ir.
— Te recogeré a las siete.
Me volví hacia Drake, sonriendo como el gato Cheshire. —¿Justin? —preguntó con una expresión de certeza.
— Sí —fruncí el ceño, atrapada.
— ¿Siguen siendo sólo amigos?
— Seguimos siendo sólo amigos. —asentí con la cabeza una vez.
— ¿Carly? —Respondió Justin, su voz llena de preocupación.
— Soy yo.
La línea estuvo en silencio por varios minutos antes de que finalmente hablara. — ¿Qué mierda pasó contigo anoche? Me desperté esta mañana, y no estabas y tú… ¿sólo te fuiste y no dijiste adiós? ¿Por qué?
— Lo siento. Yo…
— ¿Lo sientes? ¡Te has vuelto loca! No contestas tu teléfono, te escapaste y, qué… ¿por qué? ¡Pensé que finalmente teníamos todo resuelto!
— Sólo necesitaba algo de tiempo para pensar.
— ¿Sobre qué? — Hizo una pausa— ¿Te lastimé?
— ¡No! ¡No es nada por el estilo! En verdad… en verdad lo siento. Estoy segura que Carly te lo dijo. Yo no me despido.
— Tengo que verte —dijo, su voz desesperada.
Suspiré. — Tengo mucho que hacer hoy, Justin. Tengo que desempacar y tengo pilas de ropa que lavar.
— Te arrepientes —dijo él, su voz rota.
— No es… no es eso. Somos amigos. Eso no va a cambiar.
— ¿Amigos? ¿Entonces qué mierda fue anoche? —dijo, la ira fluyendo a través de su voz.
Cerré mis ojos fuertemente. — Sé lo que quieres. Yo simplemente no puedo… hacer eso ahora mismo.
— ¿Así que sólo necesitas tiempo? —preguntó con una voz más calmada— Podrías haberme dicho eso. No tenías que escaparte de mí.
— Sólo parecía la forma más fácil.
— ¿La más fácil para quién?
— No podía dormir. Seguía pensando en cómo sería en la mañana, cargando el auto de Carly y… no pude hacerlo, Justin—dije.
— Ya es suficientemente malo que no vas a estar más aquí. No puedes simplemente salir de mi vida.
Forcé una sonrisa. — Te veré mañana. No quiero que las cosas estén raras, ¿de acuerdo? Sólo necesito solucionar algunas cosas. Eso es todo.
— Está bien —dijo— Puedo hacer eso. —Terminé la llamada y Carly me miró fijamente. — ¿DORMISTE con él? ¡Perra! ¿Ibas a decírmelo siquiera?
Rodé mis ojos y caí contra la almohada. — Esto no es sobre ti, Carly. Esto sólo se convirtió en un complicado desastre.
— ¿Qué tiene de complicado? ¡Ustedes dos deberían estar delirantemente felices, no rompiendo puertas y escondiéndose en sus cuartos!
— No puedo estar con él —susurré, manteniendo mis ojos en el techo. Su mano cubrió la mía, y habló suavemente. — Justin necesita trabajar. Créeme, entiendo cada una de las reservas que tienes sobre él, pero mira cuánto ha cambiado por ti hasta ahora. Piensa en las últimas dos semanas, ____. Él no es Mick.
— ¡Yo soy Mick! Me involucré con Justin y todo por lo que hemos trabajado… ¡poof! —Troné mis dedos— ¡Justo así!
— Justin no dejará que eso pase.
— No depende de él, ¿no es así?
— Vas a romper su corazón, ____. ¡Vas a romper su corazón! La única chica en la que confía lo suficiente como para enamorarse, ¡Y vas a clavarlo a la pared!
Me giré lejos de ella, incapaz de ver la expresión que iba con el tono de súplica en su voz. — Necesito el final feliz. Por eso vinimos aquí.
— No tienes que hacer esto. Podría funcionar.
— Hasta que mi suerte se esfume.
Carly levantó sus manos, dejándolas caer en su regazo. — Jesús, ____, no empieces con esa mierda otra vez. Ya hablamos sobre esto.
Mi teléfono sonó, y miré la pantalla. — Es Drake.
Ella negó con la cabeza. — Todavía estamos hablando.
— ¿Hola? —Respondí, evitando la mirada de Carly.
— ¡___*! ¡Día uno de libertad! ¿Cómo se siente? —dijo.
— Se siente… libre —dije, incapaz de reunir un poco de entusiasmo.
— ¿Cena mañana en la noche? Te he extrañado.
— Sí —me limpié la nariz con mi manga— Mañana es genial.
Después de colgar el teléfono, Carly frunció el ceño. — Él va a preguntarme cuando regrese —dijo ella— Va a querer saber de qué hablamos. ¿Qué se supone que le diré?
— Dile que voy a mantener mi promesa. Para a esta hora mañana, él no me extrañará.
Dos mesas más atrás, una mesa del fondo. Carly y Chris apenas eran visibles desde mi asiento, y yo encorvada, miraba fijamente hacia Justin quien miraba la silla vacía que yo solía ocupar antes de sentarse en el extremo de la mesa. Me sentía ridícula por esconderme, pero no estaba preparada para sentarme frente a él por una hora entera. Cuando terminé mi comida, tomé una respiración profunda y salí afuera donde Justin estaba terminando su cigarrillo. Me había pasado toda la noche tratando de formar un plan para volver a comenzar donde estábamos antes. Si yo trataba nuestro encuentro de la manera que él consideraba el sexo en general, podría tener una buena oportunidad. En el plan corría el riesgo de perderlo, pero esperaba que su enorme ego masculino lo obligara a jugar de la misma manera. — Hey —le sonreí.
Hizo una mueca. — Hey. Pensé que estabas en el almuerzo.
— Tuve que entrar y salir rápido, tengo que estudiar. —me encogí de hombros, haciendo mi mejor esfuerzo por parecer casual.
— ¿Necesitas ayuda?
— Es Cálculo. Creo que puedo manejarlo.
— Puedo simplemente ofrecerte apoyo moral —sonrió, hundiendo su mano en el bolsillo. Los músculos sólidos en su brazo se tensaron con el movimiento, y el recuerdo de su flexión cuando se impulsaba en mi interior se repitió con gran detalle en mi cabeza.
— Er... ¿Qué? —Pregunté, desorientada por el repentino pensamiento erótico que había brillado en mi mente.
— ¿Se supone que debemos pretender que la otra noche nunca sucedió?
— No, ¿Por qué? —Fingí confusión y él suspiró, frustrado por mi comportamiento.
— No sé... ¿Por qué tomé tu virginidad? —Se inclinó hacia mí, diciendo las palabras en voz baja.
Rodé los ojos. — Estoy segura de que no es la primera vez que desfloras una virgen, Justin.